El 18 de abril de 1982, un grupo por entonces desconocido que respondía al nombre de Barricada ofreció su primera actuación en público. Fue en el Rastro de la Txantrea. La banda, que aquella mañana actuó como trío con Enrique Villarreal El Drogas'en el bajo, Francisco Javier Hernández Boni en la guitarra y José Landa en la batería, soñaba con hacerse un hueco en el panorama musical. Lo que vino después fue una historia que ni los más optimistas hubiesen podido siquiera atreverse a imaginar: más de un millón de discos vendidos, decenas de canciones que se convirtieron en auténticos himnos y marcaron a varias generaciones, y miles de conciertos, muchos de ellos multitudinarios pero también algunos con poco público, pues una vida dedicada al rock’n’roll tiene que tener, inevitablemente, sus subidas y sus bajadas. Dicen que lo difícil no es llegar, sino mantenerse, y el concierto que ofrecerá El Drogas el sábado 10 de junio en el Navarra Arena demuestra, entre otras cosas, que las canciones de Barricada resisten bien el paso del tiempo y mantienen intacta toda su vigencia

Cada año desde aquella primera actuación de 1982, El Drogas ha celebrado el aniversario cantando un rato en el mismo lugar donde todo comenzó. Sin embargo, el año pasado, que se cumplían cuatro décadas exactas, quiso ofrecer algo más especial y anunció ocho actuaciones en las que únicamente interpretaría repertorio de Barricada. Dos de aquellas citas se celebraron en la sala Zentral de Pamplona y, como sucedió en las otras seis, las entradas se agotaron con inusitada rapidez. Las buenas sensaciones que se vivieron aquellas noches hicieron que la gira se ampliara por más de cincuenta ciudades a lo largo de este último año, teniendo que repetir fecha en buena parte de ellas. Este dato es importante, porque dice mucho de cómo fue Barricada y cómo sigue siendo El Drogas; cuando muchas bandas históricas optan por ponerse en manos de mastodónticas productoras internacionales de eventos y ofrecen unas pocas actuaciones en grandes recintos con precios desorbitados, el artista navarro ha preferido seguir trabajando con su oficina de siempre (Black Izar, de Pamplona), y patearse las salas de mediano aforo de todo el país, manteniendo las entradas a precios sustancialmente más baratos que lo que se estila en el sector. Una manera de actuar que habrá sido menos rentable económicamente, pero que es más acorde con su personalidad y con los valores que siempre ha defendido.

Así pues, el concierto del sábado, que se celebrará en un abarrotado Navarra Arena, será la guinda de un pastel que lleva más de un año cocinándose y siendo degustado por decenas de miles de personas. La banda, que como siempre estará formada por Txus Maraví en la guitarra, Eugenio Aristu Flako en el bajo y Brigi Duke en la batería, llega a Pamplona bien rodada y perfectamente engrasada, dispuesta a acompañar al Drogas en su regreso a un repertorio legendario. 

Todo lo que allí suceda quedará registrado en el DVD que saldrá a la venta con posterioridad. Será inevitable recordar a todos los que alguna vez fueron miembros del grupo, especialmente a Mikel y a Boni, que ya no están entre nosotros. Después, lo mejor será dejarse guiar por la música y la emoción del momento en lo que será, sin duda, otra gran noche de rock’n’roll.