pamplona - A pesar de llevar desde los 15 años dedicándose a la música -ahora tiene 27 años-, su nombre empezó a oírse de verdad hace un par de años, y dio el salto definitivo con la composición Que nos sigan las luces, canción candidata para competir en Eurovisión. Ahora, llena las salas con canciones llenas de vitalidad, buen humor y optimismo que ha ido presentando a lo largo de su gira El Despertar. El último concierto es hoy, pero Moliner ya tiene la mirada puesta en el próximo tour, que llegará tras la publicación de su primer álbum, Bailando en la batalla, en febrero de 2020.
Este será el último concierto de una extensísima gira. ¿Llega con energías para esta noche?
-¡Con muchas! El de Pamplona es un concierto que teníamos muchas ganas de hacer. Para nosotros, es increíble haber vendido todas las entradas aquí; es todo un orgullo. El de esta noche promete ser un concierto muy interesante.
¿Qué tal la experiencia de rodar de escenario a escenario?
-Súper bonita. No esperábamos la acogida tan buena que ha tenido la gira, pero la verdad es que en cada concierto veíamos a la gente disfrutar. Ha sido toda una fiesta. La gente está loca y nos contagia su buena energía; ha sido un espectáculo precioso. Y es increíble ver cómo canta la gente nuestras canciones, lo diferentes que son las personas de una ciudad a otra... En resumen, ha sido algo muy bonito.
Viendo los sold out
-Bueno, la palabra éxito es algo que no me gusta demasiado, porque no me lo termino de creer. Pero está siendo todo una locura, porque en un año o dos han cambiado mucho las cosas, y cuesta ser consciente de ello. Pero poder dar conciertos y encontrarnos con el público es lo mejor del mundo, así que estamos muy contentos.
Es cierto que en el último año ha dado un salto de gigante. a pesar de que lleva en este mundo muchos años ya, ¿cree que estamos viviendo ahora el verdadero despertar musical de Nil Moliner?
-Totalmente. Hace muchos años que hacía covers y las colgaba en YouTube, pero hace dos años, cuando saqué Hijos de la Tierra, empezó todo. Empecé a hacer canciones propias, a grabar con Manu Guix... Y pasé de hacer covers y tocar en garitos a construir mi propio proyecto.
¿Grabar con Manu Guix le dio alas para dar el salto definitivo?
-No lo sé, porque todo ha venido de forma muy progresiva. Pero, desde luego, grabar en un estudio como el de Manu y producir tus canciones genera un cambio y cuando lo notas es cuando realmente luchas por lo tuyo y dejas de hacer versiones, como fue mi caso. Que están muy bien, sí, pero tienen que dejar paso a tus propias composiciones.
Imagino que la exposición eurovisiva también ayudaría en la construcción de ese proyecto personal.
-(Ríe) Sí, claro. Es algo que guardo en mi recuerdo con muchísimo cariño. El hecho de salir en un programa tan mediático como Operación Triunfo te expone a mucha gente y te da la oportunidad que a la gente que no te conoce le empiece a sonar tu nombre, te busque y vaya a tus conciertos. La composición que hice para Alfred (Que nos sigan las luces) y el hecho de poder participar en el programa fue algo genial.
Aunque las versiones hayan dejado paso a sus propias canciones, como ha dicho, en los conciertos sigue habiendo un poco de todo.
-Claro, porque me gusta hacer un guiño a cómo empezó todo. Los que formamos parte de la banda nos conocimos haciendo versiones y siempre mola homenajear esos momentos. También nos vienen muy bien para hacer un concierto más extendido, porque es cierto que cuando actúas para el público en alguna sala tienes que llevar un repertorio algo extenso.
Entre concierto y concierto de la gira, han salido a la luz algunos de sus nuevos singles. ¿No se toma ni un respiro?
-No me gusta darme un respiro porque soy un inquieto (ríe). No me gusta estar sin hacer nada y descansando. Descansar ya descanso por las noches, que me cuido mucho, pero durante el día creo que se tienen que hacer cosas. Bueno, y es que realmente no quiero parar.
Ha dicho antes que no le gusta la palabra ‘éxito’, pero parece que esta va asociada a su nombre con cada cosa nueva que hace. ¿Cuál es su secreto?
-Ojalá lo supiera, ¡entonces lo aplicaría! (Ríe). Nosotros procuramos hacer todo con amor y luchar por lo que a cada uno le sale del corazón y de las entrañas. Y yo creo que ser sincero con la gente, escucharle, hacer canciones de verdad y trabajar muy duro tiene su recompensa. Y esta son todos los conciertos que estamos dando, donde la gente canta muy fuerte nuestras composiciones. Y eso, para mí, no tiene precio.
El buen rollo, la energía y el optimismo que desprenden sus canciones, ¿son un reflejo de lo que es usted en realidad?
-Por supuesto. Yo siempre digo que mi proyecto es verdadero. Soy un tío bastante optimista y con esa actitud me tomo todo. Evidentemente, tengo mis rayadas y mis días malos, pero siempre procuro reírme, bailar, estar con mis amigos, pasar buenos momentos y escuchar mucha música para afrontar todo. Y cuando escribo las letras, no lo hago con la intención de que sean optimistas, pero al final sale lo que uno es, así que, a pesar de que ese no es el objetivo principal, bienvenidas sean las canciones optimistas.
¿El tinte festivo nubla en ocasiones el trasfondo del mensaje?
-En absoluto. Creo que la gente sabe separar una cosa de otra. No hay más que ver las caras de las personas en los conciertos, donde según lo que toques están llorando o están riendo o escuchando con mucho detalle. Creo, además, que ese contraste en el que pasas de bailar y descojonarte a llorar le gusta a la gente.
En la canción Cien por cien dice que “nada se pierde, todo se transforma”. ¿El Nil Moliner de los Cien por ciensold outs
-Yo creo que no ha cambiado nada. Evidentemente, ahora la estructura de trabajo es diferente porque somos más personas en el equipo y viene más gente a verme. Pero las ganas de trabajar y de seguir ahora son las mismas o mucho mayores, porque vemos que el trabajo da frutos de verdad. No hago caso a eso de los sold out, porque no me lo termino de creer. Siempre que veo uno le pregunto al manager a ver si ha habido un problema informático. De hecho, no quiero saber los aforos de las salas hasta que llego porque creo que, aunque hubiera una sola persona, el concierto se haría igual.
Esto mismo que comenta hizo Berri Txarrak, grupo navarro que se despidió de los escenarios muy recientemente, en un concierto en Nantes...
-Es que son cosas que pueden pasar, y todo ello son experiencias que suman. Antes, yo tenía un grupo con el que, en un concierto, tocamos para dos personas únicamente. Y la música es eso, un día estás arriba y otro estás abajo, así que hay que aprovecharlo todo.
En alguna entrevista anterior ha dicho que, al menos de momento, no ha visto la parte negativa de la fama, aunque es consciente de que la haya. ¿Sigue siendo así?
-Sí. Bueno, supongo que con las cosas malas pasa lo mismo que con las cosas buenas, que hay que asimilarlas. Al cambiar tanto mi vida en dos años hay cosas que no puedo hacer, pero en cambio sí puedo hacer otras. Yo soy muy consciente de quién soy, de cómo soy, de mi entorno... No ha cambiado nada y no encuentro ninguna parte mala a la fama. Y si la hay, creo que se le puede dar otra mirada y buscar una solución para que acabe siendo algo bueno.
Termina con el concierto de hoy una gira y, en seguida, comienza la siguiente. ¿Ganas?
-Muchas. Cuando termine en Pamplona me cogeré unos días para irme por ahí y reflexionar sobre la vida, pero pronto empezaremos con los ensayos y la preparación de todo lo que vendrá el año que viene.
Precisamente, llegará poco después de que su primer álbum, Bailando en la batalla
-Es el disco que quería hacer, que he esperado siempre sacar. Hay canciones que están hechas desde hace tiempo y que me muero de ganas que la gente escuche, pero también habrá otras canciones que ya he enseñado. Tengo muchas ganas de empezar la nueva gira y, en general, de todo lo que va a venir con Bailando en la batalla.