tudela - La vigésima promoción de la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña se propuso un reto en tercero de carrera: rodar una película. La filla d’algú (La hija de alguno) es el resultado de esa experiencia que terminó un año después con la participación de 11 directores, 17 guionistas, 10 directores de fotografía, 7 productores, 9 montadores, 6 sonidistas y 10 directores de arte. Un trabajo que, desde el primer momento, se realizó de forma “libre y asamblearia”, tal y como explicaron ayer dos de sus creadores en el Festival de Cine Ópera Prima de Tudela, David Tejedor y Carlos Villafaina. “Desde el primer momento que un proyecto colectivo y todas las decisiones eran asamblearias”, explicó David, “al principio fue muy caótico, pero teníamos claras las premisas del relato, una mujer que busca a su padre que ha desaparecido, y escribimos una especie de dogma, una guía de cómo debíamos rodar para mantener una estructura global y al que debíamos amoldarnos todos los directores”.

La hija de alguno narra la búsqueda de una hija de su padre que, de forma extraña, desaparece sin dejar rastro. Eli (Aina Clotet) entra en un túnel sin salida por tratar de encontrar una respuesta a esa desaparición y una justificación a las cosas de su padre de las que se va enterando. La protagonista, Ana Clotet se convirtió en el alma mater de este experimento cinematográfico y según indicaron “no dudó ni un solo instante en entrar cuando se lo ofrecimos, hizo un salto de fe” y con ella el resto de actores como Enric Auquer, uno de los actores más cotizados y reconocidos con numerosos trabajos en este año (Quien a hierro mata, Vida perfecta). La intensidad del largometraje va creciendo hasta llevar al espectador a un climax en el que, de repente, se desinfla sin encontrar resolución a la intriga. Todo buscado y provocado. Tanto David Tejedor como Carlos Villafaina, coincidieron, “el final era algo que discutimos mucho y no queríamos cerrarlo de forma evidente, sino dejar la pregunta en el aire. Queríamos que apareciera la sensación de abandono y nos interesaba cómo queda la protagonista, no el padre. Sabíamos de antemano que se iba a generar controversia, pero fue una apuesta. Era arriesgada pero la podíamos hacer porque nunca íbamos a tener tanta libertad como ahora. Una productora comercial no nos hubiera dejado hacer eso”, confirmaron.

Dentro de los 70 minutos de largometraje sorprende su homogeneidad tanto en estilo como en racord y en la línea argumental “separamos la película por escenas y las repartimos. El que rodaba, cuando veía el resultado en el combo tenía al lado al que había rodado la anterior y al que iba a rodar la posterior”, de esa manera lograban más unidad.

Conscientes de que lo que han logrado no lo podrán volver a repetir, valoran cada uno de los logros que han conseguido. “Nuestro sueño era que se estrenase en una sala”, ríen. Lograron llegar al festival de Málaga, donde ganaron un premio de Movistar y la biznaga de plata para Clotet y de ahí pasaron a San Sebastián y se ha proyectado un mes en unos cines de Barcelona.

Los nombres de los realizadores son: Marcel Alcántara, Júlia De Paz Solvas, Sara Fantova, Guillem Gallego, Celia Giraldo, Alejandro Marin, Valentin Moulias, Gerard Vidal, Pol Vidal, Enric Vilageliu y Carlos Villafaina.

Bautismo. Fue su debút total ya que ni siquiera habían participado en el rodaje de un corto. “Ha sido un aprendizaje colectivo muy interesante. Sabemos que no va a volver a pasar nunca. En todo momento teníamos claro que era un ejecicio académico y que podía salir bien o acabar en un cajón, porque lo hacen cada año”.