Después de 18 años de andadura en el mundo del folklore navarro, el grupo Mielotxin enfocó su quinto disco en algo diferente que supusiera un gran reto creativo. Lejos de seguir la dinámica de grabación del disco, presentación y gira de conciertos, fueron un paso más allá. Órdago se concibe como una historia musicada sobre la que descansa una doble vertiente: la de cortometraje musical y la de un espectáculo con visión-audición de 360º en plazas abiertas o de 180º en escenarios.

La presentación del trabajo tuvo lugar ayer en el Palacio del Condestable, acto que estuvo presidido por Iñigo Aguerri e Ismael Yagüe, miembros de Mielotxin; Ismael Yagüe, encargado de la grabación de la pieza audiovisual; y, Noelia Compais, encargada de personificar a la jota.

JUEGO DE EQUILIBRIOS ARTÍSTICOS El proyecto emerge de una historia de ficción de nueva creación con la composición de una banda sonora junto con un espectáculo interdisciplinar de música, danza tradicional y teatro. A través de este relato ficticio, se hace un órdago a la jota cantada frente a la bailada, a la Navarra norte frente a la del sur, al espíritu bravo de la montaña frente a la delicadeza de la llanura.

En esta ocasión, los artistas de la banda presentan a la jota navarra fuera de sus contextos más habituales, la convierten en personaje y la llevan a otros terrenos musicales. Partiendo de este enfoque, se toman elementos de la iconografía cultural navarra con una relectura tan diferente como sugerente, que permiten identificar a los navarros como un colectivo.

PERSONIFICANDO A LA JOTA Órdago tiene como protagonista a la jota y Noelia Compais es la encargada de poner cara y voz a esta idea. Se trata de una jotera de largo recorrido salida de la escuela de jotas Hnas Flamarique de Tafalla (Navarra).

La artista no dudó ni un segundo en unirse al trabajo de Mielotxin, una iniciativa que “no deja indiferente al público” al incorporar “instrumentos de distinta índole y un acompañamiento diferente”, matizó la jotera. Esto es lo que hace de Órdago “algo tradicional pero versionado”, puntualiza la navarra.

En cuanto al rol de esta, la jotera explicó su función a la hora de “llevar la jota a escena”. Y es que Compais es la jota con letras mayúsculas, puesto que representa a la cultura mediterranea y al vino. Esta escenificación parte de “la jota brava y fuerte de la montaña” para llegar a “matices más suaves y dulces propios de la Ribera”, señaló.

El proyecto ha tenido tres fases principales en su producción: la grabación de la música, por Miguel Irigarai; la grabación del vídeo, por Santi Echeverría; y, la producción escénica, por Ismael Yagüe.

Para Santi Echeverría, su colaboración dentro de esta propuesta fue “ toda una suerte”, subrayó. Como cualidades a destacar de la banda, aflora su “inquietud” por diferenciarse del resto y “querer buscar su propio universo musical”, añadió el creador del cortometraje.

UNA VISIÓN AUDIOVISUAL Este quinto trabajo dota a la jota navarra de un carácter extraordinario. Resulta que “la música figura como banda sonora de un cortometraje de ficción”, señaló Echeverría. Poniendo el foco de atención en el corto como base del espectáculo musical, Mielotxin comparte una historia que representa aquello que los navarros y navarras guardan dentro.

La iniciativa ofrece una visión del folklore navarro tradicional a lecturas mucho más contemporáneas. Al fin y al cabo, uno de los propósitos de Órdago es liberar a la jota navarra de “barreras y corsés” frente a los que se encuentra estigmatizada, sostuvo Santi Echeverría.

El creador prosiguió afirmando que “la jota no es la tradicional, sino que es pura sugerencia de sentimiento y símbolo”. En este sentido, Órdago dota a la historia de ”simbología y absorbe los elementos que configuran la tradición navarra”, mantuvo.

EN FORMATO USB Esta vez, Mielotxin deja a un lado los discos y se inclina por las tarjetas USB para compartir su trabajo. Estas estarán a disposición en cada espectáculo y almacenan una variedad de archivos. Entre ellos, el cortometraje de Echeverría y un vídeo que aglutina la experiencia de los músicos, así como un archivo con las canciones y las partituras de las jotas, en base a la luz de un punto de vista pedagógico. Si algo caracteriza a Mielotxin es que, “como los grandes maestros de la cocina, en sus nuevas armonías y estructuras musicales es donde está el secreto”, remarcó Iñigo Aguerri.

RODEADOS POR EL PÚBLICO El espectáculo de Mielotxin se focaliza en la calle y persigue una dimensión 360º. Sin embargo, su puesta en acción se ha topado con obstáculos de todo tipo. Desde la importancia de la iluminación desde todas las perspectivas, hasta el uso de proyecciones mediante telas visibles desde cualquier ángulo. Todos los detalles cuentan a la hora de poner en marcha un espectáculo que brilla por “una falta de complejos absoluta”, afirmó Santi Echeverría.

REINVENTARSE COMO LEMA DE VIDA Mielotxin nace en el año 2003 con el objetivo de reactualizar y revitalizar la música popular navarra de norte a sur desde una propuesta moderna en la línea de la música actual.

Y es que el virtuosismo de sus músicos y la variedad tímbrica de instrumentos hacen que todo aquel que los escuche no quede indiferente con sus espectáculos.