CONCIERTO DE MAREA

Fecha: 14/12/2019. Lugar: Navarra Arena. Incidencias: Diez mil personas para disfrutar del antepenúltimo concierto de la gira de Marea (segundo y último en tierras navarras). Antes que ellos actuaron El Desván, Vuelo 505 y Bocanada. En total, seis horas y media de música (el concierto de Marea duró tres, desde las once hasta las dos de la madrugada).

El 2019 llega a su fin y con él termina también el (hasta la fecha) último ciclo de actividad de Marea, que comenzó a gestarse a primeros de año con la publicación del muy aclamado El azogue, y que después ha tenido a los de Berriozar en danza por todo el país y, como suele decirse, por parte del extranjero (han tocado también en varias ciudades europeas). Después de ocho años en el dique seco, el quinteto navarro ha pulverizado todos los registros: el álbum ha convencido por igual tanto a la crítica especializada como al gran publico y los conciertos se han celebrado siempre ante audiencias multitudinarias; para muestra, lo sucedido en Pamplona, donde en junio agotaron las localidades de la Ciudadela y el pasado sábado metieron a diez mil personas en el Navarra Arena. Por todo esto se suele decir que, desde hace ya varios años, Marea es el grupo de rock más importante del país.

Como han venido haciendo durante toda la gira, en Pamplona estuvieron precedidos por tres bandas amigas: El Desván, tan correosos y atinados como siempre. Vuelo 505, contagiosos e imbatibles con su rock stoniano. Y Bocanada, que, según dijeron, está a punto de publicar disco nuevo y volver a la carretera. Los tres combos calentaron bien el ambiente mientras el pabellón se llenaba de gente.

Finalmente salió Marea, que ya dispararon una primera salva de pirotecnia antes de su primera canción, En las encías, con la que terminaron de incendiar la noche. Los primeros compases de la actuación estuvieron dedicados a presentar El azogue, aunque ya en el primer tercio hubo rescates de temas añejos (Mierda y cuchara, Manuela canta saetas o Corazón de mimbre). En cualquier caso, el público las celebraba todas por igual, al igual que las colaboraciones, que hubo muchas: Juanito Lorente, de Bocanada, salió a tocar la guitarra en Que se joda el viento (una de las más celebradas). Jerry Erro, de Cuatro Madres, se comió el escenario en Lija y terciopelo. Después fue el Piñas el que tomó el relevo en la voz y cantó Pecadores y Trasegando. Volvió Kutxi acompañado por Luter para cantar juntos Jindama. Pájaros viejos fue, como siempre, uno de los momentos más emocionantes de la noche, dedicada al padre de Kolibrí y unida al Txoria txori de Laboa. Gabri, de El Desván, encarnó a Robe Iniesta en En tu agujero y, acto seguido, Rubén, de Vuelo 505, bordó La luna me sabe a poco.

Seguimos recapitulando: Migortxo, de Rabia, hizo buen tándem con Kutxi en Ocho mares, mientras que David Corroza, de El Portal de Jade, fusionó su guitarra con las de su primo Kolibrí en La rueca. La rabiosa autobiografía de José Etxailarena, que sonó como un disparo, precedió otro gran clásico, Como los trileros, con Martín Tornado Romero ataviado con plumaje indio y sin parar de moverse. Se sabe que Marea suele tocar alguna canción de Los Suaves en todos sus conciertos; en este caso fueron Dulce castigo y Preparados para el rock’n’roll, pero, y esto fue histórico, junto a Fernando Calvo y Charly Domínguez, miembros de la mítica banda gallega. Y aún hubo más: Nacho Otero, de Bandoleros y Piratas, puso voz a Viento de poniente, e Ibai Ganuza, de Motxila 21, les ayudó a despedir la noche con Marea.

Desde el punto de vista musical, todo perfecto: sonido, músicos, luces, puesta en escena... Pero lo más importante no fue eso, sino la comunión que se creó con el público, la enorme energía que se generó y cómo se mantuvo durante las tres horas que duró su actuación. Es por eso (y no por los datos apuntados al principio, que al final son solo eso, números, listas y estadísticas) por lo que Marea es el grupo de rock más importante del país. La última gran banda.