En sus paseos por la ciudad, cuando visualmente se siente “cargado” del peso del material urbano, Carlos Cánovas encuentra su refugio en esa naturaleza que parece imponer sus leyes en lugares ocultos de Pamplona, a menudo siguiendo el curso del río. Es un aislamiento buscado y deseado por el fotógrafo, y una inmersión frondosa en un motivo evocador que merece ser inmortalizado.

En otras ocasiones, su objetivo pone el foco en los detalles que pasan inadvertidos por el ritmo acelerado del día a día. Detalles siempre relacionados con plantas hasta los que nos lleva Cánovas recordándonos, de nuevo, el vínculo necesario con la naturaleza.

Con esos seres vivos y “efímeros, como nosotros”, de los que nuestra existencia y nuestro bienestar dependen. Porque la vida como la conocemos no sería posible sin las plantas.

Esta reflexión es motor y telón de fondo de las imágenes que descubre al público el fotógrafo navarro en El Sario de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

DOS SERIES QUE DIALOGAN

Refugios es el título de esta muestra, una síntesis de dos de las cinco series que conforman su reciente exposición Plantas y circunstancias que ha podido disfrutarse en el Patio Herreriano de Valladolid y luego, hasta hace un mes, ha acogido el Centro Niemeyer de Avilés.

Paisajes recónditos da título a una de estas series que recoge fotografías de lugares de Pamplona en los que la vegetación se impone y se expande, hacia donde puede, y parece hablarnos reivindicando su espacio y su importancia.

En contraste con la atmósfera densa y entrópica de esos escenarios, la serie Vida secreta se ocupa de pequeños detalles de un mundo, el de las plantas, al que, reflexiona Cánovas, “asignamos frecuentemente una misión ornamental cuando su verdadera función debería ser mnémica, de hacernos recordar que, cuidado, las plantas son seres efímeros como nosotros, y además, si no están, nosotros tampoco”.

Ambas series –de las que aquí por limitación de espacio se exhibe una selección, ocho imágenes de cada, cuando cada serie está compuesta por una veintena– dialogan en El Sario y con quien se detenga a contemplarlas como merecen: sin prisa.

UN DISCO DE STEVIE WONDER EN EL ORIGEN

Así, poco a poco, ha ido creando Cánovas desde la década de los 80 esta serie de imágenes cuadradas de naturaleza que aquí se muestran bajo el título Paisajes recónditos y que, aunque no lo parezcan, son fotografías urbanas, todas hechas en Pamplona. “Para mí esos lugares eran, siguen siendo, reductos donde descansar del material urbano, que visualmente es muy cargante, muy pesado. Cuando me hartaba, me metía en un sitio de estos y me aislaba”, dice el fotógrafo de estas imágenes que sigue capturando y creando –en la exposición hay alguna hecha hace dos meses–.

“Las plantas son seres efímeros como nosotros, y además, si no están, nosotros tampoco”

Carlos Cánovas - Fotógrafo

Refugios del fotógrafo son también esos “pequeños, mínimos detalles relacionados con las plantas y que pasan inadvertidos”. Unas flores que crecen de la tierra que asoma entre el cemento, el movimiento de unas hojas entre la bruma o la sombra de otras proyectada en un muro... Vida sin presencia humana pero que nos remite a ella.

El origen de esta serie que ha titulado Vida secreta lo sitúa el fotógrafo en los años 70, en el disco de Stevie Wonder Journey Through The Secret Life of Plants, que le inspiró para empezar a desarrollar un proyecto que cumple ya cerca de 35 años.

IMÁGENES INÉDITAS

Las fotografías que exhibe El Sario son inéditas en Navarra, y componen la primera exposición individual del fotógrafo en su tierra tras recibir, en 2020, el Premio Príncipe de Viana de la Cultura. “Quería mostrar material nuevo, era la motivación para esta muestra”, dice Carlos Cánovas, para quien la naturaleza lo es “todo”.

“Aunque estas obras no pretenden ser un grito de reclamo ecológico, sí subyace esa idea en todo el trabajo”, dice el autor. La exposición, en este sentido, es un recordatorio sutil de algo que conviene no olvidar: los seres humanos no podemos permitirnos perder del todo esa conexión con la naturaleza. Es un vínculo vital.

El trabajo con plantas, en concreto, es una constante en la trayectoria de Cánovas desde 1981. “Fue entonces cuando expuse por primera vez las dolientes, plantas que están fuera de su contexto natural, en la ciudad; y de eso ya hace cuarenta largos años...”, apunta el fotógrafo navarro, que prepara para el mes que viene una exposición en una galería de Bilbao que no tendrá “nada que ver con esto” que comparte ahora en la UPNA.

LA FOTOGRAFÍA COMO ARTE

En su opinión, la fotografía se valora cada vez más como arte. “Cada vez está más en consonancia con el tratamiento de los distintos agentes del arte contemporáneo; la fotografía ya es un elemento más que entra en juego, aunque sigue teniendo sus peculiaridades, porque es un arte que nace de un uso mecánico de un dispositivo. Pero el número de publicaciones que reflexionan sobre el hecho fotográfico es de tal alcance que, por sí solo, ya da idea de la importancia que tiene la fotografía hoy”, celebra.

Más crítico se muestra con “el uso masivo que se hace de la imagen en las redes, porque en general usamos ahí la fotografía sin ningún rigor, y eso no me parece bueno”.

Como tampoco la rapidez con que vivimos, la aceleración con que miramos y descartamos imágenes.

En las obras de Cánovas hay silencios, espacios vacíos, abiertos. Hay lentitud. “Para mí la fotografía tiene que ser lenta, y eso intento. Llámale aislamiento, llámale reflexión, llámale como quieras, pero tiene que nacer de un acto consciente, y conscientemente lento”, reflexiona.

LA EXPOSICIÓN

Título. Refugios.

Lugar. Edificio El Sario de la UPNA (vestíbulo), Campus de Arrosadía.

Fechas y horario. Hasta el 23 de junio, de lunes a viernes de 8.00 a 21.00 horas. Después, la exposición estará en el Campus de Tudela, del 6 de septiembre al 27 de octubre.