pamplona - ¿Qué le parece el Festival Punto de Vista? ¿Cuáles diría que son sus puntos fuertes y sus particularidades respecto a citas similares?

-Punto de vista es un festival de ideas, de comisariado y línea muy definida, me encanta su escala y su relación con la ciudad, sus valores de inclusión y la visión del cine que propone: un cine de autor y una visión del cine muy expandida. Hay pocos festivales en el mundo con una visión e identidad tan marcada. La verdad es que en pocos festivales se siente uno parte de una familia, y creo que aquí se consigue, además creo que se toman riesgos, se aceptan retos y, además, se permite a los directores expandir sus prácticas.

Este año va a participar en varias actividades, algunas de ellas dentro del programa educativo, como Taller de cementerio de elefantes, que se celebrará el viernes 6 de marzo. Se trata de una experiencia inmersiva en la que los/as asistentes no van a ver su peli, sino que la van a escuchar, ¿no?

-La verdad es que me encanta cuando los festivales me invitan a presentar de modos diferentes mi trabajo. Cada vez me interesan menos las presentaciones clásicas de festival donde uno llega con el DCP y proyecta su película. Mi última película, Cemetery, ha tenido muchas encarnaciones en modo instalación, live cinema y workshops, además de presentaciones en modo work in progress durante todo el periodo de gestación y realización. Cuando desde Punto de Vista me propusieron la posibilidad de hacer un taller o workshop me encantó la idea de trabajar otra vez con jóvenes. La película es, de alguna manera, un viaje a la infancia, a la magia que yo de niño sentí por primera vez al ver Tarzán, esa ensoñación y ese poder del cine como creador de imaginarios. Cemetery es un homenaje a ese cine y esa capacidad de ensoñación, así que es genial poder trabajar con jóvenes de esas edades e introducirles a un mundo sonoro diferente, a una experiencia en sala diferente.

¿Cómo lo va a hacer?

-La idea es adentrarnos en ese cementerio de elefantes a través del sonido y conseguir que ellos viajen y utilicen su oído como instrumento, que recreen ese lugar en su imaginación. Los participantes al workshop van a escuchar a oscuras en la sala de cine y van a dibujar lo que ven sus oídos, ese cementerio ese lugar. Y luego vamos a exponer esos trabajos durante los últimos días del festival.

¿Es el público infantil fácil? ¿Qué potencialidades tiene aun por desarrollar que nosotros, los adultos, ya hemos dejado atrás? ¿Cómo han sido en general tus experiencias con grupos de niñas y niños, qué te aportan como creador?

-Me encanta trabajar con público infantil. Siempre presenta una visión única, desprovista de censura, de preconceptos, las conversaciones son directas, hablan sin complejos, sobre sentimientos más arraigados en los sentidos, o en las sensaciones, que en el pensamiento. La verdad es que me fascinan y son fuente de inspiración, quizás ellos dan una visión más directa del trabajo, su mirada desnuda todo ese vestido intelectual que une tiende a meter. Me encantaría poder trabajar con niños continuamente para dejar de lado todo ese trabajo conceptual, intelectual, que algunas veces no nos deja avanzar. De hecho estoy preparando un libro para niños de 3 a 7 años del proyecto que estoy escribiendo con mi hija de 13.

¿Hay muchas diferencias entre niños/as de distintas latitudes?

-Mi experiencia ha sido más en contextos de culturas europeas u occidentales, así que es difícil establecer diferencias. Pero creo que hay algo universal en la infancia, algo que no tiene fronteras culturales o nacionales, algo que viene de más profundo.

En Punto de Vista también va a ofrecer otra experiencia basada en el sonido. ¿Qué es Ojo sonoro?

-Ojo Sonoro es un programa sonoro especialmente creado para el planetario que sirve de extensión a la presentación de Cemetery en el festival. Ojo Sonoro es una voluntad de crear un programa de piezas de lo que podríamos llamar cine sonoro que de alguna manera de alguna manera han sido influencias para mi película, y que a la vez me permite crear una pequeña selección que desvela una visión del trabajo sonoro contemporáneo, además de generar una experiencia puramente sonora en sala, una especie de respiro de la imagen para el espectador del festival. Para Ojo Sonoro le pedimos al espectador que se deje llevar y recree sus propias imágenes; que el sonido se imponga y que el Planetario le sirva de plataforma para ese viaje interior.

¿Qué criterios siguió para hacer la selección de piezas y qué aspectos concretos le han aportado como autor?

-Las cuatro piezas forman parte de una constelación relacionada a Cemetery, pero también de mi viaje personal a través del arte sonoro. Estos cuatro compositores han contribuido a expandir mi noción de sonido, de música y de viaje interior.

La primera pieza es Sanctuary(Punto de Vista Reframing), acompañó el proyecto en su versión instalativa en su presentación en la Tate Modern, y ha sido remodelada especialmente para el planetario y el festival. La segunda pieza de Luc Ferrari es posiblemente una de las piezas mas importantes y icónicas de la nueva composición y la reinvención de las bases teóricas de la música concreta. Un verdadero viaje sonoro, pero también un nuevo modo de entender los sonidos captados de campo (o field recordings). Esta pieza es sin duda muy importante para el desarrollo de las prácticas contemporáneas y la composicion de finales del siglo XX. La tercera pieza de Francisco Lopez forma parte de Azoic Zone, desde mi punto de vista uno de los discos de música experimental mas importantes producidos en España. Este disco fue y sigue siendo una inspiración para mí. La cuarta pieza de Bernard Parmeggiani es, sin duda, una de sus composiciones más elaboradas y fascinantes, llena de matices, que presenta todas las posibilidades de la composición moderna.

Sus trabajos se mueven entre el cine documental, el arte sonoro, la performance, la instalación... ¿cómo decide por qué formato apostar en cada momento, qué elemento manda en cada proyecto?

-De alguna manera, considero que el trabajo es la captación de esa experiencia y que su transducción en varias formas es solo el proceso de llevarlo al público. Me interesan los modos más compresivos y expandidos de transducir esa experiencia, porque algunas veces la imagen audiovisual no es suficiente. También me interesa la idea de especificidad, o sea que una experiencia es diferente en cada contexto. Idealmente, mi trabajo sería siempre específico al lugar donde lo presento.

¿Qué hacer para que nos acostumbremos a ver, oír o disfrutar del cine en otros espacios? ¿Qué nos pueden aportar estas otras experiencias?

-Mi práctica está muy ligada al trabajo de formatos de aparatos y de cómo cambiar o alterar esos contextos donde se presentan los trabajos. Creo el cambio de contextos nos permite leer y entender de otras maneras y sobre todo mirar con otros ojos, oír con otros oídos.

¿Qué peso tiene la etnografía en sus trabajos? ¿Cómo le han cambiado como persona los trabajos que ha realizado alrededor del mundo?

-En ciertos aspectos, la etnografía es una manera de mirar, de entender, de captar la realidad del otro, otras culturas, otros paisajes. Mis anteriores trabajos han sido esenciales para entender quién soy ante todo, y luego quién son esos pueblos, esas personas, esos lugares, contextos y personas diferentes a mí modo de ver y entender el mundo, pero que han sido esenciales para entender el mundo y para darme una lección de que no existe una sola visión, un solo modo de vivir, de entender, y que hay que ser abierto, honesto y humilde y que hay que abrazar las diferencias como riquezas. Y que un cineasta o artista tiene que estar al servicio de esta visión abierta del mundo, luchar por ella y defenderla con uñas y dientes y con todos sus talentos y cualidades.