Creció pegado al flamenco, en una familia que respiraba música y acompañando en el cante a su padre, el maestro Enrique Morente. Y claro, dice Kiki Morente (Granada, 1989) que "la cabra tira al monte". El cantaor y compositor debutó en 2017 con Albaycín, un disco en homenaje "al flamenco más clásico" y ahora trabaja en su segundo compacto, en el que está experimentando con música electrónica y sonidos psicológicos.

Regresa a Navarra de la mano del festival Flamenco On Fire y del ciclo F On Fire acompañado a la guitarra por Pepe Habichuela, con quien ya actuó el pasado año. ¿Con ganas?

-Voy con mucha ilusión y ganas. Estamos todos con ganas de trabajar y pendientes de cómo está siendo la vuelta a estos lugares tan bonitos que son los festivales y escenarios. Y además, de la mano de un maestro como Pepe Habichuela, que es un embajador del festival... Es una suerte.

Precisamente Pepe Habichuela fue uno de los músicos que colaboró en su primer disco, Albaycín

-Era una primera carta de presentación como cantaor y tenía que ser clásica, algo firme y seguir esas pautas y deberes de empezar desde los cimientos, como aficionado al flamenco y al cante. Las canciones son cantes que están titulados con el nombre de su palo, intentando respetar la visión clásica del flamenco.

Y desde esa carta de presentación, ¿a dónde ha llegado, tras el trabajo y experiencia de estos años?

-Con esta pandemia nos ha dado tiempo a pensar, a encontrarnos, a realizarnos€ Y a salir con ganas. Ahora en octubre saco mi próximo trabajo, que también nace del cante y del flamenco de raíz, pero adoptando sonidos nuevos de mi generación, de la música más actual.

Hablamos de sonidos como la música electrónica, ¿qué ha motivado este giro estilístico?

-La palabra fusión no me gusta, sí me gusta investigar. Es un trabajo que nos hemos metido con las máquinas que tenemos en el estudio y hemos trabajado los cantes y los compases flamencos con sonidos electrónicos y sonidos psicodélicos. También he hecho composiciones propias y cositas como compositor, me he buscado€ A ver si podemos presentar el disco en el Flamenco On Fire el año que viene (risas).

Presente a un lado, viajemos en el tiempo: ¿cómo recuerda sus inicios en la música?

-Lo recuerdo como la etapa más bonita de mi vida de cara a la música. Nos hemos criado entre bastidores, escuchando a los maestros y a la familia, que tenemos la suerte de ser artistas, y de manera natural nos fuimos involucrando a través de la guitarra. Mi padre me inculcó la guitarra y me enseñó la disciplina de la música y de ir al conservatorio, y compaginarlo con la parte tan flamenca, natural e innata de aprender en casa lo que es la música y el flamenco. Y a raíz de la guitarra empecé acompañando a mi familia, porque toda la familia cantaba y yo también quería cantar (risas). La cabra tira pal monte.

¿Le ha llegado a pesar eso de ser "el hijo de..." o "el hermano de..."?

-Siempre he tenido esa responsabilidad, claro. Son las dos caras. Está la suerte de mirar de puertas para dentro y ver ese legado, con la naturalidad que mi padre nos dejó la música en casa, que mi hermana también me ha ayudado montón€ Y luego existe la responsabilidad de tener que intentar hacerlo lo mejor posible.

Parafraseando la pregunta que protagoniza la temática de esta octava edición del Flamenco On Fire: ¿qué es flamenco para Kiki Morente?

-Mi forma de vivir.

Imagino que habrá protagonismo familiar, pero, ¿a quiénes mira a la hora de inspirarse?

-Me gusta mucho el cante antiguo y Vallejo, Manolo Caracol, Manuel Torre... Y tenemos la suerte de haber tenido al genio de los genios como Camarón de la Isla, Ramón El Portugués, Rancapino, El Chocolate€ Y siempre teniendo de referencia a mi ídolo, que es mi padre.

Si radiografíamos a la escena flamenca actual, ¿goza de salud, considera que le falta algo...?

-Ahora es un punto de inflexión, está la gente recién salida de sus casas y con los bozales estos de las mascarillas... Todos hemos aprendido muchísimo humanamente, la cultura va ligada a la sensibilidad y al arte y es un momento en que tanto el artista como el público tenemos la obligación de afinar el oído, de escuchar los unos a los otros, de apostar más que nunca por la cultura€ Hay conciencia de ello y tenemos que entrar por puertas que ya están abiertas, pero que hay que entrar.

Es un habitual en el Flamenco On Fire y tras una vida ligada a la música, trabajando en su segundo disco, ¿cómo recibe que ahora se hable de usted por cuestiones meramente personales, como son sus relaciones, y se deje a un lado su trabajo?

-Intento mantenerme al margen y centrarme en mi trabajo, que bastante tenemos con concentrarnos en intentar avanzar y defender lo que tenemos que hacer. Y eso es luchar y luchar por trabajar duro para que, por ejemplo, yo como cantaor aportar mi granito de arena y que esté presente. Ya irán cambiando las tornas.

De cara a la cita de este viernes, ¿qué puede avanzar?

-Los flamencos tenemos lo nuestro, que es bonito, pero... (risas). Vamos con un repertorio de cantes clásicos, en un recital de cante, la guitarra del maestro Pepe Habichuela y la percusión de Bandolero. Así que haremos un recorrido por los cantes flamencos tradicionales.