l sociólogo canadiense Marshall Mc Luhan acuñó la expresión aldea global para describir la sociedad contemporánea basada en la existencia de poderosos medios de comunicación que hacia de cada sociedad una parte más o menos significativa de la misma. La inmensidad del mundo quedaba recogida en los mensajes emitidos capaces de llegar a cualquier extremo del mundo, por muy recóndito que estuviera localizado en el orbe. La actual crisis sanitaria convertida en fenómeno de masas gracias a la acción persistente y machacona de los medios con su agotadora secuencia de redundancias en plan martillo pilón conduce a los ciudadanos consumidores de medios a una paranoia obsesiva y extravagante que lleva a vaciar los expositores de los centros comerciales, almacenando miles de rollos de papel higiénico ante una demanda provocada por la insistencia de los medios en incidir en los datos conocidos, muchos o pocos de esta pandemia sanitaria que conduce a una infopandemia absurda y miedosa. Las actuales sociedades no se explicarán sin la presencia avasalladora de los medios de comunicación, que con su presencia garantizan el conocimiento de la actualidad y el sentimiento colectivo del planeta global que en ocasiones como la presente de la crisis sanitaria del coronavirus atemoriza al personal, angustias a las tímidas almas y provoca descontroladas respuestas de histeria y alteración de la vida ciudadana. Los actuales medios de comunicación actúan a modo de poderosos focos informativos que abrasan la actualidad, sus personajes, sus protagonistas y sus consecuencias. Los ciudadanos apresurados no pueden sustraerse al influjo perverso y obsesivo de mensajes redundantes, histéricos y agotadores que circulan por los medios de esta sociedad global y emponzoñada por fake news, manipulaciones, y mensajes machacones, que nos abotargan minuto a minuto, no permitiendo que podamos separar el polvo de la paja en un ejercicio de falsa libertad de información y comunicación.