- Siete años han transcurrido desde que Fito y Fitipaldis publicaran su último disco de estudio, un lapso en el que el músico que comanda esta formación, que ahora vuelve con el álbum Cada vez cadáver, llegó a sufrir una “crisis de valores” con la música. “Fue un momento de esos que tenemos todos, da igual a qué te dediques. Me preguntaba si esto merecía la pena, porque no me llenaba, y llegué a pensar: ¡Qué tontería esto de las putas canciones!”, confesó a Efe ayer en Madrid el vizcaíno Fito Cabrales.

Aquel “cortocircuito” dice que se le pasó gracias al álbum Delantera mítica (2013) de otro roquero patrio, Quique González. “A las tres canciones, con esas frases de Quique, me reafirmé en que yo era tonto. Y no me ha vuelto a pasar, porque lo mejor que yo puedo hacer es escribir una canción, sacar discos y tocar”, apostilla.

Como gesto de agradecimiento por su inspiración, Cabrales (Bilbao, 1966) le escribió una carta al autor de “Tenía que decírtelo” y la misiva luego le sirvió de borrador para la canción que da nombre al séptimo disco de estudio junto a los Fitipaldis. Ya cuando publicó Huyendo conmigo de mí (2014), el último hasta ahora en el mercado, reconocía a Efe el vértigo de situarse ante el folio en blanco. “Tengo muchas teorías de por qué tardo tanto en hacer un disco, pero me aferro a dos. Una, que mi talento es el que es y que parte fundamental de crear es parar, porque esto no es una cadena de montaje como las de Henry Ford, al menos si haces música para expresarte”, afirma contundente.

La otra, añade a continuación, es que solo sabe hacer canciones si se vuelca de manera absoluta en el proceso. “No sé hacerlo de 3 a 8 y compaginarlo con la vida familiar que, desde hace unos años, la antepongo bastante. No quiero dejar a mi mujer y a mis tres hijos, sobre todo a la pequeña”, dice.

Si antes componía los álbumes en la cocina, ahora se aísla del mundo en un local que se ha construido anexo a su casa, en un proceso que ni él mismo termina de comprender: “Cuando escribo una canción no sé por qué la hago, igual empiezo de una forma y acaba de otra; yo lo llamo el zapping de las canciones”.

Grabadas en febrero de 2020 en Estudio Uno (Madrid) con Carlos Raya una vez más como productor, el resultado esta vez son nueve nuevas canciones que suenan a puro Fito y Fitipaldis pese a la amalgama y una versión de Transporte de Jorge Drexler convertida en una ranchera rock.

Quizás sorprenda la elección que hizo él mismo de Cada vez cadáver como sencillo de presentación del álbum, con una sonoridad negra inédita en su carrera, 6 minutos de duración y un estribillo no tan pegadizo. “Pero no puedo entender este disco sin escuchar este tema”, argumenta.

Todas las canciones y los textos fueron escritos mucho antes de la pandemia, así que no, Cielo hermético no habla del tiempo del confinamiento, en el que sí grabó la voz de la canción, sorprendiendo en un registro también nuevo para él como intérprete, con una voz “más gorda”, en parte quizás por fumar, alega.

Del escritor colombiano Luis Miguel Rivas tomó prestada una breve frase como hilo de una historia completamente nueva, la de “Quiero gritar”, después de leer que “Una cosa es tentar al diablo y otra verlo llegar”. Y habrá a quien le sorprenda escuchar justo después un brevísimo pasaje de Carlos Gardel en un disco firmado por Cabrales, un simple recurso -explica- para romper el recuerdo del tema anterior y embarcarlo en En el barro, “que podría haber sido de Los Platero y Tú” (su anterior banda) y que estalla veloz desde el arranque.

“Los músicos también nos comemos mucho la cabeza con el orden en el que presentamos las canciones, al menos los que seguimos escuchando los discos así”, justifica Cabrales.

“Mi talento es el que es, y una parte fundamental de crear es parar; esto no es una cadena de montaje”

Líder de Fito y Fitipaldis