El pintor navarro Juan Belzunegui expone en el Polvorín de la Ciudadela de Pamplona una muestra con unas cuarenta obras, en óleo sobre lienzo y papeles, basadas en el color y en las formas sugerentes que crea con su pincelada. Su obra también se puede ver estos días en la galería Apaindu de Pamplona.

Belzunegui se considera admirador de muchos pintores clásicos y del siglo XX, con referencias como las De Kooning, Saura o Zumeta o de corrientes como el informalismo español de los años 50 y 60 o el neoexpresionismo de los 80 del último siglo.

A esas influencias, según informa el Ayuntamiento en una nota, añade su particular furia, su deseo de entrega, con el color como vehículo, del que asoman las formas imprevisibles, magmáticas y algo delirantes, buscando siempre el desconcierto y la sorpresa como manifestación de cierto arrebato.

Belzunegui concibe la creación de sus obras como una aventura, un juego, un diálogo imprevisible con la tela blanca que deviene pintura, cuadro, apuntan a lo que añaden que la excusa-motor del impulso para pintar suele ser muy variadaâ una impresión, un recuerdo de la realidad o un deseo inexplicable de empezar a pintar con un color-fetiche que se apodera del autor.

Nacido en Carcastillo en 1955, realizó estudios superiores en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao y ha protagonizado numerosas exposiciones a lo largo de su carrera artística.