‘van gogh alive’

Dónde. Sala de la Muralla de Baluarte.

Cuándo. Desde hoy hasta el 31 de mayo. De 10.00 a 22.00 horas de lunes a domingo.

Cuánto. Días laborables: adultos, 12 euros; niños (4-15 años), 9 euros; personas con discapacidad: 9 euros; estudiantes, mayores de 65 y desempleados, 10 euros. Fin de semana: adultos, 14 euros; niños (4-15 años), 9 euros; personas con discapacidad, 9 euros; estudiantes, mayores de 65 y desempleados, 12 euros. Entradas a la venta en www.vangogh.es (cada hora tiene lugar una sesión con aforo limitado). Ofertas para grupos y familias.

en corto

TecnologíaSENSORY4?

Este sistema desarrollado por Grande Exhibitions emplea potentes ordenadores, un sistema de software a medida que controla 40 proyectores de alta definición y un sistema de sonido envolvente digital para ofrecer imágenes cristalinas que transforman el espacio en que se proyectan. Como dato curioso, 38 millones de píxeles se combinan en las más de 3.000 imágenes en movimiento que se proyectan en 700 m2.

vínculo emocionaldesde el aroma Fragancias a madera de ciprés, cedro, sándalo y nuez moscada con toques de limón y vetiver transportan al público a orquídeas, jardines y campos en flor donde Van Gogh pintó obras.

la música, protagonista Acompañan las imágenes piezas de autores clásicos como Vivaldi, Bach o Haendel, de compositores impresionistas y contemporáneos.

El oscilar de las constelaciones que Van Gogh plasmó en La noche estrellada, el vuelo de los pájaros de su famoso Trigal con cuervos o los vibrantes amarillos de sus Girasoles cobran vida en Van Gogh Alive. Un viaje multisensorial por el arte del genial pintor holandés que transcurre entre la belleza y los vaivenes de la tranquilidad al tormento, envolviendo al visitante, haciéndole sentir y al mismo tiempo enriqueciendo su conocimiento con las claves de la vida y obra del célebre artista. Un pintor que encontraba belleza en todo lo que veía porque amaba verdaderamente la naturaleza.

La exposición multimedia más visitada del mundo recala desde hoy y durante tres meses en Pamplona. El espacio privilegiado de la Sala de la Muralla de Baluarte acoge la experiencia, que trasciende el concepto expositivo tradicional para invitar al público a darse un baño de arte que puede disfrutarse caminando libremente entre las proyecciones, sentado o tumbado de forma relajada en uno de los cómodos puffs que se encuentran a lo largo del recorrido.

Proyecciones en movimiento, luz, color, música de poderosa belleza y fragancias que despiertan el sentido del olfato y transportan a parajes naturales se combinan en esta propuesta, que ya ha conquistado a más de 750.000 personas en España. Ideada por la empresa australiana Grande Exhibitions, la exposición llega a la capital navarra también de la mano de Nomad Art y tras pasar por más de 50 ciudades de todo el mundo. Pamplona es la séptima ciudad del Estado -y la primera de la zona norte- que acoge esta propuesta, simultáneamente con Ciudad de México, Zúrich y Taipei.

Una hora de visita que expone diez años prolíficos de Van Gogh como artista y que supone realizar un viaje audiovisual por la vida y las reflexiones del pintor a través de los Países Bajos, París y la Provenza con la ayuda de más de 3.000 imágenes, aromas y un paisaje sonoro que contribuyen a vivir la experiencia con los cinco sentidos.

La muestra, que fue presentada ayer por el director de Baluarte, Javier Lacunza, el director de Grande Exhibitions, Rob Kirk, y la responsable de Nomad Art para la exposición, Alejandra Soto, permitirá al público de Navarra y alrededores “ver, oír, e incluso oler” la obra del pintor holandés. Lacunza calificó la exposición como una “oportunidad interesante para atraer a visitantes de fuera” a la capital navarra, y deseó futuras colaboraciones con Grande Exhibitions para Pamplona.

El director de la empresa Grande Exhibitions y creador de Van Gogh Alive, Rob Kirk, mostró su entusiasmo por ver la exposición en “un lugar único y maravilloso”, dijo en referencia a la Sala de la Muralla de Baluarte, y destacó que “con este tipo de exposiciones se consigue sorprender y entretener, algo que busca el público, así como que los visitantes aprendan”, en este caso sobre la vida y obra de Van Gogh. “Es importante para nosotros introducir con este tipo de propuestas expositivas a nuevas audiencias al arte, aprovechando las mejores posibilidades que nos brindan las tecnologías”, subrayó Kirk.

Aunque las personas no puedan ver las obras reales de Van Gogh, para el director de Grande Exhibitions la exposición rompe con los clichés de las galerías de arte tradicionales, en las que “mucha gente puede sentirse intimidada” y pensar que no tiene los conocimientos necesarios para entender los cuadros, mientras en Van Gogh Alive pueden “comprender mejor al autor”. Aunque, matiza, nunca se pretende con este tipo de muestras desvirtuar o sustituir la labor que realizan las galerías de arte.

el viaje

Libertad frente a recorrido marcado

Desde su primera pintura de tonos terrosos, más oscuros que los que le hicieron famoso, hasta sus primeros signos de demencia, pasando por sus etapas en el bohemio París y en los soleados campos de Arlés, Van Gogh Alive sumerge al visitante en la evolución pictórica del artista. En un viaje en que las imágenes en movimiento de los cuadros de Vincent, proyectadas en paredes y suelos, envuelven al espectador, que en esta exposición tiene una invitación a moverse libremente, a recorrer, ir en busca de detalles, sin tener que seguir un recorrido marcado.

“Siempre estoy creando lo que aún no puedo realizar, con el objetivo de aprender cómo se hace”, decía un inquieto Van Gogh, tal y como se recuerda en esta exposición, que proyecta frases del pintor extraídas de su libro Cartas a Theo. Un artista que trabajaba en sus lienzos “con tanto cuidado como los jornaleros lo hacen en sus campos”. Que quería que le aceptaran como era, y cuyo reto era emocionar a las personas con su arte.

La propuesta expositiva, que busca atraer a públicos de cualquier edad, se completa con un apartado que ofrece la oportunidad de examinar las fuentes de inspiración de Van Gogh, su vida, sus pensamientos y su estado de ánimo a través de paneles y fotografías que retratan su prolífico periodo de trabajo entre los años 1880 y 1890.

En esa misma zona, se recrea el dormitorio del artista en Arlés, que el propio Vincent Van Gogh inmortalizó en uno de sus cuadros y en el que el visitante puede entrar y retratarse para el recuerdo.

Otro reclamo, a la entrada y/o salida de la exposición, es la tienda de merchandasing instalada en la Sala de la Muralla y en la que se venden desde paraguas hasta calcetines, pasando por tazas, bolígrafos, camisetas, pañuelos, monederos, cojines o, cómo no, láminas de algunos de los cuadros más famosos del pintor holandés. Y los más pequeños cuentan con una zona dedicada a ellos, con mesas y sillas, papeles y pinturas, para que experimenten con los colores y se lleven un dibujo a casa o lo dejen expuesto allí. Sobre todo, para que pasen un buen rato.

“El único momento en que me siento vivo es cuando estoy pintando”, aseguraba.

Vivos, como él, se sentirán los visitantes que se adentren en esta experiencia multisensorial, gracias a una hora de conexión con la belleza y el arte.