- El cineasta Víctor García León presentó ayer en Málaga su filme Los europeos, adaptación de una novela del guionista Rafael Azcona, que “milagrosamente” ha llegado al siglo XXI sin que nadie la haya rodado, un “lujo” del que se aprovecha el director: “Creo a Rafael Azcona le habría gustado”.

“Si Berlanga no la hizo supongo que fue por problemas de censura, pero al llegar la democracia, el destape seguramente habría arrastrado a la película a hacer algo que no hubieran querido hacer ni Azcona ni Berlanga; se fue quedando y ha llegado hasta aquí, como un estupendo regalo”, señaló García León en una rueda de prensa tras la proyección de la cinta.

Acompañado por los actores protagonistas y parte del equipo de producción y el guionista y experto en Azcona Bernardo Sánchez, el director aseguró que se ha sentido “muy vinculado emocionalmente a la novela y, aunque está hecha en el 58, creo que habla de nosotros”.

Los europeos cuenta la historia de dos chicos españoles, Miguel -Raúl Arévalo-, que se gana la vida como delineante, y Antonio -Juan Diego Botto-, el hijo tarambana de su jefe, que lo arrastra a ir con él de veraneo a Ibiza, donde le han hablado de lo fácil que es ligar con europeas; a veces, la historia va más lejos y es difícil apencar con las consecuencias. El filme, uno de los favoritos para la Biznaga de Oro del Festival de Málaga.

El propio hecho de llamar a la historia Los europeos, explicó García León, es una declaración de intenciones: “Casi nadie se siente incluido, los europeos son los otros, y eso implica unos complejos y una forma de estar en la vida que es lo que hay en la novela, esa cosa de estar en un cuarto muy estrecho pero no querer salir por si acaso”.

Tercer largometraje de este realizador, tras Vete de mí (2006) y Selfie (2017), responsable también de series de televisión como Vota Juan, el madrileño ha cambiado de registro y se mete en una película de época, “por un motivo práctico”, explicó, porque “el peso legal de un aborto en los 50 le da un dramatismo que si no, no tendría”, y por una cuestión emocional.

“De alguna manera, y no con un ímpetu nostálgico, porque no echamos de menos ni el franquismo ni los 50, pero sí lo tuvimos melancólico, como de aquello que no hemos vivido, de una isla que ya no conoceremos y nos funcionaba muy bien como país de Peter Pan donde pasan cosas que inevitablemente -argumentó- se van a perder”.

Botto, que ya trabajó con García León en Vete de mí (2006), vuelve a dar el mil por cien en su personaje, esta vez un señorito acostumbrado a gastar, hedonista y políglota, un pijo guapo que vive del dinero de su padre, que introduce al sencillo -y bastante pobre- Miguel en el excesivo mundo del turisteo de Ibiza. “Son dibujo de lo que fuimos y nos ayuda a entender lo que somos”, aportó Botto.

“Él vive una farsa de la que disfruta mientras puede”, dijo sobre Antonio, mientras Arévalo, perfecto en el arco interpretativo por el que lleva a su personaje, lo siente un poco como él mismo se sintió cuando, tras su primera película AzulOscuroCasiNegro vino a Málaga, un chico de Móstoles que intentaba “pertenecer”, adaptarse.

La evolución del personaje de Arévalo es quizá el que mejor simboliza el complejo español, una guía que, con apenas ligeros matices, marca cambios definitivos que no solo marcan la vida de Miguel sino que son el resumen de una época vital en España: los años previos al desarrollismo.

No es la primera vez que ocurre, pero esta película se estrenará directamente en internet, el próximo lunes en Orange TV, aunque no descartan las salas: “Necesitamos que las películas se vean”, concluyo el productor Enrique López Lavigne.