Paul Stanley es ya un clásico, una leyenda viva con medio siglo de carrera musical a sus espaldas al frente del grupo de hard rock y glam Kiss. Pero lo que desconocíamos es que su pasión oculta es el soul clásico, al que se entrega con la honestidad y reverencia del fan en el álbum grabado junto a Soul Station. En el sorprendente Now and then, combina canciones propias y clásicos del soul cantados en su día por Al Green, Marvin Gaye o Smokey Robinson. Y suena sincero y efectivo. "Es mi base, la música de mi juventud", explica.

Universal Music está detrás de Paul Stanley s Soul Station, el nuevo proyecto de un músico que va camino de los 70 años y que ha dedicado casi medio siglo de ellos a co-liderar al grupo Kiss, un combo de hard rock de dibujos animados que ha dejado clásicos para la historia como Rock and roll all nite, I was made for loving you y Detroit rock city, entre destellos de pirotecnia escénica circense y una estética glam marcada por el maquillaje extremo y los zapatos de plataforma.

El guitarrista y cantante se muestra sin maquillaje en su nuevo proyecto, volcado en los sonidos de la música negra que le acompañó en su pubertad. Y lo que podía preverse como un disco de una estrella madura apto para animar un casino de Las Vegas o un crucero vacacional, se revela tan sincero como efectivo. Puede que porque Stanley ha desarrollado este proyecto en los últimos años en comandita con músicos de prestigio, tocando en el circuito de salas, en clubs pequeños e íntimos.

El disco resultará sorprendente para los seguidores de Kiss, ya que rinde tributo a algunos de los artistas y canciones más representativos del soul y el ryb de los 60 y 70. Sin duras guitarras eléctricas, brillantina o trajes cuasi galácticos, solo con pasión y sentimiento, desgrana 14 canciones, entre clásicos y temas nuevos propios, repletos de sonidos preñados de nostalgia y romanticismo, de baladas suntuosas y amorosas cantadas por un vocalista que se expresa con soltura, expresividad y emoción en un repertorio amoroso que, a menudo, nos llega a través de su falsete.

"Entiendo que la gente se sorprenda al oirme cantar soul. No soy un cruzado del rock n roll y del blues; canto y hago música, eso es lo que soy", explica Stanley, que se rodea de un grupo de 15 músicos para atacar, con resultados creíbles, clásicos de leyendas de los sonidos negros como Smokey Robinson y The Miracles, en el caso de la monumental Oo baby baby y la inolvidable y doliente The track of my tears; la mítica Just my imagination (running away with me), de The Temptations, que ya habían bordado los Stones en su disco Some girls; Let s stay together, de Al Green o Baby I need your loving, que Marvin Gaye y Tammi Terrell inmortalizaron a finales de los 60.

Pasión adolescente

"Mucho antes de escuchar a las grandes bandas británicas, crecí con el Sonido de Filadelfia, la Motown y tantos otros, y tuve suerte de ver a Otis Redding y Solomon Burke", explica Stanley. "Fue la música de mi juventud y esa música y su narrativa, me dieron fuerza y esperanza hasta en los peores días. Está en la génesis de todo lo que hice después, es mi base. Los grandes clásicos de aquella era eran medicina mágica para la mayoría y me sentí arrastrado para encontrar algo de magia que creo todos podemos usar", apostilla el rockero.

Y no solo rescata temas míticos, sino que sus versiones descubren al público un rosario de temas más anónimos de innegable belleza como Could it be I m falling in love, éxito de The Spinners de 1973, con preciosas guitarras wah wah; O-O-H child, original de The Five Stairsteps, grupo de cinco hermanos de Chicago; La-la means I love you, de los Delfonics, o You are everything, de The Stylics, entre otras.

Y corona el álbum con canciones propias como Save me (from you), con rítimicas palmas, o Whenever you re ready (I m here), dúo vocal con Crystal Star, corista de su increíble Soul Station, grupo de 15 miembros (con secciones de cuerdas y metales) liderado por el teclista y director musical Alex Alessandroni, y en el que destacan el guitarrista Rafael Hoffa Moreira y el trompetista Jon Pappenbrook, que tocó con Sinatra.

"No debíamos depender solo del pasado, así que empecé a componer para traer algunas canciones al presente", asegura sobre los temas propios de un disco que, como su propia vida, están marcados por el riesgo. "¿Por qué no?", se pregunta el músico.