Pamplona. El artista Juan Gorriti ha convertido los jardines de la Ciudadela en una sala de exposiciones al aire libre con piezas llamativas y de grandes dimensiones que alcanzan los cinco metros de altura.

Se trata de la muestra 'Del valle de Araiz a la Ciudadela de Pamplona' en la que el Horno de este espacio pamplonés acoge uno de sus particulares crómlech y que se extiende al jardín anexo, espacio verde donde pueden verse otro crómlech conformado por cerca de 100 piezas diferentes; una pareja de tótems de gran tamaño; las ocho esculturas que conforman el grupo de brujas y personajes y su vaca azul de cinco metros y 2.000 kilos.

Según ha informado el Ayuntamiento son obras en cuya creación han participado la tierra, la lluvia, el fuego y el tiempo, en lo que el autor llama "Art-Denbora".

La exposición permanecerá en la Ciudadela hasta el próximo 29 de marzo, indican las mismas fuentes, que explican con motivo de la presentación este viernes el origen de la exposición está en la muestra que Juan Gorriti presentó en junio de 2019 en Azkue, bajo las Malloas, y que llevaba por título 'Gaztarri'.

Por esa razón, las piezas que se presentan "van a ser acariciadas por el aire, el viento, la llovizna, el sol y la tierra evaporada tras la lluvia del valle de Araiz". Será la segunda vez que Juan Gorriti llega a la Ciudadela ya que presentó una muestra individual de su escultura en el Pabellón de Mixtos de la Ciudadela en 2007.

En el interior del Horno se ha colocado un crómlech con un diámetro de 6 metros y conformado por piezas de 50 a 180 centímetros. La idea de instalarlo ahí es porque al ser un espacio cuidado, tranquilo, reservado y silencioso puede llevar a las personas que se acerquen a ver la obra a sus pensamientos más íntimos.

Quienes lo deseen podrán pasar las manos por las piezas y mirar a través de los agujeros que tienen labrados las maderas. El diseño también permite pasear alrededor del círculo de 70 piezas para decidir qué perspectiva se quiere tener ante esa creación.

El segundo de los crómlech se ha instalado en el exterior. De mayor tamaño, cuenta con un diámetro de 10 metros y casi un centenar de piezas de madera únicas y diferentes que expresan un todo en equilibrio.

Al igual que el otro, es "una continuación del trabajo realizado hace miles de años por nuestros antepasados, un círculo en el que todos somos uno'. También en ambos casos, la madera mantiene un color natural derivado del paso del tiempo y de los avatares que ha tenido el propio material.

También en el jardín, alrededor del crómlech, se sitúan las brujas y personajes nacidos del proceso creativo que ha llevado a cabo Gorriti desde que se planteó cómo sería el aspecto de los seres humanos que vivían hace miles de años. El grupo lo conforman 8 figuras de más de dos metros de altura realizadas con técnica mixta.

La vaca azul se sitúa como testigo, descansando sobre sus dos enormes troncos. El artista ha pintado la vaca con el color del infinito, "elevando los recuerdos de su infancia al mismo azul, huyendo de las garras del tiempo para formar parte de la libertad que ama".

La exposición en la zona verde también presenta dos tótems de grandes dimensiones, ya que uno alcanza los 4 metros y otro los tres. Al igual que en la vaca azul, aparece el color en las piezas ya que Gorriti ha optado por la pintura acrílica sobre la madera. Con los mismos materiales, pintura acrílica sobre madera se ha creado la última obra, Malatxa, una composición azul con la que se completa la muestra.