Han pasado cinco años desde que el navarro José Mari Belcos editara su anterior trabajo, Septiembre, un disco de larga duración, exquisito en las letras, como todos sus trabajos, y barroco en la producción que ha dado paso a Las horas fugaces, un EP conceptual, más pop, menos abigarrado, que resalta la esencia del artista navarro hasta conseguir que sus canciones queden, y sean, para el recuerdo.

Cinco temas recién editados que presentará hoy en directo en Pamplona y sobre los que el músico, cantante y compositor navarro no solo ha charlado sino que ha puesto su corazón encima de la mesa para desgranarlos.

Pero vayamos por partes. “En primer lugar, se ha dado la circunstancia de que el grupo tuvo que parar una temporada por las ocupaciones diversas, y yo no me planteo tocar con otra gente. Dentro de la banda está, además, la figura de Ion de Luis, que es el que lleva toda la responsabilidad de lo que es la música: cómo suena el disco e incluso el estilo, que en esta ocasión ha derivado más al pop dejando un poco a un lado la americana. Una propuesta suya que yo acepté encantado. Por lo tanto, he tenido que acompasarme a los tiempos que las circunstancias iban marcando”. Unas circunstancias que, como se apuntaba, han derivado en la edición de un EP y no un larga duración, que filosóficamente pegaría más con la figura de Belcos. “Yo sí que he seguido componiendo durante todo este tiempo, pero muchas de las canciones que escribía no tenían que ver con lo que yo sentía. El EP incluye cinco temas que tienen una unidad sobre todo lírica, más que estilística, ya que en este segundo sentido cada una son de un padre y de una madre. Y, en cuanto al formato EP, me ha gustado siempre, no ha sido por escasez de canciones, ha sido una decisión artística”. El resultado es un disco que, tras su escucha, deja muy claro el concepto que le envuelve. “Parte del paso del tiempo y cómo el pasado va dejando huella. En los discos anteriores, tanto en Palabras como en Septiembre sí que había un ejercicio de mirada al pasado pero con cierta nostalgia; en este caso, aunque sí que hay una mirada hacia cosas que han sucedido, el compacto ha sido una manera de ponerlas en su lugar, despedirte de ellas y que así no se convirtieran en un lastre. De hecho, hay un canción, Seguiré, que habla fundamentalmente de eso, de que pase lo que pase hay que seguir, que si te quedas mirando al pasado corres el riesgo de quedarte petrificado y no seguir avanzando. Es una manera de hacer las paces con determinadas situaciones y conmigo mismo. Creo que hay una energía invisible que te lleva a ciertos momentos que te permiten mirar hacia atrás, recordar lo mal que lo estabas pasando, y ser consciente de que ahora no lo ves así. El tiempo es el que te da y te quita la perspectiva”.

La sencillez de la esencia Saltando a lo musical, estas horas fugaces se muestran más esenciales, sencillas, un paso adelante que pocos se atreven a dar. “Yo estaba muy conforme con lo que hizo Ion en el anterior disco, pero sí es verdad que nos dejamos llevar y jugamos con todo lo que teníamos alrededor; sin embargo, en este trabajo lo que manda es la voz. Yo quería que se escuchase tanto lo que decía como la melodía, que es algo esencial en mis canciones. Es el disco con el que más contento me he quedado de los tres”.

Curiosamente, en los arreglos, a pesar de esa aparente sencillez, destacan los teclados y el Hammond. “Hay un solo de Hammond, algo que no habíamos hecho nunca. La verdad es que le dimos importancia a los teclados, además de a las guitarras, evidentemente, porque yo toco la guitarra y Ion es un guitarrista soberbio. Pero también han participado mucho tanto Juanlu (bajo) como Jon Uribeetxeberria (batería), más que en los anteriores, que fueron principalmente cosa de Ion y mía”.

la más bella contradicción Si algo ha conseguido en este disco Belcos ha sido esa maravillosa contradicción que muy pocos artistas aciertan a dar forma coherente: vestir letras de mensaje doliente con trajes de una belleza exquisita. “Todas las letras que escribo parten de una situación oscura, interior, pero intento buscar un punto luminoso. En mis canciones estoy yo, y eso es algo que intento hacer en mi vida diaria; es decir, las personas que tenemos un carácter melancólico siempre intentamos buscar un punto luminoso para contrarrestarlo. Pero sí, la música es más luminosa y rítmica que en los discos anteriores”.