Como ha demostrado tantas veces, su seña de identidad es la improvisación. Es su leitmotiv. Este y la capacidad que muestra en cada uno de sus trabajos para transgredir la tradición y crear universos contemporáneos. Josetxo Goia-Aribe es, también, el músico de la irreverencia por excelencia y, precisamente por esto, se permitirá esta tarde “la irreverencia”, según él mismo apunta, de trasladar todo lo que le produzcan tres obras plásticas a la música. El saxofonista improvisará, a partir de las 19.30 horas en el Museo Universidad de Navarra (la entrada cuesta 4,5 euros), ante obras de Oteiza, Sistiaga y Tàpies en una experiencia de creación nueva para el navarro, que procurará afrontar “desde el respeto, la admiración y la inocencia”.

“Esto es todo un reto para mí”, admite el músico, intérprete, compositor y docente Josetxo Goia-Aribe, quien ofrecerá con la actividad Miradas sonoras su personal reflexión musical sobre las obras expuestas, partiendo del mural Homenaje a Bach, de Jorge Oteiza. Después, y siempre desde la improvisación, pasará a contemplar y transformar en sonido todas las emociones que le transmitan las piezas Ráfaga, de José Antonio Sistiaga, y L’espirit català, de Antonio Tàpies. “Me enfrento a ello con vértigo y gran expectación al mismo tiempo, porque no atisbo los resultados, ya que lo que el público o yo mismo podamos sentir es algo incierto”, afirma el saxofonista, para quien “el hecho de que esto sea algo novedoso” le hace afrontar la cita de esta tarde con “mucha emoción”.

Goia-Aribe explica que cuando desde el Museo Universidad de Navarra (MUN) le propusieron la idea de hablar con su instrumento a una obra plástica no lo pensó ni un segundo. “Poder reflexionar con mi instrumento sobre una obra plástica en función de lo que veo y lo que me seduce es algo maravilloso y muy atractivo”, sostiene. El espectáculo, comenta, será “totalmente improvisado”, aunque añade que “la improvisación no deja de ser un mito ya que todos tenemos influencias, memoria muscular o recetas en los bolsillos”. Pero el artista está dispuesto a mostrar en el MUN una improvisación espontánea y lúcida para la que acudirá con una actitud “muy tranquila” con la que, simplemente, se dejará llevar.

tres obras dispares Para Goia-Aribe, que combina su actividad creadora y músico en activo con la enseñanza musical en la Escuela Superior de Música del País Vasco Musikene, los tres cuadros sobre los que versará la actividad son muy dispares entre sí. Y aunque su intención es dejarse llevar por las emociones del momento, a priori sostiene que lo que le inspira la obra de Oteiza son “la cantidad de texturas y de iconografías” que contiene, que permiten hacer “una lectura diferente” cada vez que se contempla. Con Sistiaga, añade, “tenemos una historia más colorida”, siempre dentro de lo contemporáneo, que le sugerirá “otras sonoridades muy diferentes”. Y en cuanto al Tàpies destaca que “se trata de un icono de Cataluña” sobre el que, supone, tendrá que adecuar su sonido a “algo que suene a la costa, a mar”.

Para el músico, más que un diálogo con las piezas de arte, la actividad que va a ofrecer supone “una cierta irreverencia”, porque no ha pedido permiso a los autores de las obras, y “una reflexión muy libre” sobre lo que ve. “Yo voy a preguntar pero nadie me va a contestar; es una suerte de reflexión en la cual yo, de manera generosa, toco para que el público la escuche -indica-. Porque, como aquella máxima que se dice en India, de qué sirve que un árbol se caiga en el bosque si no hay nadie para escucharlo”. Y lo hará, además, con dos saxofones diferentes: el tenor y el soprano. “En Oteiza y Sistiaga siento más el tenor, el grave, mientras que en Tàpies me decanto por el soprano, que es más dulce, más festivo, más cercano a los instrumentos del Mediterráneo”, explica el artista, que se permite el “lujo” de abandonarse y ensimismarse en los momentos de improvisación para realmente centrarse en eso “y nada más”. “Es una especie de proceso en el que me voy a la luna de Valencia para estar a lo que estoy”, añade.

la creatividad como estilo de vida Si hay algo que haya marcado desde sus inicios la carrera artística de Josetxo Goia-Aribe es la creatividad. “Es sinónimo de hacer las cosas diferente, de no repetir, y en el ámbito artístico que haya creatividad es fundamental”, dice, para añadir que “la improvisación recoge muy bien los postulados de la creatividad”. “No hay lápiz, no hay goma, son milésimas de segundo en las que te descubres en situaciones absolutamente novedosas”, subraya. Y esto, según cuenta, lo traslada a todos los ámbitos de su vida. “La creatividad está en todo, desde dar un abrazo diferente al de ayer, hacer la cena de otra forma, hasta cambiar el itinerario de la vida cotidiana; es algo fantástico gracias a lo cual la vida es mucho más bonita”, apunta. Espera que esta admiración por lo nuevo, por lo diferente, se traslade al público de esta tarde, al que solo pide que acuda para disfrutar.

El encuentro, además, será especial en cuanto a que se rompe la barrera entre público y escenario. “Es que con cosas como esta se puede hasta oler el pelo del artista”, subraya Goia-Aribe, quien considera que “siempre estamos en esa dicotomía escenario-butaca”, de la que hay que salir. “Van a ver que el instrumento, además del sonido que emite, va a ser mucho más cercano; va a ser un concierto a cara lavada, y seguro que la presencia del público, que esté a mi mismo nivel y tan cerca de mí cuando toque, no sé de qué manera pero tengo claro que influirá -apunta-. A nivel energético no es lo mismo, es mejor; es que hasta formará parte de ese todo la respiración del público”. Esto también se hará más posible gracias a “un segundo instrumento”, que es el eco. “Lo que hace es reproducir el sonido que has hecho, te da tiempo a escucharlo, después a reflexionar y también a esperar, a buscar el silencio, el vacío, y a partir de ahí continuar”, sostiene el músico.

Para Goio-Aribe, iniciativas como esta, en la que se ponen en comunicación diferentes disciplinas, “son de lo más positivas” porque “están pensadas desde la emoción, no desde la venta”. “Aquí hay una suerte de verdad, de honestidad, que son los prolegómenos que debe haber en toda obra artística -afirma-. Aquí hay arrojo y hay valentía”. “Porque promueven una forma de ver la vida diferente a la actual, donde estamos adscritos al mundo digital y la facultad de dejarse y querer sorprenderse por algo ha bajado muchísimo; ir a los eventos con la intención de sorprendernos ya no hay, y llama mucho la atención teniendo en cuenta que aquí se están haciendo muchas cosas, muy buenas y, en ocasiones, muy novedosas”, añade.

Tras la actuación de esta tarde, el músico continuará inmerso en un nuevo proyecto en el que ya está trabajando. “He cogido siete composiciones de Pablo Sarasate y, sin pedirle permiso, las he destrozado, les he dado la vuelta y estoy haciendo, no versiones, sino cosas totalmente diferentes” con las que espera sorprender muy pronto.

Un referente del Jazz Europeo. Josetxo Goia-Aribe es natural de Santesteban/Doneztebe. Después de frecuentar en su adolescencia una vasta experiencia en la música folklórica y expresiones populares en Navarra, comenzó sus estudios de solfeo, armonía, piano y saxofón en Pamplona y Donostia, obteniendo el título superior y premio fin de carrera como saxofonista. Tras diversas experiencias dentro y fuera del jazz, obtuvo una beca para cursar estudios en París en el Centre d’Informations musicals. Goia-Aribe es sin duda uno de los referentes indiscutibles en el llamado Jazz Europeo y despierta siempre excelentes críticas.