Sofía Ellar destaca por ser una artista autoeditada, que se lanzó a la música en 2017 a raíz del Trabajo de Fin de Grado. Desde entonces, la cantautora ha ido cosechando éxitos, y ahora consolida su carrera musical con Libre, álbum en el que “resurge de las cenizas” y que presentará este viernes 25 en el Zentral a las 21.00 horas.

¿Cómo fue comenzar en la música a través de una carrera de Administración y Dirección de Empresas? 

–La música siempre me ha encantado, nos la han fomentado mucho desde pequeños, y estudié Administración porque en casa nos dijeron que la música fenomenal, pero que no estaba la cosa como para dedicarse a ello. Hoy en día hay pocas oportunidades y cuanto más formada estés y más herramientas tengas para enfrentarte al mundo laboral, mejor. Así que insistieron mucho para que tuviésemos la mejor formación. En los últimos seis meses del Trabajo de Fin de Grado, quise utilizar el tiempo en algo que me gustase y me llenase, y sacarle partido a ese montón de papeles que había que rellenar. La música siempre ha sido eso, siempre la he tenido dentro. Me lancé a la aventura para divertirme, sin pensar en dedicarme a ello de manera profesional. Tras presentarlo, vi que había una oportunidad de negocio para mi proyecto musical, sin necesidad de mucho capital para financiar el primer disco. A los seis meses la financiación estaba más que recuperada y me planteé montar una empresa. 

Es una artista independiente que se autoproduce y asume las labores de artista, empresaria y gestora. 

–Creo que lo más difícil es encontrar a ese equipo que te represente. En la industria de la música se habla de productos y en el fondo no dejas de vender algo, un proyecto, servicio, alma o corazón. Todo eso hay que tenerlo bien planteado y lo más difícil es conseguir un equipo que represente tus valores, dónde te posicionas y qué haces. A la gente lo que más le gusta de mí es mi yo menos diva. Hay gente que siendo figura pública tiene que hacer un papel sobre el escenario o en la tele. Yo no tengo que ejercer ningún rol, mi versión más pura y parecida a quien soy es la que le gusta a la gente, así que Sofía no es esa diva que va posando y es tremendamente inalcanzable. Yo transmito otro tipo de cosas, y las redes sociales fueron esa vía de aterrizaje y comunicación para humanizar la figura del artista. Hay que saber qué le gusta a la gente de ti, y ser muy fiel y leal a tus principios. Lo más importante es la creación de esos principios cuando estás en la búsqueda y creación de tu esencia. Trato de ser fiel siempre a la niña que hizo ese trabajo de fin de grado y a esos valores que tienen que ser coherentes y consecuentes en la vida. 

Hace poco llegó Libre, su tercer álbum. ¿De qué va este trabajo? 

–La palabra libertad es con la que más me siento identificada. En el fondo no deja de ser una repetición más de lo que siempre he contado: tan solo soy esa niña cansada de oficinas que se busca la vida cantando. No deja de ser una continuación a la reivindicación de la libertad artística y personal. Y cuando digo libre, es libre de verdad. Ser libre es algo a lo que se le pueden dar muchas vueltas, pero es una palabra a la que todos nos podemos enganchar, porque todos tenemos ganas de ser libres. Hemos compartido estos dos años de pérdida y barrotes, así que es un momento de volver a vestir las calles de color, porque queremos la vuelta a la vida. Libre es una etapa de mi vida que me ha marcado mucho. Todos pasamos por momentos en los que se nos apaga la luz, tocamos fondo y es nuestro deber remontar y reconstruir esos pedazos. Para mí Libre representa ese proceso del ave Fénix, ese resurgir de las cenizas con más ganas de vivir que nunca. 

¿Cómo es Sofía Ellar sobre los escenarios?

–En mis conciertos pasa de todo. Es un show que deja las penas fuera. Los cantautores tenemos fama de ir a un concierto, sacar el pañuelo y ponernos a llorar, pero nada más lejos de la realidad. A mis conciertos viene todo tipo de gente. Poner un pie en uno de mis conciertos es estar en igualdad de condiciones, porque la mejor canción no entiende de murallas. Es diversión, saltos, un show dinámico, movimiento; también ese momento más íntimo, pero sobre todo un chute de energía del que la gente sale con una resaca de emociones brutal. 

¿Qué ha aprendido en estos años de trayectoria artística?

–Cierro los ojos y me acuerdo de esos 21 años, recién salida de la universidad, no entendiendo nada y sin conocer a nadie. He aprendido a no buscar enemigos, porque esta es una industria en la que siendo una chavala recién graduada que quiere montar una empresa, todo es complicado. Pero me he llevado todo lo que me ha dado la carretera, los kilómetros, la experiencia. Muchas veces piensas en lo mejor de las personas y te la meten doblada; en el mundo de la música hay algo tan vulnerable, tan bonito y tan frágil como el arte y la obra de un artista y la gente se aprovecha mucho. Lo que hay que hacer es equivocarte, tropezar y aprender, sin dejar de ser buena persona. 

¿Quién se esconde detrás de la figura artística de Sofía Ellar?

–Una persona con muchos sueños, con muchas aspiraciones. El trabajo de autoanálisis que he hecho en Libre es un trabajo de fondo, de introanálisis y búsqueda de un equilibrio. Hay que encontrar ese punto de balanza entre la cabeza, la salud mental y el cuerpo; todas son importantísimas. Desde fuera parece que la música son escenarios, sexo, drogas y rock&roll, pero nada más lejos de la realidad. Somos muchos compitiendo, es un mundo muy difícil y cambiante, y lo que hay que hacer es disfrutar del camino para encontrar el punto justo entre dar tu mejor versión, tener aspiraciones y trabajar, pero no vivir para eso. Hay que saber disfrutar. 

¿Qué le espera a partir de ahora?

–Creo que va a ser un año de viajar. Todavía no he tenido la oportunidad de cruzar el charco, y hacerlo es volver a picar piedra, hay que empezar otra vez de cero, volver a reiniciar. Me gustaría llevar la esencia y el mensaje de lo que he hecho aquí hasta allí: esa cercanía, ese “yo soy de todos”. Este va a ser un año de compartir Libre con todos mis seguidores, pero también de muchas más canciones en las que estoy trabajando y que llegarán pisando muy fuerte.