El Hatortxu Rock celebró este sábado su segunda edición de este año, la de invierno, y la número 27 de su historia, recuperando por fin el formato original tan conocido que desde 2019 tuvo que ser modificado y sufrió varios años de altibajos y dificultades.

Concierto de Mafalda, en el escenario Hator Hator.

Sin embargo, ayer el público pudo disfrutar por fin de un Hatortxu de invierno como los habituales: 16 horas de música ininterrumpida repartida en tres escenarios en la campa entre cementerios de Villava y con un cartel de 17 bandas. Nueve de ellas estuvieron por primera vez en el Hatortxu: La Furia, Bulego, Angelus Apatrida, Merina Gris, Segismundo Toxicómano, Odolkiak Ordainetan, Brigade Loco, Odei Barroso y Raimundo el Canastero. A las nuevas incorporaciones se sumaron veteranos como Mafalda, Soziedad Alkoholika, Tremenda Jauría, Nøgen, Afu, DJ Plan B o Skakeitan, este último con ritmos de despedida, ya que el de anoche fue uno de sus últimos conciertos.

La Furia, en el escenario Auzolana.

“Ha sido un cartel variado, para gustos muy distintos”, explicó Aitor Agirrezabal, uno de los organizadores de un festival que busca atraer al mayor número de gente posible para seguir apoyando a las familias de los presos que se enfrentan a la política de dispersión. “Para ello, buscamos un cartel especial y ofrecer algo distinto a otros festivales”, añadió Agirrezabal.

El público disfruta de los conciertos de la 27ª edición de invierno del Hatortxu Rock en Villava.

Y en muchos aspectos el Hatortxu lo es, ya que se trata de un festival que funciona mediante el trabajo voluntario. “Hoy en día cada vez cuesta más montar cosas con trabajo voluntario y de forma desinteresada porque vivimos en una sociedad cada vez más individualizada, y que el Hatortxu se siga organizando así año tras año es algo remarcable”, subrayó Agirrezabal.

En esta edición han sido 800 personas las que han participado voluntariamente, y aunque desde el festival afirmaron que les había costado un poco más llenar los turnos, remarcaron que el Hatortxu “vuelve a ser un ejemplo” y quisieron agradecer a toda la gente que conforma “el motor indispensable” del festival.

Desde la organización quisieron destacar también que en la edición de verano de este mismo año se produjeron ocho expulsiones del festival por denuncias de agresiones machistas, un tema “grave” con el que “siguen trabajando” y les “entristece”.

“Por otra parte, estas expulsiones son algo a aplaudir y a reforzar, porque significa que se está haciendo un trabajo, hay muchas cosas que no toleramos, y eso es gracias al trabajo del grupo feminista y del festival. Queremos decir claramente que si alguien ve o sufre una agresión machista, la denuncie y no tolere el más mínimo comportamiento de ese tipo. Este es un festival para todas y todos y queremos que se sientan seguras dentro de nuestro recinto”, remarcó Agirrezabal. l