La lluvia dio tregua en la noche del miércoles para que Bob Dylan cautivara al público de la primera jornada del festival Las Noches del Botánico. El trovador estadounidense encandiló como se esperaba, sin dejar espacio a la nostalgia en su repertorio, siempre al piano y en un espacio no invadido por las pantallas de los teléfonos móviles, algo poco habitual en estos tiempos.

Con retraso, a las 21.45 horas, el músico asaltó el escenario ubicado en el inigualable Real Jardín Botánico Alfonso XIII junto a su banda, todos de negro, para dar inicio en España a su gira Rough and Rowdy Ways, con la que recorre el mundo desde noviembre de 2021. Lo hizo justo al parar la lluvia y a ritmo de la versión de Watching the River Flow de su reciente publicación Shadow Kingdom (2023), álbum en el que reinterpreta canciones de su histórico catálogo.

Entre las 2.200 personas que ocuparon al completo el aforo del recinto, reinaba la calma y el entusiasmo a la vez, se mezclaron el respeto y el fanatismo por ver a uno de los grandes iconos musicales del siglo XX. El concierto más caro de Noches del Botánico –las entradas variaban entre 80 y 220 euros– se hace aún más inigualable al no interferir las pantallas de los dispositivos móviles entre los asistentes y el artista, para quien esto se ha convertido en requisito indispensable. No hay vídeos ni fotos. No es la primera vez en España en la que los protagonistas toman esta decisión, ya lo hicieron hace algunos meses Bono o Quentin Tarantino.

Dylan no invierte tiempo en dirigirse a su público y por el que se nota el paso de los años. Nada menos que 82 recién cumplidos. Sin embargo, también se le ve un poco simpático, algo agradecido, alejándose por pequeños momentos de esa imagen de arisco con el público que ha alimentado a lo largo de su trayectoria.

En una concierto en el que no se despega del piano, el Nobel de Literatura toca una versión de su canción de los setenta Most Likely You Go Your Way and I’ll Go Mine para inundar de paz y serenidad después recitando I Contain Multitudes, tema muy aplaudido perteneciente al álbum que da título a la gira, un trigésimo noveno trabajo de estudio irremediablemente relacionado con la pandemia –se publicó en junio de 2020–.

Y es que, Robert Zimmerman se sostiene en este disco, el último de canciones nuevas y propias, tras Tempest (2012), para tejer su espectáculo en la noche madrileña. Hasta nueve de las diez canciones del álbum, muy alabado por la crítica, suenan en una velada en la que el poeta regala 17 piezas.

Oír la armónica que introduce I’ll Be Your Baby Tonight (1967) también hizo vibrar a los asistentes, en silencio y sentados, como también disfrutaron con el country de To Be Alone With You (1969).

Con Every Grain of Sand, de su álbum Shot of love (1981), el bardo estadounidense culmina la primera de sus paradas de su gira por España. Para despedirse, Dylan se despega por fin de su piano. Como si le costase mantenerse en pie frente a su público, saluda tímido. La ovación de unos asistentes en pie es tremenda.

El reencuentro de Bob Dylan con sus seguidores españoles se produce después de cuatro años y con un total de 12 conciertos. Tras Madrid, recalará en Sevilla, Granada, Alicante, Huesca, San Sebastián, Logroño y Barcelona. ¿Será esta gira la última del gran trovador estadounidense en estas tierras?