Vitoria - Antes de que mañana el Festival Internacional de Teatro de Gasteiz salga de la calle San Prudencio para adentrarse en el antiguo Depósito de Aguas con el estreno de La viga (ya no quedan pases para ninguna de las cuatro representaciones previstas), la cuadragésimo cuarta edición del certamen vuelve su mirada hoy de nuevo a las tablas del Principal, donde por primera vez en Euskadi actuará el colectivo alemán Rimini Protokoll, que sí visita de manera más habitual Madrid y Cataluña, pero no así tierras vascas. Este debut, que es de esperar que tenga continuación en el futuro, vendrá marcado por la representación, a partir de las 20.30 horas, de Granma. Metales de Cuba, producción para la que todavía quedan entradas a la venta por 24, 18 y 12 euros.

El pasado marzo en Berlín se estrenó una propuesta escénica que tiene su origen en la investigación que hace tres años empezó a realizar el colectivo entre quienes hoy son los abuelos de Cuba y hace 60 años vivieron en primera persona la revolución. Una recopilación de vivencias, recuerdos, sensaciones y desarrollos personales y sociales que después se confrontó con las voces de las generaciones actuales, de los nietos de aquellos que son los ciudadanos del presente y del futuro. De ese bagaje se construye una pieza que vive de la palabra, de la música y de las huellas fotografías y audiovisuales, conformando “una visita a la Cuba íntima; el nuestro es un viaje por una Cuba a la que el turista europeo no llega”, explica Stefan Kaegi, director del montaje.

Para llevar a cabo este propósito, el colectivo europeo se sirve de cuatro personas que, salvo en un caso, no han tenido hasta ahora ninguna relación con la escena. La excepción la marca Diana Sainz Mena, cuya vida profesional está en la música, el mismo campo de su abuelo, uno de los fundadores de la Orquesta Maravillas de Florida, reconocida formación de la isla. Junto a ella se encuentran la historiadora Milagro Álvarez Leliebre, el traductor y matemático Daniel Cruces-Pérez, y el ingeniero informático Christian Paneque Moreda. “Ellos miran desde el hoy al pasado y al presente de su país” para preguntarse si sigue existiendo hoy un proyecto común, qué queda y que no después de 60 años de régimen, qué suponen los últimos cambios políticos y la entrada de capital privado, y qué hay en la verdad del día a día en un país que, a este lado del Atlántico, siempre se ha querido ver desde el extremo de quienes solo ven o lo mejor o lo peor.

Así, estas cuatro historias de vida que son particulares pero al mismo tiempo pueden ser tomadas como ejemplo de otras, se van entrelazando ante el público europeo, puesto que el montaje, tras el estreno en la capital alemana, ha pasado por diferentes ciudades, pero siempre del viejo continente. “Parece que es un país muy lejano, pero en realidad son muchas las conexiones que tenemos con Cuba”, recuerda Kaegi, a lo que Ricardo Samiento, asistente de dramaturgia, apunta que en algunos comportamientos tampoco hay tantas distancias: “allí, como aquí, hay jóvenes interesados por la política, mucha gente a la que no le importa absolutamente nada, y no pocos que lo que quieren es migrar por cuestiones económicas”.

A lo largo del tránsito por Europa, de todas formas, el montaje ha ido introduciendo algunos cambios y transformaciones, ya que “estamos ante una obra de textos vivos” que también se nutren de los espectadores cuando es el caso. De momento, el colectivo alemán llega hoy a la capital alavesa, para estrenarse en el País Vasco y compartir este Granma. Metales de Cuba que está siendo “un aprendizaje” en muchos sentidos para sus responsables y protagonistas.