no hay película de éxito, obra de teatro importante o programa de televisión que no cuente con un amplio equipo de especialistas, colaboradores o actores que le den tronío y empaque al producto final. Son los actores secundarios, los profesionales de reparto que permiten el enriquecimiento y la riqueza de la narración final. En el abundante y variado mundo de las teles de nuestros gozos y padecimientos, los secundarios son en ocasiones elementos lujosos de una forma de entretener de éxito, que muy de vez en cuando traspasan las barreras del reconocimiento popular. En el programa de Alfonso Arús Aruciti@s, sobresale en el elenco de subalternos la figura del periodista-novelista de novelas policiacas, Carlos Quílez, que encarna a la perfección el personaje informador de las fechorías del hampa o de los descalabros de ciudadanos violentos y agresivos. Carlos se ha convertido, con su forma de ser, personaje de la tele, y su forma de hablar, vestir y presentar los sucesos en un clásico de la tele. Matías, el camarero argentino y mozetón de First Dates es otro tipo colaborador del mundo de la tele, que desde su pequeña barra de plató va recibiendo a las parejas que buscaran desesperadamente el amor, bajo la tutela del maestro de ceremonias, Carlos Sobera. Matías templa los nervios de los participantes en la ruleta del amor, sirviendo al personal mojitos, agua del grifo o raciones de tila. Otro inolvidable compañero en las noches de Cuatro, cuya presencia alegra el paso de los náufragos del amor. Y completamos está galería de secundarios de lujo con la figura del equipo de colaboradores de Pablo Motos en El hormiguero, que resultaría imposible sin la presencia de Marron, Usun Yu, El Monaguillo, Pilar Rubio y otros figurantes que mejoran, diversifican y dan color a secciones que tienen en Trancas y Barrancas pareja de puntales mediáticos garantía de triunfo, como bien lo sabe el astuto conductor. Secundarios de la tele, pero menos.