madrid - Solo el Ballet Nacional de España (BNE) tiene el patrimonio de danza que atesora y por eso su nuevo director, Rubén Olmo, que tomará posesión el 1 de septiembre, quiere potenciarlo y llevarlo por el mundo. “La compañía puede ser sobresaliente con la ayuda de todos”, apunta. Está “empapándose” sobre la historia de un personaje español, que aún no quiere desvelar, y que será el protagonista de la coreografía con la que mostrará quién es ahora quien lo fue todo en el BNE, que dejó hace 18 años.

“Es un programa muy ambicioso en todos los sentidos. Es historia de España y de un personaje español, pero no se sabrá hasta septiembre”, dice reservándose la sorpresa del programa, que se estrenará en junio en el Teatro de la Zarzuela. Quiere que el BNE sea reconocido en el mundo “como lo que ha sido siempre y vuelva a tener la proyección y el auge que tuvo en la época de Pilar López, Gades o Antonio”, explica el sevillano (1980).

Hará flamenco, escuela bolera y danza estilizada pero desde las tendencias actuales, “con nueva luz”, intentando acercarlas al tiempo presente y explorando otros repertorios. Está muy contento con su designación y está seguro de que hará un buen trabajo. “Estoy deseando empezar. He hecho ya audiciones de solista, primer bailarín y músicos”, detalla.

La plaza de primer bailarín -Sergio Bernal ha decidido “independizarse” y “volar por su cuenta”- ha quedado desierta “por falta de nivel”, pero “dentro” hay “materia suficiente para que pueda asumirla otro”. Olmo reconoce que, a pesar del prestigio y de ser la única de sus características en el mundo, los sueldos, en torno a 1.200 euros de base para el cuerpo de baile, no la hacen todo lo apetecible que debiera. Se empeñará en que eso cambie pero es consciente de que es “un asunto” de la hacienda pública y que es “complicado” resolverlo.

Le gustaría que si “por fin” el BNE, en el que sustituye a Antonio Najarro, con el que ha habido una transición “ejemplar”, y la Compañía Nacional de Danza (CND) logran tener un teatro propio puedan participar del espacio las compañías privadas, “que puedan tener sus días de programación”.

Hace 18 años que Olmo se fue del BNE, al que llegó en 1998 y en el que ha sido cuerpo de baile, solista, primer bailarín y luego artista invitado y maestro invitado, para correr la aventura de montar su propia compañía y llevar adelante sus proyectos. “No se si me moriría sin el baile pero no sabría hacer otra cosa. Voy a estar en los escenarios hasta que mi cuerpo aguante”, pronostica. - Efe