- Cantan en euskera porque "es nuestra identidad" y dicen hacer música "para gozar y hacer gozar". Son Bulego, el grupo vasco con mayor proyección, dispuestos a pelear con Zetak el trono pop en Euskal Herria. El quinteto de Azkoitia publica su disco de debut, Erdian oraina (Oso Polita) en la Azoka. "Aquí hay muchos prejuicios, pero no nos avergüenza decir que Bulego somos poperos", explica su vocalista, Tomás Lizarazu.

¿Nervios ante la salida del disco?

—Hay ilusión, es nuestro trabajo más mimado, pulido y profesional.

Han sido dos años increíbles ¿no?

—¡Un cúmulo de emociones muy grande! Empezó con el boom desde el primer tema, Hegan, y es como cumplir un sueño. Ver a la gente cantar nuestras canciones, seguidores que han hecho muchos kilómetros para vernos... Está siendo un chute de energía aunque con el covid hemos tenido que gestionar el confinamiento, mascarillas y distancias desde casi los primeros pasos. Ha sido un trabajo de adaptación y gestión constante de la incertidumbre que nos ha puesto las pilas. Nos hemos reinventado y roto la cabeza para poder sortear los obstáculos, y el proceso nos ha hecho fuertes. Hemos crecido como banda.

Optaron por la calma, sacando Eps y un single. ¿Para estar preparados?

—Hoy sacar un disco está de capa caída, se lleva más el single o el EP, cosas más cortas y, a veces fugaces. Nosotros queríamos quitarnos la espinita de hacer un trabajo con una perspectiva global, para disfrutarla de principio a fin. Y como estamos en el momento de terminar de definir nuestro sonido, creímos que era momento de retratar todo nuestro recorrido.

Es un disco, corto, con solo 8 temas. ¿Es lo que pide el mercado?

—La forma de consumir música está cambiando. Cada vez menos gente tiene reproductor de CD en el coche, por ejemplo. Hoy se consume en plataformas digitales en las que puedes escuchar las canciones que más te gustan en listas. Hemos grabado ocho temas no porque no quisiéramos hacer un trabajo largo, sino porque lo pidió el concepto. Hemos contado lo que necesitábamos y no nos hemos puesto un límite.

¿Han colaborado todos en la creación?

—Normalmente lo llevo yo, tanto en letras como lo musical, aunque cada componente aporta su visión y su interpretación respecto a su instrumento y a la canción en general.

¿Cómo resultó la grabación?

—Grabación, mezclas y masterización están hechas en los estudios Gaztain de Zestoa, con dirección de Eñaut Gaztañaga. Primero hicimos la producción de los temas en el estudio, y después añadimos instrumentos para terminar con los últimos retoques en post producción y mezclas. Los temas fueron creciendo y se dejó hueco a todas las ideas aunque fuimos con todo muy ordenado y preparado.

El álbum afianza un estilo muy personal, un pop de tintes electrónicos. Me sorprende cuando les tildan como pop- rock.

—Lo de pop-rock nos persigue desde el inicio porque algunos temas del primer EP pueden tener aires de rock por sus guitarreos, pero en los últimos trabajos tiramos más por los derroteros del pop. En este género aún hay muchos prejuicios. Aquí, las últimas generaciones han sido en su mayoría rockeras, lo que muchas veces implicaba ser anti-pop. A nosotros no nos da vergüenza decir que somos poperos, aunque en los directos también rockeamos.

¿Los sintetizadores y ordenadores están enterrando a las guitarras?

—No van a reemplazar a los instrumentos tradicionales, sino herramientas para mejorar con la tecnología o añadir colores a nuestra paleta de sonidos. Se podría hacer un símil con la calculadora o el ordenador, ya que facilitan operaciones complejas y rápidas, pero tenemos que saber sumar, restar y multiplicar. Con la tecnología en la música pasa algo similar, es una herramienta que ayuda, pero los músicos son los responsables de transmitir la emoción. El factor humano cumple un papel fundamental e irremplazable, al menos en Bulego.

Se sirven de melodías claras, uso de crescendos, cierta euforia... ¿El objetivo es el baile y 'rasgar gargantas' de tanto cantar?

—El baile es fundamental, ya que la música es un ritual y una forma de expresión; y el baile es parte de ella. Hacemos música para gozar y sentirla dentro; luego que cada uno haga lo que le salga de dentro.

Se les nota cómodos en la balada con Maren, y en los medios tiempo.

—El tema con Maren es una de las joyas del disco. La admiramos y mola, fusiona muy bien música, redes sociales, contenido... ¡Es una crack! Llevó la canción a una dimensión que no imaginábamos. Su voz y cómo transmite son una pasada.

¿Son autobiográficas las letras? Hablan de sueños, amigos, risas, noche, pasión, ausencia y del camino y de sus oportunidades, sobre todo cuando se es joven. Aunque en Bulego hay varias generaciones.

—Dos o tres, somos una banda intergeneracional (risas). Las letras parten de vivencias personales, y en este disco giran en torno al concepto del momento presente. Vivimos una época marcada por las prisas y los quehaceres, y a veces nos perdemos lo que pasa en el camino. Queremos que el oyente eche el freno y disfrute del ahora con nuestra música y reflexiones.

¿Qué esperan del disco? Lo tiene todo para lograr el éxito de Zetak.

—Trabajamos a saco en cada paso, para seguir creciendo. No tiene sentido ponernos tope. El alcance de la banda lo marcará el publico, nosotros iremos a por todas porque esto es lo que nos apasiona. En cuanto a Zetak y otros proyectos en Euskal Herria, están haciendo cosas muy finas, lo que genera un ambiente de retroalimentación que hace que todo se haga con más esmero y profesionalidad.

Es su primera Azoka, ¿qué importancia le dan a este foro?

—Antes de ser músicos hemos sido y somos musiqueros, por lo que la Azoka es un lugar de peregrinaje. Hemos visto bolos, conocido a artistas y comprado discos aquí. Ahora, tener un puesto propio y presentar nuestro primer disco es una ilusión terrible. Aunque el panorama y la industria están cambiando, con el soporte físico perdiendo valor, creemos que es el evento cultural euskaldun del año.

¿Bulego es un concepto global que incluye también imagen y otras artes?

—Tenemos un concepto cuidado que se mide con otras disciplinas, ya que tratamos de aportar en todo lo que podemos para que el proyecto siga adelante. Eso sí, nunca hacemos nada con lo que nos sintamos incómodos, por lo que nos rodeamos de artistas de distintas disciplinas que aportan su punto de vista al proyecto, enriqueciéndolo. El resultado es (o pretende ser) una respuesta holística a la forma actual de consumir música.

"Las letras son autobiográficas y giran

en torno al tiempo presente. Para que la gente eche

el freno y disfrute del ahora"