Los cazadores navarros que practican la caza mayor en batida cada vez más prefieren practicar esta modalidad centrándose solo en el jabalí, educando a sus perros para que solo sigan los rastros de esta especie, intentando que únicamente se centren en esta especie, no haciendo caso a los corzos, y zorros que haya en el monte, es lo que los especialistas llaman como “vía Unica”, o “perro limpio”. Es decir, conseguir que con este tipo de perros se consiga incluso no habiendo jabalíes en la mancha que no se dejen arrastrar por otros perros que persigan a estas otras especie, o que si es utilizado para “traílla” jamás marque un rastro de corzo, o zorro. De esta forma, evitamos el problema muy frecuenta que sucede cuando todos los perros que hemos llevado ese día hayan ido en persecución de otras especies, quedándose encamados en el monte los jabalíes que pretendíamos cazar ese día.

Si bien el grueso de las jornadas en batida van dedicadas al jabalí, las poblaciones de los corzos y zorros también deben ser mantenidas en su justo equilibrio, vemos que cada vez más cuadrillas tienen algunos de sus perros especializados en estas otras especies, dejando el resto de precintos de machos de corzo que no se han utilizado para sortearlos en la modalidad de rececho, una modalidad de caza individual y preciosa que permite al cazador el elegir el animal que se pretende extraer disfrutando de la naturaleza en una época que el resto de la caza está en veda y la naturaleza está en todo su esplendor

Si bien desde que se autorizó por desconocimiento ha costado unos años que se implantara, hoy en día vemos que cada vez más cazadores se van aficionando a esta preciosa modalidad. Su caza a rececho está permitida desde el 1 de abril hasta el 31 de julio todos los días, los ejemplares machos asignados en el cupo del Plan de Ordenación Cinegética. Para su realización, los cazadores que la quieran practicar deberán avisar con 24 horas de antelación al Guarderío de la Demarcación, indicando el número del brazalete a emplear, así como otros datos que le sean requeridos. Estarán exentos de esta obligación los cotos que dispongan de un guarda de caza el cual coordinará dicha actividad y llevará control diario de los cazadores que realicen los recechos y el número de precinto empleado durante esas jornadas cinegéticas, Hay que recordar que los resguardos de los brazaletes utilizados y los brazaletes no utilizados, deberán entregarse en las oficinas del Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local, antes del 1 de septiembre de 2021.

A principios de abril, con muy poca comida dentro el monte después de un duro invierno, es más fácil observar grupos tanto de machos como hembras en los claros y en los campos de cultivo que empiezan a nacer. En esta época los machos ya están marcando los territorios donde meses más adelante cortejaran a las hembras para cubrirlas, siendo unas fechas en la que se produce el desperdigamiento de los jóvenes machos de años anteriores que son perseguidos y echados de los territorios donde nacieron por los machos adultos dominantes, que a partir de entonces se dedicaran a marcar sus zonas donde no dejaran entrar otros machos que puedan competir con ellos en la monta de las hembras cuando comienza el celo en los meses de julio y agosto.

Conforme avanza mayo, y sobre todo junio, su caza se dificulta en grado extremo, pareciendo que se los “traga el bosque”, meneándose lo menos posible y estando encamados la mayor parte del día, saliendo prácticamente de noche a comer, La dificultad de verlos es todavía mayor, ya que en el interior de las espesuras hay cada vez más comida, no necesitando por ello salir a terrenos despejados.

Sin embargo, transcurriendo el mes de julio, el cazador vuelve a tener más oportunidades para cazar ese macho de corzo soñado que tantos y tantos días de esperas y fracasos le ha hecho pasar, ya que al acercarse el periodo de celo de estos cérvidos el comportamiento de los machos varía ostensiblemente. Al contrario de los breves periodos que podemos verlos en meses anteriores, limitados exclusivamente al amanecer o a última hora de la tarde, con el celo en su apogeo se les puede ver a todas horas del día en persecución de las hembras que pretenden cubrir, o también muy frecuentemente persiguiendo a otro macho de menor entidad que se haya atrevido con el mismo propósito de entrar en su territorio que lleva meses guardando, dando más oportunidades al cazador para abatir el soñado trofeo de corzo que lleva meses buscando.

El hecho de cazar un buen ejemplar en una zona no conlleva que esta se quede sin ese buen macho que hayamos elegido para que pueda cubrir a las hembras de la zona, ya que enseguida otro ejemplar, seguramente de menor entidad aprovechará para ocupar el puesto del rey depuesto, siendo por ello de interés que en esta época no hay que aprovechar más que algunas de las autorizaciones, eliminando únicamente algunos de los mejores ejemplares que haya en nuestor coto, cazando también en los meses anteriores otros selectivos o defectuosos para conseguir que sigamos teniendo una población equilibrada, con las mejores características genéticas posibles y con todo tipo de edades, tanto de machos como de hembras, con el fin de que la ratio de sexos se acerque los máximo posible a un 50%.