CONCIERTO DE RAZKIN
Fecha: 17/08/2023 Lugar: Terraza del Caballo Blanco. Incidencias: Mucho público, terraza llena y varias filas de gente de pie. Razkin (guitarra y voz), Mikel Fagoaga (batería), Raúl Serrano (bajo y coros), Joserra Mitxelena (guitarra)
La mala noticia es que no pudimos disfrutar de las canciones de los No More Blues, que se cayeron del cartel a última hora de manera imprevista. La buena, que en su lugar actuó Razkin, proyecto en solitario de Pedro Fernández Razkin (anteriormente en proyectos como Mr. Fylyn o La Fuga), que se encuentra ahora mismo presentando en directo su segundo disco como solista, de título homónimo. Después de tantos años, tantos conciertos y tantas canciones, el sello de Pedro es bien conocido y apreciado por muchos: impronta rockera y sonido contundente, pero, también, un incesante e imperecedero latido melódico que late en todas y cada una de sus composiciones.
Razkin y los suyos comenzaron fuerte, enlazando dos temas, La estación y Cara o cruz, en las que ya mostraron la densidad de su sonido, guitarrero y sólidamente engarzado. En los primeros compases no se escuchaban bien las voces, pero los técnicos solventaron con rapidez la incidencia. Continuaron con uno de los cortes más emotivos de su repertorio, Mata Hari, dedicado a su amigo Oliver Sanz de Galdeano, tristemente fallecido en 2015. Fue en la siguiente, Huracán, en la que el público se desprendió de la poca vergüenza que le quedaba, cantando los estribillos a coro mientras Pedro se lucía con un solo de guitarra desde el borde del escenario, espoleando con gestos a la audiencia.
Fue ese el comienzo de un nuevo nivel de intensidad, que subió un puntito más con la muy guitarrera (como todas) y tremendamente melódica también (de las que más) Maldita, y llegó al máximo con La leyenda del tiempo, versión del clásico de Camarón de la Isla con letra de Federico García Lorca, a quien dedicó la canción. Tras el subidón de adrenalina, acometieron un tramo más acústico y relajado con la bella Si se quiere se está y el medio tiempo de Que nadie apague tu luz, una canción que es un grito en favor de las mujeres maltratadas.
Acabado el valle, comenzó de nuevo la ascensión, y el cuarteto lanzó un demarraje seco y violento con Hostal, que volvió a caldear el ambiente a base de guitarrazos. No bajaron el ritmo en un buen rato; en este nuevo crescendo, destacó especialmente Me quiero vivir, su single más reciente, que cuenta con un riff de esos que levantan a un muerto. Otras que sobresalieron fueron Normalidad, nuevamente con el público muy implicado y haciendo los coros, y Polizón, en la que Pedro bajó a tocar su guitarra entre las mesas de la terraza.
Llegaron después los bises, que se iniciaron con Banderas, uno de los muchos temas que compuso para su anterior banda, La Fuga. Público y músicos se llevaron mutuamente en volandas hasta la meta con Pídemelo otra vez, versión de Barricada dedicada a Boni, Malabares y Sucia poesía. Siempre es un placer disfrutar de la música de Razkin, un artista que representa como pocos en Pamplona la actitud, la ética y la estética del rock’n’roll. Cuando la actuación tiene lugar en un escenario tan mágico como el del Caballo Blanco, el disfrute es mayor todavía.