a iniciativa Landarte celebra su quinta edición bajo el lema Cultura contemporánea y ruralidad. El programa irrumpirá en seis localidades navarras proximamente hasta el mes de septiembre. Concretamente, las acciones se implantarán en las zonas de Ezprogui-Ayesa, Murieta, Murillo el Fruto, Valle de Araitz, Valle de Arce y Zubieta.

La inmersión en territorios navarros para desarrollar proyectos colectivos es uno de los puntos clave que guía la programación de Landarte 2021. De ahí que esta iniciativa se alce como un programa de intervención cultural que pone la mirada en el arte contemporáneo colaborativo sensible a las necesidades, intereses e inquietudes de los habitantes rurales.

La programación cuenta con la participación del artista Taxio Ardanaz, en el municipio de Ezprogui-Ayesa; el estudio-taller de arquitectura conjunta, formado por Inés Castillo, Felipe Fuentes, Iker Ordoño y Arantxa Satrústegui; la dramaturga, Ana Maestrojuán, en Murillo el Fruto; la cineasta, Arantza Santesteban, en el Valle de Araitz; el equipo de Procolectivo en el Valle de Arce; y, la artista Katixa Goldarazena, en Zubieta.

Este conglomerado de profesionales se escogió para el proyecto dadas sus amplias habilidades para potenciar redes de espacios de creación y de reflexión.

La presentación de la edición tuvo lugar durante la mañana del martes en el salón de actos del Museo de Navarra. Entre los ponentes, intervinieron Ignacio Apezteguía, director general de Cultura; Fernando Santafé, director general de Desarrollo Rural de Navarra; Lorenzo García, director de Servicio de Acción Cultural; y Anne Ibáñez y Marc Badal, miembros del equipo coordinador del programa.

Landarte 2021 persigue una serie de propósitos muy concretos. En palabras de Ignacio Apezteguía, la iniciativa prioriza “el empoderamiento de diversas localidades navarras con difícil acceso a la cultura contemporánea”, así como “el fomento de la profesionalización del conjunto de artistas que protagonizan los procesos creativos”. Seguidamente, esta edición pone el foco de atención en “dar una oportunidad compartida al mundo rural y al sector artístico”, detalló Apezteguía.

En definitiva, la programación cultural pretende acercar una visión territorial al público. Para ello, el proyecto cuenta con el apoyo de un equipo mediador que dinamice a la población local y, a su vez, asesore al elenco de artistas de forma coherente y coordinada.

Fernando Santafé acentuó la importancia de “poner en valor el medio rural, de manera que se posibiliten sinergias entre lo local y lo agrario y el mundo de la cultura contemporánea. Sin duda, estos procesos de creación se consagran dentro de un marco de sustentabilidad a nivel social, económico y cultural.

El director general de Desarrollo Rural de Navarra insistió en que “la cultura compartida posibilita el diálogo entre vecinos”. Por este motivo, Landarte 2021 promueve a través de sus acciones la colaboración entre vecinos como estrategia para dar vida a los municipios implicados.

En detalle, el programa se mueve en coordenadas muy claras en cuanto a la selección de los territorios protagonistas. El director del Servicio de Acción Cultural, Lorenzo García, puntualizó que el punto de mira se puso en “poblaciones con un número inferior a 1.000 habitantes que se encuentran en una situación de despoblación” y que, a su vez, contaran con la presencia de “agentes dinamizadores”, a fin de implementar las propuestas.

Un “proyecto diferente”, un “caso único en las Administraciones Públicas”. Estas han sido las palabras con las que Lorenzo García describió a Landarte 2021. La razón de esta especialidad radica en que se favorece tanto el proceso como el objeto. Precisamente, este proceso es que el hace posible que “los artistas acostumbren su mirada al mundo rural”, aseguró García.

Los miembros del equipo coordinador del proyecto detallaron que este aborda diferentes procedimientos en función de las necesidades de cada localidad en concreto. Para ello, es esencial partir de un doble objetivo. Marc Badal matizó la relevancia de “dar a conocer la ruralidad a la comunidad artística de Navarra”. A este matiz se le suma la idea de contemplar el proyecto como un “laboratorio”, en tanto que figure como una “invitación a nuevas experiencias donde participan agentes externos que nutren las localidades con otros posibles puntos de vista”, recalcó el artífice.

A pesar de que Landarte 2021 aterrizará en localidades navarras que comparten carácteres de abandono y aislamiento, las líneas de actuación en cada zona no son las mismas. “Llegamos a mundos muy alejados, en donde florece alguna constelación cultural que los diferencia unos de otros”, subrayó Marc Badal.

Por su parte, Anne Ibánez acentuó la labor del equipo mediador en la puesta en marcha de la iniciativa. Principalmente, este órgano tiene como función “sentar las bases de participación del público rural”, mientras que apuesta por “situar la intervención de los creadores en el lugar donde se va a llevar a cabo”, explicó Ibánez. Sumergiéndonos en las localidades, se logra “leer esos lugares”, destacó la coordinadora.

Gracias a una media de tres visitas por zona rural, Landarte 2021 será capaz de proponer estrategias específicas por cada localidad, las cuales se adelantarán proximamente. “No hay ninguna receta mágica y esto nos obliga a pensar pueblo por pueblo”, señaló Anne Ibánez.

Mientras hay territorios con un cometido pautado, como puede ser el replantear los usos que se destinan a los espacios públicos en Murieta, otras carecen de un esquema marcado. De ahí, la afirmación de Marc Badal: “No es simplemente programar un concierto y que la gente del pueblo se limite a poner las sillas”.