on muy pocas visitas (con cuentagotas) y muy espaciadas en el día. Así se vivió ayer la jornada de reapertura del Museo Universidad de Navarra (MUN) al público general. Tras dos días dedicados a los Amigos del Museo -los pasados martes y miércoles, en los que se acercaron a las salas expositivas 8 y 14 personas, respectivamente-, el MUN ha reiniciado su actividad expositiva después de permanecer dos meses cerrado a causa de la COVID-19. Es el primer museo que reabre en Navarra tras la pandemia.

La primera jornada de contacto con el público general demostró que la desescalada es lenta, que el cambio de hábitos cuesta (y, también, que el clima veraniego incita a disfrutar del aire libre, del que tanto se nos ha privado por el confinamiento forzoso).

Treinta y seis personas se acercaron a lo largo del día de ayer (la mayoría por la tarde) a visitar la colección del museo, el espacio Ortiz-Echagüe y la bella y evocadora muestra Universos del fotógrafo David Jiménez.

Ataviados con la mascarilla de uso obligatorio y manteniendo los 2 metros de seguridad -distancia que el MUN ha pintado en el suelo, a la entrada, para que los visitantes tengan presente a cuántas baldosas deben situarse uno de otro-, las escasas personas que recorrieron ayer el espacio expositivo pudieron disfrutar de una visita serena, pausada, introspectiva, bañada por el silencio y el descanso para la vista que supone el hecho de estar prácticamente en solitario ante las obras de arte.

Y además, con entrada libre (voluntaria, ya que el MUN deja a la decisión de cada uno pagarla o no), para facilitar el acceso de todo el mundo.

De estas condiciones disfrutaban ayer a mediodía Carla Díez, de 24 años y estudiante en la UN de la doble licenciatura ADE-Derecho, y Juan Noriega, de 25 años y profesor en la facultad de Económicas, quienes se acercaron a visitar las exposiciones en compañía de una empleada del MUN. “Es nuestro pequeño granito de arena con la cultura que empieza a reactivarse y venimos con muchas ganas. Nos hacía falta, porque la visita presencial a un museo es completamente diferente de la visita virtual. Las sensaciones que tienes aquí, al contemplar las obras a tamaño natural, es algo único y hace que la perspectiva cambie”, destacaban los jóvenes, que ya conocían el museo pero no se habían detenido hasta ahora en profundizar en la colección de María Josefa Huarte. “Siempre lo dejábamos para otra ocasión y hemos visto que era el momento de visitarla”, comentaban ayer.

El MUN, que en situación normal puede acoger a miles de visitantes, tiene limitado ahora su aforo a 250 personas, “para que la gente que nos visite esté psicológicamente tranquila”, dice el director general del museo, Jaime García del Barrio; y se está cuidando especialmente la limpieza de los aseos -no se han abierto todos, pero los que se usan se limpian más frecuentemente-. Se recomienda reservar la visita con antelación, y por las mañanas la franja horaria de 10.00 a 12.00 se reserva especialmente a mayores y personas vulnerables.

De momento se mantendrá hasta julio la entrada libre, y el horario de apertura puede variar en función de las preferencias que vaya marcando la afluencia de visitantes en esta desescalada recién iniciada.

El arte, que es lo verdaderamente importante en todo esto, ya está más que preparado en las salas para activar nuestra mente con preguntas siempre necesarias, y ahora más que nunca.