“Ya han leído las noticias. Ahora, les contaremos la verdad”. El chiste es malo, lo sé, pero la tentación de comenzar así esta crítica era demasiado grande. El sábado nos visitó El Gran Wyoming, toda una estrella televisiva que actualmente presenta El Intermedio, al igual que en décadas anteriores hizo lo propio con otros espacios como Caiga quien caiga o El peor programa de la semana. Sin embargo, su pasión por la música es anterior a su actividad catódica: a finales de los setenta, recién licenciado en Medicina (profesión que jamas llegó a ejercer), formó parte del grupo Paracelso, con el que llegó a ganar el concurso San Isidro Rock. En dicha banda conoció al Reverendo, pianista con el que recorrió un sinfín de escenarios. Posteriormente, y una vez alcanzado el éxito televisivo, siempre ha demostrado su pasión por la música, ya sea incorporando una banda que tocase en directo durante los programas que presentaba, ya sea formando con otros amigos la discográfica 18 Chulos, en la que publicaron, además de él mismo, artistas como Pablo Carbonell o Javier Krahe. Y, por supuesto, con sus continuas actuaciones en directo junto a su grupo, Los Insolventes.

En su concierto de Burlada compartieron cartel con Swingaraia. Últimamente los locales apenas se dejaban ver en directo y había muchas ganas de volver a disfrutar de su buen hacer. Por lo visto, llevan meses trabajando en la composición de nuevos temas que dentro de poco verán la luz en forma de disco. El sábado estrenaron algunas de ellas, todavía sin títulos definitivos, y lo cierto es que sonaron a las mil maravillas, desprendiendo brillantes destellos de twist, de jazz, de bebop y, por supuesto, también de swing. Darío, la nueva incorporación, se mostró pletórico con el saxo y perfectamente integrado en el grupo. Además de temas propios, también hicieron versiones (Mess around, Such a night o Route 66), formando con todo ello un excelente repertorio que puso al público, muy numeroso ya para entonces, a bailar sin pausa ni excepción. Esperemos que su nuevo disco llegue pronto y que lo presenten por cuantos más escenarios, mejor.

Tras la fiesta del swing llegó Wyoming con sus Insolventes, vestidos todos ellos con trajes rojos. Daba la impresión de que la inmensa mayoría de los asistentes estaba más interesada en la faceta humorística del showman que en la estrictamente musical. Así, aunque su interpretación fue intensa y más que correcta, la primera parte del concierto no conectó con la audiencia. Aquí hubo canciones menos populares, tales como The letter, de The Box Top, Stuck in the middle with you, de Stealers Wheel o And she was, de Talking Heads. Los monólogos entre canciones arrancaban carcajadas, pero la música no llegó a prender hasta que no empezaron con los clasicazos del rock nacional: Dolores se llamaba Lola, con Pedro La Fuga, Jesucristo García, con Kutxi, o En blanco y negro, con ambos, facilitaron la comunión entre público y banda. Al final, hubo sonrisas y música.