La música, pero también la emoción, marcaron ayer la entrega del Premio Príncipe de Viana de la Cultura 2021, que recayó en Teresa Catalán, compositora, música, investigadora y docente que se sobrepuso a obstáculos para convertirse en toda una referente de la música foral. La ceremonia de entrega, que tuvo lugar en la Iglesia de los Padres Franciscanos de Olite, contó con limitaciones de aforo debido a las restricciones de la pandemia. Eso sí, los 130 invitados que acudieron se contagiaron inevitablemente por la casi hasta palpable emoción que desprendía la premiada, arropada en un día tan especial por un nutrido grupo de familiares y amigos y por diferentes personalidades del mundo de la cultura y política. Catalán, que definió ayer la música como una "una forma de conocimiento", se convirtió ayer en la cuarta mujer que recibe el Príncipe de Viana desde que el premio se crease allá por 1990.

El acto comenzó a las 12.00 horas, con el himno de Navarra, Marcha para la entrada del Reyno, de Valentín Ruiz (1939), interpretado por el Quinteto de Metales de la Orquesta Sinfónica de Navarra. Tras esta pieza, el compositor y crítico Patxi Larrañaga, en representación de la Asociación Cultural Navarra, desgranó los méritos que han llevado a Catalán con el premio y destacó "cómo ha llegado hasta aquí con la cantidad de obstáculos que ha tenido en su trayectoria". Unos obstáculos, recordó, como fueron el hecho de ser mujer e intentar hacerse un hueco en un mundo cultural hasta entonces abierto tan sólo a los hombres, pero que no impidieron que "supiese salir de la condición que le marcaba su condición de mujer" y firmar una trayectoria admirable que "ha sacado a Navarra al mundo y ha traído al mundo a Navarra".

El reconocimiento del Príncipe de Viana de la Cultura, galardón otorgado por el Gobierno de Navarra y con una dotación en metálico de 20.000 euros, le llega a Catalán en un año más que especial, tras haber celebrado su 70 aniversario hace tan sólo unos meses.

Recibió el premio de las manos de la Presidenta de la Comunidad Foral, María Chivite, presente en un estrado presidencial de la ceremonia que completaron el Presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde; la alcaldesa de Olite, Maite Garbayo; la Consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola; Patxi Larrañaga, miembro de Iruñeako Taldea Musikagileak y gestor del Programa PLATEA del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música; y la propia galardonada.

La música, una mirada al mundo

Durante su intervención, Teresa Catalán, que no pudo contener la emoción, recordó a Carlos de Viana, de quien ahora se rememora el 600 aniversario de su nacimiento, que "vivió con el sustento vital de las artes que cultivó en el magnífico Palacio de Olite" y con quien le une el vínculo de la música. Pero en su caso, recordó Catalán, aunque ella tuvo que empeñarse "con la desventaja de ser mujer", pronto aprendió que la música es "una particular manera de pensar, que ofrece una especial mirada al mundo".

Fueron varias las ocasiones en las que Catalán se emocionó a lo largo de su comparecencia, pero estuvo a punto de llorar al acordarse de sus padres, Purificación y Pepe, "humildes pero grandes" y quienes le enseñaron "que el trabajo dignifica, que el esfuerzo es santo y seña, y que resistir es siempre una forma de vencer". La compositora estuvo acompañada por su marido, sus tres hijos, Cecilia, Carlos e Irene, y otros familiares. Y como homenaje, Telmo, de 11 años, le entregó un ramo de flores.

Por su parte, la presidenta de la Comunidad Foral, María Chivite, destacó la labor de Teresa Catalán "en la docencia, interpretación y pedagogía musical" y todo ello "sin renunciar a su condición de mujer y de madre", algo que definió como un "reto difícil de superar".

Emotivo Agur Jaunak

Como era de esperar, la música fue gran protagonista en la ceremonia de ayer, a la que también acudieron diferentes representantes del mundo de la cultura, de la mano del Consejo Navarro de Cultura y las Artes, la Asociación Cultural Navarra, las universidades y demás entidades del sector. Y además del Himno de Navarra, Quatuor Europa también interpretó Las Redes de la Memoria: cuarteto en dos movimientos, una de las obras de Teresa Catalán. Eso sí, el momento más emotivo de la ceremonia tuvo lugar cuando, a modo de broche final, la Coral de Cámara de Pamplona cantó Agur Jaunak. Porque al finalizar la pieza y tras un breve silencio, Teresa Catalán finalmente rompió a llorar, llevándose una mano al corazón como agradecimiento. Y sonó entonces la mayor ovación de la ceremonia también.