Dice Natalia Lacunza (Pamplona, 1999) que se considera una “artista en proceso de construcción”. Y tras un desarrollo artístico que ha llevado a cabo en plena pandemia, adaptándose a formatos y medidas, cierra el año con ilusión: en 2022 verá la luz su primer disco de larga duración, en el que según ya ha avanzado va a haber “bastante britpop y también algo de R&B o de folclore”. Y que es, además, el reflejo de cómo ha sido su 2021.

El 4 de enero actuará en Baluarte y en unas fechas especiales como son las Navidades. ¿Hay ganas, nervios, ilusión, todo a la vez…?

-Tengo muchísimas ganas y una emoción increíble, es como la gotita que colma el vaso después de Navidad, de volver a mi casa, estar con mi familia, pasear por la ciudad en la que he crecido… (risas). Además, vienen mis compañeras de banda, es un sueño.

Será su primer concierto del 2022 pero ahora que estamos a punto de cerrar este 2021 que por razones obvias ha sido un año diferente para todas, ¿qué balance hace?

-Siempre saco balance positivo. Incluso del 2020, que fue como el peor año pero a la vez también el año en el que empecé a tocar, porque yo no había tocado nunca con mi proyecto, así que 2020 fue el inicio, empezar a tener contacto con el público -aunque sea un contacto raro-… Y este año ha sido más de picar piedra por decirlo de alguna manera, con conciertos más pequeños o en ciudades donde hay menos alcance para que el año que viene, en teoría, sea ya el año y pueda empezar a nacer todo. Y aparte, preparar todo para que salga mi primer disco largo, su gira posterior...

Además hace unos meses viajó a México para trabajar allí y fue recibida por numerosos seguidores.

-Fue increíble, llegar allí y ver que había gente en el aeropuerto esperándome, que venían al hotel a darme flores, regalos… Es una pasada lo generosos que son allí y las palabras tan bonitas que recibí. Y trabajé todos los días, compuse un montón de canciones… De hecho, dos están en el nuevo disco: Todo lamento, que ya ha salido, y otra que todavía no se sabe cuándo saldrá. La experiencia tanto a nivel profesional como personal fue súper guay y a la gente que conocí me los llevo para siempre en mi corazón. Espero que vayamos para allá también a tocar y hacer una minigira por Latinoamérica.

Imagino que ese viaje al otro lado del charco habrá ayudado a poner en perspectiva el alcance de todo el proyecto artístico y ser consciente de que, como dicen, un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

-Efectivamente. Soy muy consciente de eso, no sé si es un gran poder todavía, pero sin duda estoy súper contenta de todos los sitios a los que llega mi música. De repente ver en Spotify que sueno en 172 países o algo así, es súper loco… Y difícil de procesar, entonces ir a México y ver con mis propios ojos que realmente hay gente que me escucha, que me quiere y que me sigue fue como “dios, esto tiene sentido, estoy desvirtualizando toda esta movida”.

Y ahí está la otra cara, que es esa gran exposición pública, entre tanto seguidor y redes sociales, y cómo parece medirse y juzgarse cada cosa que se hace o dice.

-Sí, que todo es relevante, que lo que haces tiene que estar súper medido… En realidad lo que más valora la gente es la naturalidad, pero al mismo tiempo, la sobreexposición te hace de por sí sentirte poco natural… Entonces para ser natural hay que hacer un esfuerzo muy grande como de despersonalización y de no pensar en todas las consecuencias que pude llegar a tener todo lo que hagas. Obviamente hay que pensar que hay gente que te escucha y que tiene en cuenta lo que dices, pero en mi caso, no tengo ningún problema. Me considero bastante buena persona y no creo que vaya por ahí con valores de mierda y tengo una buena relación con decir lo que pienso, pero siempre va a haber alguien que le dé la vuelta a la tortilla y que te intente hacer sentir mal por lo que dices. Pero es lo que hay.

De hecho, siempre ha defendido que su música respira precisamente eso, sinceridad.

-Al final la mejor manera de hacer música es siendo sincera y honesta. Si no pones tu alma en lo que haces, es menos posible que eso trascienda de alguna manera. Y no trascender en el sentido de que llegue a un público masivo, sino que trascienda a nivel de que la gente que te escucha, diga: “guau, esto me ha llegado al corazón, con esto me identifico y crezco”. Lo que siempre he buscado en la música es eso, sentirme identificada con algo y tener de repente una frase de una canción que me haga pensar, sacar conclusiones nuevas, que me anime en un sentido o me haga sentirme más fuerte… Eso es importante y sólo se consigue con la sinceridad.

Su proyecto artístico echó a andar hace tan sólo tres años, pero usted ha estado ligada a la música desde bien pequeña, ya fuese a través de su familia, o a raíz de su propia formación artística.

-Sí, para mí la música ha sido algo que ha estado presente siempre. Nunca me he visto fuera de eso ni lejos. Por ejemplo, en Ópera de Cámara de Navarra estuve desde los 8 a los 18 años actuando. Eso formó parte de mi vida completamente y como que en mi cabeza en ningún momento he visto la posibilidad de no dedicarme a algo que tenga que ver con lo artístico. Toda mi familia parterna siempre ha estado muy metida en la música, tanto a nivel de hobby como profesional, o sea que era imposible que yo no saliera así.

Entonces, entrar en Operación Triunfo

-Sí, yo me iba a ir a estudiar interpretación a Madrid y a seguir haciendo mis canciones. Hubiera estado en OT o no, esto era algo que iba a estar presente en mi vida de todas maneras.

Ha pasado ya cierto tiempo desde que dejó la Academia de OT, pero parece que la etiqueta de OTtriunfita

-Lo bueno de estas últimas generaciones es que se está quitando un poco ese estigma. Yo estoy muy orgullosa de haber entrado a OT porque es un casting gigante de 16.000 personas y entramos 16. El haber vivido la experiencia me hace sentir afortunada, pero sí que es verdad que las consecuencias es que sientes que partes de una base con menos credibilidad que el resto de artistas igual de incipientes. Hay un cuestionamiento hacia ti y hacia el producto que quieres hacer, hacia tu discurso… Te tienes que buscar más aún hacerte tu hueco personal e igual si te ahorras ese momento de entrar a OT, te ahorras también esa consecuencia de tener que pelear por esa personalidad tuya. Pero bueno, al final entres o no al programa, se va a reflejar lo que tú quieras hacer y eso es un trabajo que estoy haciendo y que está dando sus frutos. Estoy contenta, yo jamás renegaré de OT.

Y una vez inicia su proyecto artístico, habrá sido como un máster de cómo funciona la industria.

-Sí, el funcionamiento de una discográfica, los procesos de producción... Hay que hacer tablas en comunicar tus ideas a tu equipo, así que sí que ha sido un poco máster en el sentido de “espabila colega, ponte las pilas, comunícate muy bien..”. Por suerte tenía tantas ganas e ilusión que aprender ha sido bastante fácil y rápido. Pero en estos tres años siento que he vivido un máster de muchas cosas.

Personalmente, ¿ha sido y es un reto gestionar eso?

-Sí, por supuesto, hay altibajos. Cuando trabajas con tu propia emoción, con tu cuerpo, imagen y palabra, es como un juego de inseguridad total todo el rato. Este trabajo es lo más personal del mundo y, además, expuesto al resto. Es como un juego de masoquismo bastante interesante, a la vez que atractivo y satisfactorio (risas).

¿Ahí la música se convierte en una terapia?

-Bueno, dentro del próximo disco hay… hay telita (risas). Hay telita de desahogo, de que claramente esta chica no ha estado bien. Pero bueno, como todo el mundo, lo que pasa que yo lo escribo. Todos somos iguales. Por eso creo que está guay que igual la gente se pueda sentir identificada con x cosas o mandar x mensajes que sirvan a la gente como para igual salir de algún momento oscuro mental, de algún bajillo emocional… o lo que sea. Este disco abarca todo un recorrido de procesar emociones y movidas gordas que están ahí reflejadas, básicamente es mi 2021 reflejado.

¿Podemos hablar de fechas de lanzamiento?

-Sí, antes del verano de 2022. No sé la fecha porque todavía no está todo entregado, pero tengo muchísimas ganas, por mí lo sacaría pasado mañana, soy muy impaciente (risas). Aún queda un poco, pero habrá otros dos adelantillos antes de sacar el disco.

Antes le toca finalizar la gira con la que llegará a Baluarte el próximo 4 de enero, acompañada de su banda. ¿Que durante esta gira haya sido noticia que su banda está formada íntegramente por mujeres es un reflejo del machismo que todavía hay en la música?

-Sí, total, siempre es como “sois una banda de mujeres” y sí, pero me encantaría que no te sorprendiera… No lo hice con ninguna intención reivindicativa, que luego estas pequeñas acciones se convierten en acciones políticas también... Pero era una cuestión personal, me apetecía rodearme de tías de mi edad ya que veo a todas las artistas pop rodeadas de señoros de mil años más que ellas, que llevan cincuenta mil años rodando en carretera... Y yo quería vivir Camp Rock, ir con gente de mi edad y si son tías, mejor todavía. En la industria musical hay muchísimos hombres y les amo también, tengo hombres maravillosos en mi vida, pero si puedo elegir, prefería esta opción. Si le puedo dar curro a una tía que toca súper bien, encantada, porque no se ven tantas músicas y es una pena.

Si miramos a Navarra, en los últimos años encontramos a Amaia, Chica Sobresalto, Anne Lukin, Melenas...¿algo está cambiando?

-Sí y de fuera, Cariño, Ginebras… Sí, poco a poco se va abriendo más la mente, pero hace muy poco, por ejemplo, el rock era masculino. Está bien que esté empezando a pasar esto y nos empecemos a hacer con el panorama. Miras los carteles de los festivales y hay una gran mayoría de tíos y bastantes pocas tías y se está empezando a cambiar esto. Que haya más pluralidad y de manera natural, no tiene que ser forzoso y obligatorio, sino que simplemente haya una apertura a hacer algo más inclusivo. Ahora mismo estamos bastante más concienciados con este tema y está a la orden del día. Siempre va a haber señores mayores que no van a querer y que les va a parecer raro, pero bueno, chico, las cosas cambian y los tiempos y las generaciones también.