pamplona - Que en el currículum de Aurora & The Betrayers convivan premios como el Pop Eye a Mejor banda de Música Negra (2014) y Pop Eye a Mejor Banda de Rock (2017) refleja a la perfección el eclecticismo que respira la banda. Y es que cinco años después de arrancar el proyecto y con tres discos en la mochila -Shadows go away (2014), Vudú (2016) y Tune out he noise (2018)-, afirman ser fieles una un único camino: la canción. “Salir de la zona de confort es reconfortante”, explica Aurora García, su vocalista.

Tune Out The Noise (Apaga el Ruido) parece ser una declaración de intenciones. ¿Cuesta sentarse a componer y aislarse de ese ruido que es el bombardeo de información, de opiniones, de críticas??

-Mucho. Desgraciadamente, ahora mismo la labor de un músico es hacerlo todo. Tienes que venderte, llevar las redes sociales, logística... Nosotros nos hemos hecho nuestra propia empresa. Y desligarte del camino fácil de la música, de lo que va a vender y te va a reportar más respuesta, es un sacrificio muy grande e implica creer en ti como banda y seguir por el camino que siempre has creído.

Ser fieles a la canción es una de las máximas del grupo. ¿Es la propia canción la que os acerca más al pop, al garaje, al rock, a la psicodelia??

-Cuando empiezas, siempre tiendes a pensar si te vas a parecer a una banda de soul, a una banda de rock... Pero qué más da. A nosotros si la canción nos gusta, vamos a intentar ponerle nuestra imprenta o personalidad, y luego ya que sea lo que tiene que ser.

La banda se caracteriza precisamente por ese trabajo de experimentación, ¿salir de la zona de confort es uno de los mejores motores?

-Sobre todo es muy reconfortante. Llevamos muchos años en la música en diferentes formaciones y salirte de tu propio tiesto una y otra vez, aprender cosas que nunca habías hecho antes... Es reconfortante y, en nuestro caso, al público le ha ido gustando el riesgo que hemos ido asumiendo.

¿Y hacia dónde os ha ido acercando ese riesgo asumido?

-Hacia la oscuridad (risas). Veníamos de un primer disco, que era más luminoso y el segundo era más introspectivo. Estamos orgullosos de los tres, pero el último es el más arriesgado, el más oscuro y probablemente del que más orgullosos estamos. Nos costó mucho creernos que podíamos sacar un disco así y pensábamos que nadie iba a querer escuchar algo así. Con este último trabajo, la banda ya tiene una personalidad propia y no está la búsqueda que había antes.

¿Cómo definirías esa personalidad de la banda?

-Es una banda que hace rock con una cantante de soul, algo así. Todo ello con un punto de riesgo y dificultad sónica que para el público no es fácil escucharlo a la primera, pero luego hace que también te parezca interesante y único -aunque no me gusta echarnos flores (risas)-. Siempre hay una tónica general en nuestros conciertos y es que, al principio, la gente no sabe lo que está viendo (risas). Hay caras de todo tipo: algunos están paralizados, otros asustados, otros no entienden nada, a otros les encanta... Y según se va sucediendo el concierto, vamos haciéndoselo haciéndoselo un poco más fácil al público.

El Neskak Festival reivindica el papel de la mujer en la industria de la música, ¿qué radiografía hace desde dentro, como banda?

-Creo que el papel de la mujer en la sociedad en general tiene algunos inconvenientes de por medio... Yo, por ejemplo, nunca he sentido diferencias en la industria por ser una mujer, a no ser que a lo mejor algún músico me haya denegado la razón a lo mejor artísticamente como si yo no estuviera capacitada para ello. Pero sí que es cierto que noto que hay gente que se queda bastante rayada con el hecho de que no seas la típica mujer en la música, el prototipo: se plantean si soy un chico o una chica, me han llegado a decir que les gustaba más cuando llevaba falda... Ese tipo de cosas (risas). Pero eso es ya una cuestión social.