l Togado de Pompelo, una excepcional pieza escultórica en bronce del siglo II descubierta en Pamplona hace 127 años, ha llegado esta semana al Museo de Navarra, donde permanecerá los próximos dos años, procedente de una colección particular de Nueva York para su estudio y próxima exhibición. Según apuntan expertos en la materia, se trataría de la segunda estatua togada en bronce conocida de la península Ibérica. La estatua es una pieza de bronce, de medidas cercanas al natural (127 centímetros de altura), que carece de cabeza y representa una figura masculina vestida con una túnica larga y una toga.

La presencia en el Museo de este Togado, cuyo paradero era una incógnita hasta hace tres años, significa que podrá contemplarse de nuevo en la ciudad donde estuvo colocado, con toda probabilidad en un espacio público de la Pompelo romana. Por ello se va a proceder a la presentación de la pieza a la ciudadanía en una muestra temporal, que se inaugurará en el plazo de un mes. El acuerdo firmado por el Departamento de Cultura y Deporte con el propietario, un coleccionista de arte norteamericano que desea permanecer en el anonimato, contempla el préstamo de la pieza para su exhibición durante dos años y la realización de estudios que no comprometan su integridad física.

Esta cesión ha sido posible gracias a la labor de documentación realizada por la Comisión Provincial de Monumentos de Navarra, que permitió a los arqueólogos españoles conocer la existencia y tener la imagen de esta pieza desaparecida; la investigación arqueológica, que ha referenciado siempre esta pieza y la ha ido incorporando a los avances del conocimiento en el campo de la escultura clásica; la gestión tenaz y discreta de la Administración Foral; y la generosa disposición del propietario de la pieza, quien ha accedido a firmar un préstamo de larga duración sin ningún tipo de contraprestación económica.

Se va a aprovechar la presencia de esta obra para, bajo la dirección técnica del Servicio de Patrimonio Histórico y la colaboración de otras instituciones especializadas, realizar todos los estudios necesarios para su mejor conocimiento posible, de sus características físicas y su estado de conservación. Los resultados se verterán en un detallado y completo informe histórico y de conservación. También se piensa en organizar una cita de difusión científica de primer nivel en torno a la escultura.

El Servicio de Museos ha preparado un audiovisual en tres idiomas (castellano, euskera e inglés), Pamplona-Nueva York-Pamplona. Un viaje de 127 años, que describe en imágenes el traslado de la escultura hasta el Museo de Navarra.

La escultura fue descubierta en 1895, un hallazgo casual durante unas obras de la pamplonesa calle de la Navarrería. Su descubridor y propietario, según la legislación de la época, fue el constructor José Aramburu y Elizaga, quien la cedió temporalmente a la Comisión Provincial de Monumentos de Navarra, para su estudio y difusión.

Apareció bajo una gruesa losa de piedra, lo que explica su mal estado de conservación: “una estatua de bronce de tamaño natural, sin cabeza, muy deteriorada y rota en su mayor parte”, según se recogió en el Boletín de la Comisión de Monumentos en 1895. No hay duda de que fue restaurado hasta tener el aspecto que muestra en la foto de Julio Altadill, que hasta bien entrado el siglo XXI era la única imagen que se tenía del Togado de Pompelo.

En 1906, el propietario reclamó su devolución, que no pudo negarse al no existir en ese momento legislación restrictiva de los derechos de los propietarios de obras arqueológicas, perdiéndose su pista y siendo probable que fuera vendida en el mercado de antigüedades.

En un primer momento, Altadill la identificó erróneamente con una representación de la diosa Ceres, pero en 1965 Juan Carlos Elorza lo define como un togado de época Flavia. El reciente estudio de Luis Romero y Rubén Montoya (2015) lo sitúa cronológicamente en la segunda mitad del siglo II.