Vitoria - Ella está buscando algo tan fácil y complicado a la vez como enamorarse, lo que, en estos tiempos de las nuevas tecnologías, le lleva a Internet. Eso sí, no sólo no encuentra a la persona adecuada, sino que además atesora algún que otro fiasco para enmarcar. Él no quiere saber nada de relaciones sólidas y a futuro, pero cuando conoce a la protagonista en una despedida de soltero, todos sus planes cambian. El resto queda a la espera de los lectores que se vayan asomando a Todos mis desastres, la novena novela de la escritora alavesa Marta Lobo, un libro que salió publicado el pasado mes de abril y cuyo camino se completará con una segunda parte titulada Y una carta de amor, que está previsto que vea la luz a finales de junio o principios de julio.

“Es el amor en tiempos de Tinder”, sonríe la creadora, que tras darse de alta en la página Adopta un Tío y ver “cómo vas metiendo en una cesta de la compra a la gente que te aparece” pensó de inmediato: “aquí hay, por lo menos, un libro”. Dicho y hecho. Con Madrid como escenario, y esas citas imposibles -aunque en un par de casos basadas por completo en la realidad- como hilo, la novela también se asoma a cuestiones como el maltrato y el bullying a través de los personajes secundarios que acompañan a los principales. “De la segunda parte no puedo decir nada, sólo que es una continuación inmediata. El primero acaba de una manera que nadie espera...”.

Con todo, Lobo defiende que dentro del esquema que define a la novela romántica siempre tiene que haber un final feliz, “si no, se llama de otra forma”. Eso sí, es consciente de que son muchos los que ningunean un género que “vende y mucho”. Por eso, la escritora busca lectores “sin prejuicios, a los que no les de miedo enseñar una portada por la calle, que ahora hay empresas que se dedican a venderte incluso forros de libros. ¿Estamos en los 70? ¿Se ha levantado alguien de la tumba y ha dicho que esto no se puede leer?”. Ella empezó a dar sus primeros pasos de cara al público en 2013, cuando creó un blog un día que una nevada dejó a su lugar de trabajo sin conexiones y sin poder hacer nada. Desde el portátil pensó en probar, en ir distribuyendo por capítulos un argumento que creyó que no llegaría a ningún lado. Pero resulta que las visitas se multiplicaron por miles y un par de años después, cerró ese espacio web y editó la historia en una trilogía que contó también con el respaldo de los compradores. “No me salen libros de 300 páginas” ríe para explicar su hábito de lanzar sus creaciones en diferentes partes.

Ante todo, busca crear “novelas ágiles, reales y divertidas”, siguiendo la estela de autoras como Elísabet Benavent, “que tiene la fórmula mágica de estos libros”. Lobo, por su parte, cuenta con la ayuda de sus lectoras cero y de una correctora: “lo que no les cuadra, muchas veces lo llevo después a Internet (www.martalobo.es) a modo de contenido extra o tomas falsas”. Un mundo, el virtual, que le está permitiendo llegar a países insospechados en un principio y a tener un contacto directo con los lectores: “te preguntan de mucho, pero sobre todo cuándo vas a sacar lo próximo aunque acabes de publicar una nueva novela”.