'The Works and Days (of Tayoko Shiojiri in the Shiotani Basin)’ (EEUU, Suecia, Japón, Reino Unido. 2020. 480'), la película de ocho horas que se proyecta este jueves en el Museo Universidad de Navarra (MUN) dentro de la Sección Oficial del Festival Punto de Vista, invita a experimentar un nuevo concepto de visionado de cine en el que, según los directores del filme, la instrucción más importante es “relajarse”. “Está permitido echarse una cabezada. No hay que luchar contra el cansancio ni contra el sueño, ni contra el hambre, si aparecen durante la película. Si te quedas dormido, cuando te despiertes la película seguirá ahí, como la vida misma”.

Así invitan C.W. Winter y Anders Edström a los espectadores a enfrentarse a este reto de vivir ocho horas dentro del mundo que plantean en este filme, con todas las emociones y las sensaciones que ello conlleva. Una inmersión para conocer a fondo una aldea de 47 habitantes situada en las montañas de la provincia de Kyoto, en Japón. Los cineastas no han querido desvelar más del contenido de su película, porque, han dejado claro, “lo importante no es tanto lo que cuenta, de hecho no hay una temática ni una historia clara; se trata más bien de conocer un sitio y a la gente que lo habita, como haríamos en la vida real cuando pasamos tiempo en un lugar”, ha comentado esta mañana C.W. Winter, presente mediante videoconferencia en la presentación de la película.

Anders Edström, su compañero de cine y de paseos -ambos realizadores son amigos y acostumbran a pasear por la naturaleza, por los bosques-, sí se ha desplazado hasta Pamplona y ha estado presente en La Plaza, donde ha comentado que quieren que el contenido del filme sea “una sorpresa” para todo el que se anime a verlo. “Es una película ambientada en un pequeño pueblo en las montañas, a dos horas en coche de Kyoto, en Japón. Pero no queremos desvelar más”, dice.

La necesidad de escucharnos

Con un ritmo y un montaje que se asemejan a los de la edad de oro de Hollywood, a 18 segundos por toma -"no es una película lenta", dicen sus directores-, ‘The Works and Days’, que se vio en la Berlinale en 2020, plantea el desafío de “estar dispuesto a tomarse el tiempo necesario conociendo algo a fondo, y a hacer el trabajo de escuchar a las personas”.

“Estamos inmersos en una crisis en la que no nos escuchamos unos a otros, y con esta película queremos poner sobre la mesa la importancia de la escucha mutua, y también la importancia de escuchar a la naturaleza, al paisaje”, han destacado los realizadores. En este sentido, apuntan que las imágenes de la película se asemejan a las fotografías que toma Anders Edström en sus paseos por la naturaleza, en los que a veces se sienta en un sitio y durante una o dos horas observa a fondo el lugar, de manera que la película refleja también esa observación.

Con una duración que son conscientes de que “intimida”, el filme se aleja de la tradición de cine experimental de películas largas y difíciles, que se plantean como pruebas que el espectador debe superar. “No nos interesa eso. Aquí hacemos algo distinto. Creemos que esta película va a interesar durante todas las ocho horas, y que va a ser una experiencia positiva, placentera. No estamos intentando ser difíciles”, asegura C.W. Winter, al tiempo que reconoce que, eso sí, en clave económica el proyecto es “un fracaso”. “Precisamente por su duración, y por el hecho de que no tiene una historia muy clara, como producto no funciona. Pero queríamos demostrar que podemos hacer algo bello que a la vez sea un fracaso a la hora de venderlo”.

Fragmentos de viajes

También esta mañana, en el marco de la Sección Oficial, el realizador Jorge Suárez-Quiñones Rivas ha presentado su película ‘Excerpts I (Though I now depart)’ (España, 2021. 17’. Super-8). Un proyecto en proceso que es la cristalización de una investigación que el realizador inició en 2018 y que se presenta como una recopilación de imágenes y sonidos generados y grabados entre aquel año y este 2021. “Es una película hecha de fragmentos de situaciones de luz, de gestos, de rostros, de desplazamientos, de encuentros, a lo largo de distintos viajes realizados en estos tres años”, explica su director.

Filmada en Super-8 (así también va a proyectarla el festival este viernes), esta película en la que su autor trabaja el montaje en cámara tiene una “búsqueda de relación con el presente a través de apresar con mucha intimidad muchos momentos en el tiempo, liberados de cualquier intención narrativa”. La idea de Jorge Suárez-Quiñones Rivas es que este sea “un proyecto vital, para siempre”, y que tenga su continuación en una segunda parte, ‘Excerpts II’. “Conforme se vayan acumulando bobinas, carretes, que tengan sentido unos con otros, el proyecto seguirá adelante”.

La “bisagra” entre esta primera parte y una segunda en el futuro será, apunta el realizador, “la pandemia” que nos está tocando vivir, de manera que el proyecto de la primera parte, que documenta desplazamientos y viajes continuos por distintos países, quedará como “un registro de un modo de vida que ahora mismo no está siendo posible”; y la segunda parte documentará ese “estatismo” que por contra se ha instalado forzosamente a raíz de esta crisis sanitaria.

El artista y músico de Azpeitia Oier Etxeberria, autor de 'Un guion para Laburu'. Foto: Iban Aguinaga La sabiduría del jesuita Padre Laburu

En el marco de Dokbizia, este miércoles por la tarde el festival ha acogido la presentación como performance de ‘Un guion para Laburu’, a cargo de Oier Etxeberria . Un proyecto dedicado al post-jesuita Padre Laburu que transcurre en un futuro-pasado en el que la Basílica de Loyola y buena parte del mundo han sido subsumidos por el Adicionador de Voluntades, un artilugio que Laburu diseñó para ‘El Pedigree’, un teatro de ciencia ficción de su amigo Ricardo Baroja.

Este trabajo trata de entender y dar a conocer el funcionamiento de esta máquina óptica conocida por su capacidad de proyectar modelos antropológicos (seres vivos) y no meras representaciones. “Es una herramienta que es una metáfora del propio cine, que no produce meras representaciones sino que es capaz de producir vida”, comenta Oier Etxeberria, artista y músico natural de Azpeitia, donde se ubica la Basílica de Loyola en cuyo archivo histórico-musical empezó a investigar en el año 2008.

“Así di con la figura fascinante del Padre Laburu, un jesuita interesado en todos los campos del saber que fue una de las primeras personas que grabó en 35 mm unas películas de carácter antropológico con ritos de magia, acercamiento a la ciencia y al hipnotismo animal”, apunta Etxeberria, quien añade que el legado de audio y vídeo de este jesuita “sorprende porque se adentra en zonas inestables para un pensamiento racional”.

‘Un guion para Laburu’, proyecto que nace a raíz de una instalación que Oier Etxeberria llevó a cabo y exhibió en distintos espacios artísticos y en la que invitaba a adentrarse en el cerebro y en la anatomía del Padre Laburu, es “un ensamblaje entre películas y composición sonora” que el propio creador de Azpeitia hace en vivo.