Apenas había abierto mis ojos cuando escuchó por la radio que la indomable voz de María Jiménez se había apagado. Un icono de la música de este país, símbolo del feminismo que plantó cara a la violencia de género con su famoso ‘Se acabó’. Ha fallecido la folclórica a los 73 años de edad en su casa de Triana junto a los suyos. La artista llevaba tiempo alejada de la vida pública y luchando contra dos cánceres, uno de garganta y otro de pecho. Cabe recordar que en 2019 estuvo varios días en coma después de una operación intestinal.
Pero hablemos de ella, de María. Nadie le ha cantado con tanta verdad al despecho. Ella se dejaba el corazón y la garganta en sus espectáculos, porque contar su mal querer le salía muy bien. Otros lo han intentado, pero como ella ninguna.
Se convirtió en un mito erótico en la década de los 70 y revolucionó los escenarios con su melena rubia. Cantó a Sabina y resurgió como el ave fénix. “Se acabó”, aún me retumba en mi mente el rugido de su voz marcando un antes y un después en todo aquel que con el corazón partido escuchase la maravilla de sus palabras. “Porque yo me lo propuse y sufrí” , admitiendo que se puede salir del pozo de la violencia de género aunque traiga mucho sufrimiento a las espaldas. Y ahora el mundo de muchas mujeres es otro. Dando voz a muchísimas personas que no se atrevían a dejar a sus parejas pensando que no serían nada sin ellas. Porque, ¿cuántas hemos entonado a viva voz ‘Se acabó al terminar una relación en la que ya no aguantabamos más? La música nos acompaña a lo largo de nuestra vida y nos respalda en los momentos que más lo necesitamos.
Ella sufrió la violencia de género en sus propias carnes. Pero que se permitió ser una víctima imperfecta, deslenguada, procaz y descarada. La de veces que se interrogó socialmente sobre su separación de Pepe Sancho. “Pobre aprendiz de brujo que escupe al firmamento”, así cantaba la artista haciendo referencia a ese amor que no se merecía en su vida.
La voz de María es una de esas. Incluso se ha convertido en himno y hashtag patrio en defensa de Jenni Hermoso. Quizá ese sea su mejor legado. Ella decía que “cantaba con el coño”. Algunos la tachaban de mal hablada. Una mezcla de arrebato y poética deslenguada. Con sus palabras y canciones, María Jiménez nos enseñó a ser tan guapas, tan listas y que nos merecemos un mundo más amable y más humano, menos raro.
