Ainara Pérez (Ansoain, 2003) tenía claro desde pequeña que quería ser actriz. Un sueño que ha cumplido recientemente al participar en la nueva serie juvenil de Netflix Tú no eres especial, en la que interpreta a Lucía, una de las protagonistas. 

¿Cómo comenzó en el mundo de la intepretación? 

–Desde que soy niña, no ha habido un momento en mi vida en el que no haya querido ser actriz. De pequeña decía: “Cuando sea mayor voy a ser cantante, actriz y bailarina”. Estuve muchos años formándome como bailarina y actriz, pero lo de cantar lo dejé más aparcado. Por otro lado, siempre hacía teatros con mis primos y me encantaba el hecho de hacer algo y que gustase. Tenía esas ganas de ser actriz y formarme, por eso desde pequeña he ido a aprender teatro. También empecé el baile, y al final acabé dejando el baile para volver al teatro, porque realmente era lo que me llenaba y me gustaba. Estuve dos años en Butaca 78. He hecho algún corto más amateur, sobre todo en la universidad; en ese sentido he hecho cosas, pero algo tan importante que lleva tanto trabajo como una serie de Netflix, y como coprotagonista... sientes que tu vida da un vuelco. Hace nada estaba en la pandemia pensando que nunca iba a conseguir trabajar de lo que quería, y a los pocos meses me salió esta oportunidad. La interpretación siempre ha estado muy presente en mi vida, pero nunca de una forma tan profesional.  

¿Cómo empezó esta aventura? 

–Desde el principio daba por hecho que no me iban a coger. Un amigo mío de teatro me dijo que estaban haciendo un casting para Netflix y fuimos a intentarlo. Cuando salí, mis cinco amigos estaban convencidos de que a alguno de nosotros nos cogerían. A las dos semanas, cuando tenía todo olvidadísimo, me llamaron para hacer otra prueba. Me hicieron hacer unas improvisaciones, me dieron una separata y me dijeron que querían verme al día siguiente. Cuando me fui, me llamaron para pedirme ir a Madrid el mismo fin de semana para el casting final. El martes siguiente tenía examen de Historia de España. “Aita, ama, os quiero un montón, pero necesito hacer esto”, les dije, y de hecho vinieron conmigo. El 30 de marzo es mi cumpleaños, y el 29 me llamaron para darme la sorpresa de que el papel de Lucía era mío. Fue un subidón.  

¿Y el trabajo de rodaje? 

–Al principio impacta un montón ver a toda la gente a tu alrededor haciendo cosas. Yo siempre he hecho el teatro, lo adoro, y estoy acostumbrada a estar yo con el público, que simplemente ve lo que haces. En el rodaje, los técnicos están haciendo un montón de cosas para que a ti se te vea bien, y al principio me distraía mucho. Pero es algo que aprendes a gestionar poco a poco, a crear tu burbuja. El equipo era una maravilla, pero al mover cámaras y tal oyes mucho ruido y tienes que concentrarte. No puedes estar pendiente de lo que hacen los demás porque entonces tú no vas a hacer lo que te toca. Pero, en general, la gente muy maja. Con los actores he tenido más afinidad, es con quien más compartía y hemos hecho un montón de piña, nos fuimos de vacaciones... Los conocí a todos en el rodaje y ahora somos súper amigos. 

 ¿Cómo ha sido meterse en el papel de Lucía, su personaje? 

–Lucía es un personaje con mucha personalidad y mucha fuerza. Es la tía a la que no pisa nadie. En ese sentido, yo me sentía bastante identificada, pero los cortes que le da Lucía a Amaia al principio... yo ni de broma se los haría a alguien que casi ni conozco, y menos por celos o por lo que sea. Porque Amaia era la nueva y Lucía ya estaba ahí, era su terreno. Me parece divertidísimo interpretarlo y muy guay jugar con esto, pero yo esto no lo haría y mucho menos con gente que no conozco. Había cosas que hacía Lucía que me parecían demasiado. Pero ha sido muy guay interpretarla, por toda la fuerza que tiene. Son cosas que se pegan mucho, cuando trabajas un personaje trabajas cosas muy diferentes: hemos hecho presentaciones de clase, playlists para ver qué escuchaban los personajes... 

Jaime Wang en el papel de Zhao y Ainara Pérez como Lucía en el episodio 6 de la serie. Lander Larrañaga

¿Qué le parece el resultado final? ¿Vería ‘Tú no eres especial’ si no hubiera actuado en la serie?

–Creo que habría sido más probable que la viese si no saliera yo. Me parece una serie muy natural, hay muchas cosas que como espectadora me llaman un montón. Es una serie que cuenta la vida de una adolescente tal y como es... me parece muy bonita. Por otro lado, conmigo misma soy muy autocrítica y pienso en cosas que podía haber hecho mejor. Pero siento que la serie tiene mucha potencia; visualmente me parece preciosa –la estética, los colores–. Obviamente la recomendaría, porque cuando ves cosas que te pasan de adolescente en una serie te sientes identificada y comprendida. 

¿Qué es lo que más le ha gustado o le ha aportado esta experiencia?

–De forma profesional, he aprendido muchísimo. Me queda mucho recorrido y mucho por aprender, a la hora de actuar puedo mejorar cosas, pero he aprendido a crear un personaje, a crear relaciones entre personajes, las emociones... Y a nivel personal, he conocido a gente maravillosa que sé que va a estar en mi vida, sé que es gente que de verdad vale la pena, ese tipo de personas que te alegran y te hacen feliz. Tú no eres especial, tanto personal como laboralmente, me ha dado muchas cosas. 

¿Qué supone para Ainara Pérez participar en esta serie?

–A día de hoy sigo intentando estar en diferentes proyectos, pero ahora mismo me quiero centrar más en formarme a nivel académico. En rodaje aprendes mucho, pero hay cosas que en el entorno más tranquilo de una clase, con otras personas que también están aprendiendo, son más sencillas. En rodaje estás muy concentrada, pero tensa muchas veces; en una escuela, todo es más tranquilo. Quiero seguir formándome, pero si me salen proyectos los voy a hacer. 

¿Qué dificultades se ha encontrado durante el trabajo?

–Al principio me costaba mucho comer en acción. Siempre me daban regalices rojos y siempre me atragantaba. Los regalices me gustan, pero hasta que no me he visto en la situación de tener que controlar el hablar, comer y tragar al mismo tiempo, no me he dado cuenta de que esos regalices realmente no me gustan. Luego vas aprendiendo y llegó un punto en el que daba pequeños mordiscos y me los dejaba en la boca para poder seguir con la escena. Además, meter acciones me costaba. Aprender un guion es lo más fácil. Luego tienes que meter las intenciones y eso va costando más, porque cuando tienes algo aprendido no te sale esa naturalidad que tienes. Lo que más me ha costado ha sido meter cosas en acción –comer, limpiar– y las intenciones. 

¿Cómo ha sido conciliar el rodaje con la vida personal y académica? 

–Los primeros ensayos me coincidieron con Selectividad, pero estaba con tanta euforia y tan contenta que me daba igual. Pero en septiembre, cuando empecé la universidad, estuve un mes entero sin ir y a punto de suspender una asignatura por las faltas. En ese sentido, sí que fue mucho agobio y lo pasé bastante mal. A nivel académico me pilló en fechas bastante malas, pero a nivel personal no cambió casi nada. El covid cambiaba más mi vida que el rodaje como tal. 

¿Qué opina de la gran participación navarra de la serie?

–Soy de las personas que más quiere Navarra, estoy enamorada. Y el hecho de que haya una serie que enseñe los paisajes tan bonitos que tenemos aquí –es verdad que en Navarra hay mucha diversidad y estamos enseñando solo una zona– y que se vea lo bonito que es, que haya tanta gente de aquí en la serie, que haya presencia del euskera aunque sea mínima, que haya una txalaparta... eso, como navarra que soy, me hace muchísima ilusión. Me parece precioso. Son cosas que yo he visto toda mi vida y me hace ilusión verlas en la pantalla. Y más ilusión aún haber participado en esto.

¿Dónde le gustaría verse en el futuro?

–Trabajando mucho como actriz, pero no solo en pantalla, sino que me gustaría también en teatro. Me encanta el cine, me parece súper divertido y conoces gente maravillosa, pero el teatro tiene una magia que no tiene nada más. Me gustaría estar haciendo las dos cosas. De cara a un futuro bastante lejano, me gustaría abrir una escuela de interpretación y mi ilusión es que sea en Pamplona, porque quiero acabar mi vida aquí.