Leo Harlem saltó de ser todo oídos detrás de la barra de un bar a los escenarios casi sin despeinarse. El mundo del humor le ha acogido de buena gana y es uno de los profesionales que más carcajadas provoca cuando agarra un micro y despedaza la vida cotidiana a golpe de ingenio. A la hora de hacer sus monólogos tiene claro que no va a sacar chispas de gracia y de chiste a ciertos temas que pueden herir sensibilidades. Deja de lado el tema de la pandemia y el coronavirus porque le parece que puede ser echar sal en muchas heridas recientes.

Dicen que estamos perdiendo el sentido del humor.

Ja, ja, ja Eso nunca. El humor es lo último que se pierde, aunque la situación esté así de mal. Un poco de alegría siempre nos viene bien. Yo no estoy dispuesto a que me quiten el sentido del humor, ni la pandemia ni nadie. Nunca es un mal momento para el humor, mucho menos en los momentos malos o delicados como los que estamos viviendo.

¿Humor de cualquier tema, coronavirus incluido?

No se puede hacer humor de todo y sobre cualquier tema. Yo personalmente no lo estoy haciendo. Hay momentos que la gente vive con una sensibilidad especial. Con la pandemia están ocurriendo cosas tremendas y hay otros muchos temas de los que se puede hablar sin ofender y herir a nadie.

¿Cómo se siente en Últimos fichajes?

Contento. El programa solo tiene una pretensión, entretener. Es divertido y estoy con unos compañeros maravillosos, nos conocemos desde hace tiempo y somos muy capaces de jugar en equipo. Yo quiero transmitir que lo paso fantástico en el programa. Vienen invitados que nos dan mucho juego. Es un formato simple, sin complicaciones, es corto y se pasa volando.

¿Le gusta el fútbol?

Hay más deportes, aunque casi todo es fútbol. Sí que me gusta. Pero yo soy aficionado a todos los deportes en general. He jugado al fútbol. Sigo muchísimas variedades de deportes. Quizá menos los acuáticos.

¿Dice de qué equipo es?

Por supuesto. Soy transparente. Soy muy seguidor del Barça por Johan Cruyff. Cuando llegó a jugar en Barcelona, me encantó. Fue una conmoción en el fútbol su forma de dirigir el juego. Ahora tengo que reconocer que soy más seguidor de los jugadores sueltos. Me gusta ver a determinados jugadores y el fútbol en su conjunto, me cansa un poco. Me he vuelto muy seguidor del rugby. El ciclismo era un deporte que me apasionaba, me sigue tirando, pero con todos los líos del dopaje se me ha quitado un poco la afición.

Aficionado al deporte desde el sofá y con el mando en la mano o practicante activo.

Ahora practico muy poco, tengo problemas de espalda y siempre ando con líos porque me duele mucho. No hago nada especial. Tengo casi 60 años y en la piscina hago cuatro cosas. Correr o andar en bici, no hago. Mira que me gusta, pero no puedo. A lo mejor me desperezo un poco y me pongo a machacar los músculos.

¿No hay que estar en forma para subirse a un escenario?

Lo básico. En mi caso, lo mínimo. Tampoco hago grandes alardes en el escenario, si estuviera en el Circo del Sol, a lo mejor tendría que ponerme en forma. ¡Qué digo ponerme en forma! Tendría que nacer de nuevo. Con sujetar el micro y que no se me caiga de las manos, me vale. Es cierto que tengo una idea pendiente, me tengo que poner más en forma. En cuanto acabemos de hablar me lo apunto para que no se me olvide. En serio, tengo que hacer algo con este cuerpo que tengo.

Ya...

¿No te lo crees? Suelo hacer lo que digo. Además, necesito aligerar de peso. Con siete u ocho kilos menos estaría encantado.

No está mal como objetivo. Inténtelo. Estamos iniciando la operación bikini.

Ja, ja, ja Lo tendré en cuenta.

Hablando de humor y deporte. Los forofos del fútbol suelen tener poco sentido del humor. Enseguida se enfadan.

Muy poco, estoy de acuerdo contigo. Por eso en el deporte hay que tener mucho cuidado, hay muchas sensibilidades que se pueden ofender. La gente en general lo toma bien. Pero como tú bien dices, los forofos, hay fanáticos que no se toman nada bien hacer bromas en el fútbol. Hay que hacerlo todo de forma alegre, desenfadada y dar cera a todo el mundo. Si te tomas el fútbol con humor es un filón. Pero sí es cierto que con el fútbol desata muchas pasiones que aplastan a veces el sentido del humor.

La pandemia ha desarbolado totalmente al fútbol que estábamos acostumbrados.

Lo ha cambiado totalmente. De hecho, cuando ves un partido de máxima competición a puerta cerrada, sin público, te das cuenta que ha quedado atrás la salsa, la chispa que había cuando la gente se juntaba para animar a su equipo con las banderas, las bufandas Ves un partido por la tele y parece de Primera Peferente. Aunque hay que decir que los muy forofos siguen a sus equipos por la tele con mucho tesón. Hay muchos que siguen ahí.

El fútbol llenaba la vida de muchos aficionados. ¿Cree que con la lejanía que impone la pandemia se habrán desenganchado en cierta manera de esa pasión? ¿Cree que volverá a lo que era antes del 14 de marzo de 2020?

Se oye hablar menos del fútbol. Es un deporte para disfrutar y discutir en compañía. Ahora lo tienes que ver en casa y no es lo mismo, ni siquiera tienes a los amigos para hacer comentarios. Aun así, se sigue mucho en televisión, sigue siendo el deporte preferido. ¿Volver a ser lo mismo? Esperemos que sí, igual que todo lo demás, todas aquellas cosas que hemos dejado suspendidas en el aire hasta que esto pase. De todas formas, el fútbol va a quedar muy tocadito por la pandemia después de todo el tiempo que llevamos así.

¿Desafección?

Sí. Claro. Llevamos un año sin ir a ver jugar un partido, sin reunirnos en los bares para verlo con los amigos. ¿Qué pasa? Pues que hay una desafección y una desconexión hacia algo que hace doce meses era vital para algunos seguidores. Abrían el día hablando de fútbol y lo cerraban igual, hablando de fútbol.

Pero llegará un momento en el que las distancias no serán barrera porque no serán necesarias. Al menos, eso esperamos.

No te digo que no. Pero siempre va a haber una barrera de desconfianza. En el fútbol se va a notar más, son convocatorias enormes de público. Un estadio mediano tiene 40.000 espectadores. Va haber desconfianza y le va costar más recuperarse que a otras actividades. Es lo que creo yo, pero tendrá que llegar el momento para ver qué es lo que pasa.

Y, además, se ha comprobado que sin fútbol la vida sigue.

Perfectamente. Incluso se va poniendo el punto sobre lo que realmente es importante en la vida. Podemos vivir sin fútbol y sin otras muchas otras cosas más que antes pensábamos que eran imprescindibles y esenciales. Hay que verlo todo con una cierta relatividad. Soy aficionado y creo que el fútbol está muy bien. Cuando ves un buen partido es un espectáculo vibrante, pero ahora toca dar la prioridad a otros temas. La vida nos va colocando unas cosas por delante de otras.

¿Qué echa de menos usted?

La vida como era antes. Pero creo que es lo que todos echamos de menos. Salir al teatro, al cine, ir a cenar a un restaurante, juntarme con mis amigos, darme un abrazo, el poder tocarnos Vivir de otra forma y sin tantas distancias. Pero también te digo que al principio nos costará acostumbrarnos a volver a las costumbres del pasado porque tendremos miedo y desconfianza. Miedo a que vuelva a surgir otros brotes y entremos de nuevo en pánico. Esto tiene que cambiar porque se nota la tensión, la gente muestra ya hastío. Soy consciente de que para que cambie tiene también que mejorar la situación.

Le hemos visto como El paisano, un programa de Televisión Española. ¿Cómo fue esta experiencia un poco alejada de lo que es habitual en usted?

Es un programa muy especial en muchos aspectos. Se trabaja una barbaridad, es un no parar. Pero el exceso de trabajo queda en segundo plano porque se conoce gente espectacular, sitios espectaculares, otros estilos de vida. He disfrutado muchísimo. Si saliera otra vez, a mí me encantaría volverlo a hacer.

¿Cuántos años trabajando?

Trabajando de cara al público en el mundo del espectáculo llevo desde el 2003. 18 años justos, la mayoría de edad. Pero trabajando, trabajando, desde los 16 años. He hecho multitud de cosas, panadero, camarero. Como humorista cumplo ahora, el 1 de marzo (mañana).

¿Cómo se pasa de ser camarero a convertirse en uno de los cómicos más reconocidos?

Cuando trabajaba de camarero alquilé un piso al lado de un lugar donde hacían espectáculos en directo. Podías ver por allí a gente del estilo de Pablo Carbonell o grupos como Amaral. El que llevaba el negocio me decía: "Me río mucho contigo, tienes que venir a hacer algunas cosas de humor". Hizo un cartel y me puso en él. Me vi obligado a actuar. Eso fue en 2001 y empecé a hacer cositas y en 2003 me lancé y dije: "Esto es lo mío vamos a probar".