Más que un diseñador, Otl Aicher (1922-1991) fue un “filósofo, poeta y político”. Con estas palabras lo definió ayer el arquitecto Norman Foster, con quien colaboró estrechamente en el singular proyecto de Metro Bilbao. El maestro alemán del diseño, considerado uno de los autores europeos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX en dicha disciplina, es responsable de las anillas en rojo que identifican al suburbano bilbaíno. En el citado trabajo supo “encapsular el espíritu de una idea” y “resumió la esencia de Bilbao”, consideró su colega británico. Una muestra en el Museo de Bellas Artes saca a la luz los ochenta dibujos y fotografías inéditas del proyecto, a la vez que rinde tributo al diseñador en la primera retrospectiva internacional dedicada a la figura del artífice de la imagen de Lufthansa o de los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972.

Durante la presentación de la exposición Otl Aicher. Metro Bilbao. Arquitectura y Paisaje que podrá verse en la pinacoteca bilbaína hasta el 23 de febrero, Foster participó mediante un vídeo para poner en valor el saber hacer del diseñador alemán que poseía una “extraordinaria habilidad para abocetar”. La muestra, que coincide con el 25º aniversario de la puesta en marcha del metro de Bilbao -se cumple el próximo día 11-, exhibe parte del trabajo que llevó a cabo Aicher después de que Foster ganara el concurso para la construcción del suburbano en 1988. El trabajo conjunto los llevó a fotografiar durante cuatro días la capital y su entorno para documentarse, explicó ayer el comisario de la exposición, Gillermo Zuaznabar. Aicher también se informó sobre la heráldica y la historia de Bilbao antes de realizar los más de 200 dibujos que dieron como resultado el logotipo que desde 1995 caracteriza la imagen corporativa de Metro Bilbao.

“Inventó los pictogramas pero los llevó más allá”, aseguró el arquitecto sobre el trabajo de Aicher, heredero de la tradición del diseño gráfico centroeuropeo que emplea retículas para estructurar el espacio. La muestra, que recoge unas 250 obras correspondientes a trece proyectos, exhibe algunos de sus trabajos más célebres, como el sistema de construcción industrializada que diseñó para la compañía Braun o los trabajos que hizo para Múnich’72. La exposición también incluye sus diseños para el fabricante de cocinas Bulthaup, fotografías sobre un viaje de Aicher por el desierto del Sahara o materiales inéditos de sus proyectos para Rotis, un antiguo complejo agrícola en Alemania que convirtió en lugar de residencia y trabajo. Otl Aicher utilizó las palabras “autosuficiente” y “sostenible” antes de que la sociedad las incluyera en su vocabulario.

Las obras proceden del archivo de la Escuela Superior de Diseño de Ulm, fundada por el diseñador alemán en 1953 junto a su esposa, Inge Scholl, y el artista y arquitecto Max Bill, como acción cultural para reparar los daños causados por los regímenes nazis en la ciudadanía alemana y europea. De hecho, la exposición incluye las dos últimas obras de Aicher antes de su fallecimiento, dos bustos de dos amigos y hermanos de su esposa asesinados por los nazis, y la última foto que se hizo en su taller, trabajando en dichos bustos. No en vano, el autor desarrolló una moral del diseño que trasladó también a su compromiso político, apoyando al partido socialdemócrata alemán y en diferentes acciones a en favor de la ecología y la no agresión.

Se trata de la primera vez que el Museo de Bellas Artes presenta una exposición monográfica dedicada al diseño. Zuaznabar aseguró que es una muestra fuera de lo común. “Si el metro ha contribuido al bienestar y al desarrollo económico de Bilbao no ha sido solo desde una dimensión de eficiencia tecnológica, sino también porque a través de las formas y los colores que diseñó Aicher estos han ayudado a definir una nueva identidad para una nueva ciudad”, consideró el comisario, quien afirmó que “una sociedad que no cuida de sus formas y que, por lo tanto, se degrada culturalmente es una sociedad que también se degradará económicamente”. En ese engranaje entre progreso cultural y económico, subrayó el diseño realizado por Foster y Aicher, una prueba de que construyeron “una identidad con memoria”.

Durante la presentación, Bingen Zupiria, consejero de Cultura, quiso rescatar dos conceptos del “magnifico” catálogo realizado por Zuaznabar para la exposición: reparar y ciudad. “El diseñador entendía su trabajo como un elemento de reparación de daños o pérdidas interiores”, expuso sobre Aicher, quien visualizó el metro de Bilbao como una obra “que venía a reparar un paisaje industrial en declive y una sociedad fuertemente azotada por las consecuencias de la crisis industrial”. En ese sentido, deseó que “la cultura tenga un papel relevante para superar la crisis sanitaria y la que vamos a vivir en los próximos años”.

Por su parte, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, destacó que “el metro ha sido un icono en la regeneración, no solo como un elemento de tracción, también como un elemento de recuperación del orgullo y de ese empuje necesario para otros proyectos que en estos 25 años se han puesto en marcha y de los que se tienen que poner en marcha”. Por ello, subrayó la importancia de reconocer el trabajo de Aicher, autor del “logo del metro, esos anillos en rojo que ocupan nuestro paisaje urbano y son una verdadera obra de arte gráfica”, sostuvo el diputado general.

“El metro ha contribuido al bienestar, también a través de las formas y los colores de Otl Aicher”

Comisario de la muestra

“La obra de Aicher reparó un paisaje industrial en declive y una sociedad azotada por la crisis”

Consejero de Cultura del Gobierno vasco