Con la cultura “se nos ve el plumero”, asegura Lluís Homar (Barcelona, 1957), que en su primera temporada en la Compañía Nacional de Teatro Clásico propuso que el Siglo de Oro sea “una cuestión de Estado” porque es “patrimonio inconmensurable en este momento de orfandad de la humanidad”. Homar tomó el relevo de Helena Pimenta la temporada pasada y hasta esta no diseñó su contenido. Su temporada está llena de “fuerza y compromiso” con el futuro. En ella figuran nombres como Josep María Flotats, Adriana Ozores o Franca Squarcapino, que trabajarán textos de Lope, Shakespeare, Moliere o Calderón.

Abrirán con El vergonzoso en palacio, de Tirso, el 29 de septiembre dirigido por Natalia Menéndez. Lo harán con un 71% de aforo, es decir 350 localidades. Reconoce que en el verso hay una dificultad que no hay en otros textos, “es como un código, un reto a mantener la atención, pero hay que recordar que hace 400 años la mayoría del público era analfabeto y estas obras llegaban y se repetían”. Por eso han promovido esta temporada Arte nuevo con el objetivo de que los jóvenes sientan “que también es su teatro”. Se trata de tres textos de Calderón -Eco y Narciso- Ana Caro -Valor, agravio y mujer- y Lope -Fuenteovejuna- “reconstruidos” desde “una mirada fresca, cómplice, actual y profunda” del Siglo de Oro con los que irán a centros educativos. En esta temporada, Lluís Homar interpretará El príncipe constante, una de las obras maestras de Calderón, con dirección y versión de Xavier Albertí, y dirigirá La comedia de las maravillas, en la que Cunillé “ha cosido” varios sainetes de Ramón de la Cruz. Flotats dirigirá y protagonizará la versión del clásico de Moliere El enfermo imaginario, una producción de lujo con vestuario de la ganadora de un Oscar Franca Squarcapino. Por último, Adriana Ozores dirigirá Las Troyanas de Séneca.