- Este año, el festival contará con rostros conocidos como Penélope Cruz, Javier Bardem, Jessica Chanstain... ¿ha costado menos este año?

-Se ha caído mucha gente por el covid, pero no sabría decir si ha sido más fácil. El año pasado había más miedo y había países desde los que no podían venir, pero este tampoco es un año normal y esperamos que el siguiente realmente lo sea.

Quizá una de las ausencias más sorprendentes sea la de Wes Anderson y el equipo de ‘The French Dispatch’, ya que se encuentra rodando en Madrid.

-Tiene una explicación muy fácil. Cuando empiezas a rodar una película tienes unos seguros con una serie de condiciones, por lo que Wes Anderson no puede venir a Donostia en pleno rodaje aunque pudiera pararlo dos días. Es algo muy complejo que nos pasa habitualmente.

¿Habrá representación física de todas las películas de la Sección Oficial?

-No, por ejemplo Zhang Yimou intervendrá de manera online, pero la mayoría sí.

La que seguro que tiene es ‘Maixabel’. Otro año más y otra película vasca en Sección Oficial.

-Es algo que ya nos parece normal. Creo que no es casualidad y creo que el cine vasco vive en estos instantes un momento muy potente. Hay mucha gente implicada que empuja hacia la misma dirección y se nota. Nosotros, como festival, hemos aportado nuestro granito de arena, que tampoco ha llegado de repente, porque todo necesita su tiempo. De pronto, un día, entró Loreak en la Sección Oficia. Que, ¿quizás podría haber entrado antes otra? Seguramente, pero si las cosas se hacen con cierta lógica, suelen funcionar.

La importancia del estreno de ‘Maixabel’ en Donostia no tiene que ver solo con que sea de aquí, sino por lo que se cuenta de aquí.

-El productor Koldo Zuazua me decía antes de que la viéramos que esperaba que nos gustase porque no tenía sentido estrenarla en otro festival. Creo que la proyección de Maixabel en el Kursaal va a ser una catarsis. Es muy difícil olvidar de lo que está hablando y las personas con cierta edad como yo, por acción o por omisión, se sienten involucradas en ella. Y, luego, la película habla de otro de los temas que para mí son muy importantes como es el derecho a la reinserción. ¿Cuándo alguien comete un delito hay que anularlo de por vida? Es un debate que lo vamos a tener aquí porque poco a poco los presos de ETA van a ir saliendo a la calle. Sé que hay gente a la que esto le va a sentar fatal, pero para mí un etarra que ha cumplido su condena es exactamente igual que yo.

Cuatro películas estatales a competición y dos más y una serie fuera. ¿Hay exceso de cintas españolas en la Sección Oficial?

-Para mí no. Tú vas a Cannes y tienes coproducciones de Francia que ni sabes cuántas, vas a Italia y lo mismo. Pero es normal, porque hay una defensa de su cine. Para mí puede haber demasiadas siendo dos o siendo cinco, depende de la calidad.

El jurado lo preside la última ganadora de la Concha de Oro, Dea Kulumbegashvili. Alguien con únicamente una película a sus espaldas...

-Y al lado de Ted Hope, que ha sido el director de Amazon o Maite Alberdi, que tiene una serie de películas detrás y ha estado nominada al Óscar. Lo que pasa es que Dea nos parece una mujer espectacular y nos parecía bonito que el jurado lo presidiese alguien que no tenía una carrera detrás. Fue una apuesta en la línea de romper con que el presidente tenga que ser alguien muy conocido.

¿Alguna pista de la película sorpresa?

-Solo puedo decir que ha estado en Venecia y que es norteamericana. Pero os podéis fiar poco de mí; me gusta mucho mentir (risas).