PAMPLONA, El Archivo Real y General de Navarra ha publicado en “Archivo Abierto” los registros de cuentas de la Cámara de Comptos, datados entre los siglos XIII y XVI, que comprenden un total de 570 libros, en papel y en pergamino, escritos en latín y en romance navarro. Estos registros ya se encontraban digitalizados y descritos para su consulta en los fondos del Archivo, no así a través de Internet. Se puede acceder a ellos a través del buscador, dentro del ámbito “Comptos”.La documentación contable de la Cámara de Comptos, que en los próximos años se irá incrementando con el resto de documentación medieval del fondo, se une así a otra que ya ha sido objeto de publicación en el mismo buscador web, como la documentación de Rena, los documentos sobre la Guerra Civil en Navarra o la colección de documentos figurativos que recoge los conocidos repertorios de cartografía e iconografía histórica.De esta forma, el “Archivo Abierto” se consolida como el primer recurso disponible en línea para la consulta de fuentes primarias procedentes de los archivos navarros.

Los registros de Comptos

La aparición de los registros de cuentas en la administración navarra se debe a los monarcas navarros de dinastías francesas. Teobaldo I, el primero de ellos, impulsó la modernización de los procedimientos contables en la gestión y control de las finanzas públicas a la vista de los usos del condado de Champaña.

Aunque se conoce de manera indirecta la existencia de piezas fiscales para comienzos de la década de 1250, el primero de los registros conservados data de 1259 y el siguiente de 1266, ambos en pleno reinado de Teobaldo II. Durante el resto del siglo XIII y primer tercio del siglo XIV los registros, que se elaboraban con periodicidad anual, se conservan solo parcialmente.

Sin embargo, desde 1328 se han conservado con una asombrosa regularidad hasta alcanzar la cifra de 570 piezas en la denominada “primera serie” que abarca hasta el año 1512, aunque dentro de esa serie existen algunas piezas de centurias posteriores. La segunda mitad del siglo XV ofrece un menor número de registros, pero desde 1512, los de la “segunda serie” volvieron a elaborarse con rigurosa regularidad anual hasta el año 1836, fecha de supresión de la Cámara de Comptos de Navarra. Las piezas que han sido objeto de publicación en Internet corresponden por tanto al conjunto más antiguo de los registros de Comptos, datado entre los siglos XIII y XVI.

Los registros de Comptos eran piezas documentales que elaboraban los agentes y recibidores sobre los distritos territoriales a su cargo al finalizar el año contable. En ellos plasmaban los ingresos ?la “recepta”? y los gastos a los que habían hecho frente ?la “expensa”? y finalmente ofrecían el balance de las cuentas, todo ello tanto en dinero como en especie. Las cuentas se presentaban por cada uno de los distritos de la administración regia, desde las bailías municipales hasta las merindades, y también las elaboraban los agentes judiciales además de otros oficiales como el procurador real, el guarda de los cofres del rey o el tesorero. Todas las cuentas se presentaban ante la tesorería para su revisión y la elaboración de los balances definitivos. Debido a ese sistema de revisión, han podido conservarse, tanto los registros iniciales presentados por cada uno de los agentes, como los registros definitivos elaborados en la tesorería, lo que explica el elevado número de piezas documentales conservadas.

La creación de la Cámara de Comptos en 1365 por Carlos II no hizo sino consolidar un modelo de gestión que ya estaba perfectamente asentado y modernizado. Para entonces la administración fiscal actuaba bajo el mando del tesorero real, con los recibidores y los “oidores de contos”. Las ordenanzas promulgadas el 18 de febrero de 1365 por Carlos II de Navarra permitieron reorganizar la Cámara de Comptos como tribunal de fiscalización de las cuentas del reino, con personal específico, formado por cuatro maestros oidores y dos notarios, y unas atribuciones perfectamente delimitadas consistentes en el examen de las cuentas presentadas por los recibidores y por el tesorero real.Los registros más antiguos, del siglo XIII, se elaboraban en soporte pergamino y se redactaban principalmente en latín, si bien para el siglo XIV el soporte fue paulatinamente sustituido por el papel y el latín por el romance navarro, la oficial de la administración del reino de Navarra durante la Edad Media. Con todo, pueden encontrarse algunas piezas escritas en lenguas de menor uso, como el francés. Los registros, escritos en letra gótica cursiva por los escribanos y notarios de Comptos, esconden en ocasiones alardes estilísticos de caligrafía, como ocurre con las cuentas elaboradas por el secretario real Jean de L’Escluse, que ornamentó las letras iniciales y adornó sus textos contables con multitud de figuras fantásticas.Fuentes para la investigaciónLos registros de Comptos constituyen una de las fuentes documentales más importantes para el estudio de la historia medieval del reino de Navarra. La mayor parte de los trabajos científicos publicados para dicha época los citan constantemente, tal y como demuestran las investigaciones realizadas por medievalistas como José Mª Lacarra, Ángel Martín Duque y sus discípulos.

Debido a su valor y riqueza informativa han sido objeto de publicación y transcripción íntegra en varias ocasiones, como ocurre con las ediciones críticas realizadas por la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza para los registros del siglo XIII y la más ambiciosa del Gobierno de Navarra realizada sobre todas las piezas contables conservadas hasta el año 1329, incluidas las conservadas en la Bibliothèque Nationale de Francia y los Archives Nationales franceses.

Desde el punto de vista contable, los registros de Comptos ofrecen con sumo detalle la evolución de las cuentas del reino, las distintas tipologías de ingresos ordinarios y extraordinarios y las peculiaridades en el pago de las pechas recaudadas en cada una de las localidades distribuidas a lo largo del territorio. La elaboración de las cuentas también permite conocer cuestiones como la evolución de la toponimia, tanto de los nombres de los pueblos como de los accidentes geográficos.

Del mismo modo, puede verificarse la evolución de los usos cronológicos a lo largo del tiempo, desde la Era Hispánica, que databa el transcurso de los años por un cómputo común a todos los reinos peninsulares, hasta los estilos que podían fijar el inicio del año en las fiestas religiosas de la Pascua de Resurrección, la Encarnación, la Natividad o la Circuncisión del Señor.

Gracias a la minuciosidad de las cuentas, pueden hacerse numerosas lecturas e investigaciones sobre infinidad de aspectos, no solamente contables, sino sobre cuestiones como el ejercicio de la justicia, la defensa del reino, los oficiales administrativos, los dominios jurisdiccionales, las obras públicas, la alimentación, los usos agrícolas y ganaderos, los aprovechamientos hidráulicos; además de todo tipo de aspectos vinculadas a la monarquía navarra, como los gastos ocasionados por el hostal real, la promoción de las artes, los viajes y embajadas o las ceremonias de coronación y juramento de los fueros.

Todo aquello que generaba un gasto era puntillosamente anotado en los registros y celosamente guardado en el archivo de la Cámara de Comptos, donde sobrevivieron a lo largo de los siglos hasta su traslado al Archivo General de Navarra.