Más de 400 imágenes en diferentes formatos y soportes presentadas con una innovadora escenografía, la mayoría en “un blanco y negro denso y profundo” que avanza hacia la luz, dialogan entre sí en Galerna, la nueva exposición que inaugura el fotógrafo Jon Cazenave en San Sebastián.

La sala Kutxa Kultur Artegunea de Tabakalera acoge el proyecto más “vital” del reconocido artista donostiarra, porque en él describe y explora “el alma vasca”, desde múltiples perspectivas, y a él ha dedicado 10 años de “trabajo de campo” y otros 3 de edición.

Exhibirlo en su ciudad natal, supone para él “un sueño hecho realidad”, además de “un milagro” en “estos tiempos convulsos” de pandemia.

Cazenave presentó el pasado jueves junto al director de la Fundación Kutxa, Ander Aizpurua, y la responsable del espacio expositivo, Ane Abalde, el contenido de la muestra, “ambiciosa” y “rompedora”, según su propia definición.

La propuesta artística, que se puede visitar hasta el 14 de febrero, se articula en ocho espacios o capítulos diferenciados y repartidos en dos plantas, a modo de recorrido visual o viaje subjetivo, envuelto de emociones e ideado para despertar los sentidos.

Galerna parte de “un análisis del conflicto político vasco para después pasar a aspectos más universales, mediante el análisis de la memoria colectiva, la mitología, el paisaje y lo ancestral”, explicó el autor. La exposición comienza con más negros que blancos, “oscura”, para avanzar después poco a poco “hacia la luminosidad”, paradójicamente a medida que retrocede en el tiempo y se sumerge en “la historia y leyendas” vascas.

Cazenave se dio cuenta de que muchas de ellas “son compartidas” por otros pueblos y avanza entonces de lo particular a lo universal, de lo concreto a lo abstracto. En La cueva -título del quinto capítulo de Galerna- se produce “una liberación” y “la fotografía actúa como terapia”, por lo que las imágenes “se vuelven mucho más luminosas, mínimas y livianas”.

El artista explicó que el compendio -extraído de más de 3.500 fotos editadas- tuvo en un principio “una estructura capitular”, de forma que sus apartados constituyen en sí mismo “trabajos monográficos”, algunos de los cuales, en parte o completos, han sido ya expuestos en países como Chile, Francia, Polonia o Japón.

“Eran pequeñas partes de un sueño que tenía vocación de ser un proyecto holístico”, señaló Cazenave, quien agregó con “profundo orgullo” que ahora ha podido hacer realidad con Galerna. La muestra ofrece por fin “una visión única” de “todo ese camino”, vital y artístico, que ha recorrido a lo largo de tantos años.

En Galerna las imágenes no se exhiben en solitario pues, a su juicio, “no dicen mucho por sí solas”.

Se presentan por tanto en composiciones gráficas que, por ejemplo agrupando 24 imágenes, reflejan la violencia de las tormentas o la fuerza del mar. Un mosaico formado por más de 200 fotos, de olas chocando contra las rocas en series tomadas durante varios minutos, emula la respiración del océano, mientras otras obras monumentales retratan su inmensidad. La muestra incluye imágenes en la pared, pegadas o enmarcadas, en el suelo y en cilindros que las convierten en esculturas, así como risografías, una especie de “fotografía pobre”, en la que Cazenave juega con el color. “Cada capítulo tiene su propia atmósfera”, concluye el artista donostiarra, que reconoce “el gran trabajo” desarrollado por la comisaria y coordinadora de la exposición, la francesa Fannie Escoulen, y el arquitecto Aritz González, que ha colaborado en el montaje.