El joven jinete navarro Guillermo Hermoso de Mendoza, que resultó el triunfador de la tarde al cortar las dos orejas del sexto, fue quien calentó con su vibrante forma de clavar y torear a caballo la fría corrida de rejones de la feria de San Isidro celebrada este domingo en el Palacio de Vistalegre.

Con una escasa asistencia de público, que rondó el millar y medio de localidades cubiertas, el moderno recinto presentaba ya de entrada un triste aspecto que se palpó claramente en el minuto de silencio que, como desde hace 101 años, se guarda todos los días como hoy en Madrid, en memoria del gran Joselito El Gallo, rey de los toreros.

Tampoco ayudó a darle alegría a la tarde la sosa y apagada nobleza de la mayoría de los "murubes" de Fermín Bohórquez, ante los que Pablo Hermoso de Mendoza, el padre del triunfador, tuvo que hacer constantes esfuerzos, y no siempre lucidos, para recordar sus mejores épocas.

En cambio, los dos que le correspondieron a su hijo fueron los que sacaron mayor movilidad, celo y duración, facilitando que ya con el primero Guillermo se luciera sobre "Disparate", un caballo castaño con el que le toreó con temple y le atacó con frontalidad, pero además poniéndole al guiso un tanto más de pimienta.

Perdió aquí trofeos el jovén estellés por fallar con el rejón de muerte, pero se acabaría llevando los dos del sexto por la que fue la faena más completa de la tarde, contando de nuevo con "Disparate" y en el mismo aire que en el tono anterior, aunque ajustando más aún los embroques y rematando, antes del rejón definitivo, con un soberbio par de cortas a dos manos que fue el cénit de la corrida.

Esa vez el sucesor superó al fundador, pues Pablo Hermoso no pudo llegar a ese nivel con caballos menos rodados y con un lote, como decíamos, menos propicio: si a su primero le sobró clase, le faltó inercia en las arrancadas para facilitar las batidas en banderillas, mientras que el cuarto apenas se empleó y el legendario rejoneador navarro tuvo que echarse prácticamente encima para rematar las suertes.

Le dieron a Hermoso senior una oreja de poco peso de su segundo, al igual que la que se le concedió a Lea Vicens de su primero, un toro que esperó mucho y humilló poco, y con el que la amazona tuvo una actuación correcta y de escasa transmisión.

Con el quinto, que de salida se partió un cuerno por la mazorca, la francesa se mostró muy errática a la hora de clavar -uno de los rejones cayó en el mismo guarismo grabado a fuego en el lomo del toro- y dio vueltas y más vueltas esperando unas arrancadas que no llegaba a provocar con sus caballos. Pero lo peor fue su deshonesta manera de matar barrenando con el rejón.

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros, despuntados para rejones, de Fermín Bohórquez, de correcta pero desigual presentación, manejables pero de escaso fondo, la mayoría muy parados y a menos, salvo el tercero, de mayor duración y bríos.

Pablo Hermoso de Mendoza, con casaquilla gris y plata: pinchazo y medio rejón (silencio tras petición de oreja); pinchazo, rejón trasero y descabello (oreja).

Lea Vicens, con chaquetilla grana y oro: rejonazo trasero contrario y descabello (oreja); pinchazo, rejonazo barrenando y tres descabellos (silencio).

Guillermo Hermoso de Mendoza, con casaquilla marino y plata: tres pinchazos, rejón contrario y dos descabellos (silencio); rejón muy contrario (dos orejas).

Al final del paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Joselito El Gallo, en el 101 aniversario de su muerte en Talavera de la Reina.

Cuarto festejo de la feria de San Isidro en el Palacio Vistalegre, con unos 1.500 asistentes sobre un aforo limitado de 6.000.