coral de cámara de pamplona

Fecha: 21 de marzo de 2019. Sopranos: Mariasun Montoya y Marta Huarte. Mezzosoprano: Ana Olaso. Tenor: David Echeverría. Barítono: J. Antonio Hoyos. Dirección: David Gálvez. Programa: Obras de Remacha, Bacarisse, Rodolfo Halffter, Julián Bautista y Antonio José. Programación: Cartografías de la Música del Museo Universidad de Navarra. Lugar: Auditorio del museo. Público: más de media entrada (14 y 12 euros,).

Es, sin duda, un orgullo para la Coral de Cámara de Pamplona presentar un programa en torno a la Generación de La República, en el que casi todos los autores estuvieron implicados en el coro fundado por Morondo. Canciones del repertorio más querido de la Coral, y otras, prácticamente estreno. La agrupación se presenta bien conjuntada, con féminas muy presentes -algo prepotentes las sopranos en algún momento-; una cuerda de tenores que suena muy bien; y unos bajos -pedal-, correctos, aunque nada que ver con el proverbial pedal de la Coral originaria; ya sé que la comparación, dados los tiempos que corren, es injusta, pero, para los que la seguimos de siempre, no es fácil olvidarlo. Los graves es el problema de todos los coros. Y, en justicia, hay que decir que la cuerda de bajos cumplió con su cometido. Como siempre, el titular Gálvez da muestras de una seguridad y solvencia absolutas; y de un clarividente sentido del fraseo. Una dirección, un fraseo, y unos tempi muy acertados, porque el coro mostró una excelente claridad textual -todas las letras se entendían muy bien-, y una comodidad vocal -dentro de la dificultad, claro- y de respiración, nunca agobiantes.

Cuidaron, además, los matices en piano de los finales, tanto de obra como de sección. Los fuertes, también brillaron; sobre todo en el estreno del Romance. Las canciones vascas de Remacha, no por escuchadas, son menos admirables en su destilación armónica. Lo mismo que los Juegos sobre Lorca; juegos dramáticos, a veces; bien entendidos por la soprano y el tenor solistas. La copla de jota -“tan sosa”- siempre me ha parecido una broma de Remacha, -(como si respondiera a la queja de sus paisanos de que hacía música muy rara)-; me gustó el regulador hacia el fuerte de Gálvez. Bacarise, (Ojos Claros, La Infanta de Francia), aun siendo dura para los solistas -sobre todo para la soprano-, resulta muy hermoso, con la boca cerrada del coro cubriendo el sonido. Y los Tres epitafios de R. Halffer, así como El Molinero de Antonio José: son unas canciones absolutamente preciosas; muy bien dichas por la Coral; con una sosegada y empastada calma el Reposa aquí Dulcinea?. La del Molinero, un descubrimiento: un ostinato onomatopéyico sostiene la canción popular y la enriquece a seis voces. Se quedará ya en el repertorio habitual.

David Gálvez hace una breve presentación del Romancero del Rey Rodrigo de Julián Bautista; se refiere a la incógnita y a las dudas de Morondo para estrenarla. ¿No le gustó?; parece que así se expresó el maestro director; pero, quizás -según me señala una antigua coralista- esa afirmación tapaba la verdadera causa, a saber: la letra de la obra, “¡Ay de ti madre España, traicionada?!” era muy comprometida, y la Coral estaba en el punto de mira del antiguo régimen. Sea como fuere, la obra es hermosa y poderosa. Furibunda en la imprecación (números 1,3,5); y claramente narrativa, en su muy bien traído arcaísmo (números 2,4,6). Un acierto absoluto la voz de la mezzo Ana Olaso para esa narración que se mueve entre la estética a lo Maese Pedro -para entendernos-, y adornos de aria. Voz redonda, aterciopelada, acogedora del texto, y que da el personaje de la carta (“?enamorarse de mi, y de mi gran lozanía?”). Tiene la obra un final duro y dramático, en fuerte, que, quizás, Gálvez apuró en fortísimo antes de lo debido; pero él conoce bien la partitura. Todos los solistas, cumplieron sobradamente; con una Marta Huarte a la que, la verdad, me gustaría escuchar en ópera. De propina, claro, el Agur de los adioses.