madrid - En estos tiempos de fugacidad y consumo rápido, Rayden (David Martínez Álvarez) está metido con toda profundidad en su propia trilogía de la palabra, que dos años después de Antónimo tiene continuidad desde ayer con Sinónimo (Warner Music), su segunda entrega en forma de nuevo álbum.

Evitando “ir de falso humilde”, defiende Rayden, explica que este es su primer disco grabado con su propia banda al completo. Además, él mismo se ha encargado de la producción, “añadiendo texturas e instrumentación” y dejándose acompañar en las colaboraciones por artistas tan variopintos como Iván Ferreiro, Andrés Suárez, Pablo López, Rufus T. Firefly y Bely Basarte.

A lo largo de las catorce canciones de Sinónimo, toca Rayden multitud de temáticas, destacando por ejemplo la de la censura en Habla bajito, una canción que “nació la misma semana que imputaron a un artista y a un grupo, que secuestraron el libro de Fariña de las librerías, que retiraron un cuadro de Arco y que se murió Forges”. En esa sucesión de acontecimientos se inspiró Rayden para hacer esta “crítica también a la autocensura que se están imponiendo algunos” porque, a su juicio, “un artista no tiene que ser panfletario pero se tiene que mojar. La lengua de un artista, si se moja poco se seca y si se moja mucho se pudre”, lanza.

La violencia de género también tiene su lugar en Caza de pañuelos, que ejerció como primer single el pasado otoño y cuyos beneficios se destinaron “para una asociación de mujeres supervivientes de la violencia machista. Violencia machista, ni violencia doméstica, ni crimen pasional”, remarca. Y aún prosigue a este respecto: “Hemos nacido en una sociedad y en un sistema machista. Por eso todavía nadie es feminista, luchamos por serlo. Hombres y mujeres seguimos aprendiendo sobre la marcha. Pero a día de hoy no haría esta canción porque creo que es un error que sea un hombre quien tenga que decir este discurso”.

Relacionando la canción con la irrupción de Vox en el Parlamento de Andalucía, plantea Rayden que eso en realidad es “una piñata para seguir fomentando el discurso de odio mientras siguen con otras cosas. El odio es una nueva fuente de recursos que sirve para conseguir cosas”. - E.P.