La afición a la música le llegó de pequeño, por su familia.

Sí. Mi padre se dedicaba a la electrónica y le gustaba mucho la música. A mis abuelos, también. Teníamos una gramola y siempre había música puesta. Sonaba zarzuela, música clásica… y muchos tangos. De ahí viene mi afición. 

Pero usted escuchaba muchos estilos. De hecho, le empezaron a llamar El gorila por una versión que hacía de Brassens.

Escuchaba un poco de todo. Zarzuela, música clásica, coplas, flamenco, tangos… Es lo que sonaba en casa. Y me quedé con los tangos. Me llamaban El Gorila porque cantaba una canción de Georges Brassens, Le gorille, y un chaval me empezó a llamar así.

En esos años casi todos los grupos tenían influencias anglosajonas. ¿No le gustaba esa música?

También escuchaba a Los Beatles, Led Zeppelin, La Creedence… En los guateques que hacía mi primo sonaban esas cosas y me gustaban. Oía un poco de todo.

El comienzo de Malevaje fue bastante casual.

Yo cantaba tangos desde pequeño, pero con dieciséis o diecisiete años empecé a comprender las letras y ese fue el momento en el que ya me quedé enganchado. Cantaba tangos con los amigos, cuando nos juntábamos, les cantaba a las chicas… Un amigo tenía una sala, El Salero, y me propuso cantar en su bar. Lié a los amigos músicos que tenía: Edi Clavo (Gabinete Caligari), Fernando Gilabert, Ramón Godes (Los Coyotes)… Tocamos dos días en El Salero, gustó, nos volvieron a llamar… Edi estaba en DRO con Gabinete y les invitó a un concierto. Les encantó, nos ofrecieron grabar y ahí se lió la cosa. Hasta hoy, que han pasado cuarenta años.

Poco después entró Osvaldo Larrea, músico argentino que tocaba el bandoneón. Fue muy importante para la evolución del grupo, ¿no?

En el segundo disco, Margot, conocimos a Osvaldo. Se quedó alucinado de que unos jóvenes españoles cantasen tangos, porque en Argentina eso no pasaba, se asociaba a la Junta Militar, igual que pasó aquí con la copla, que se identificaba con el franquismo. Por eso a él le impresionó lo que estábamos haciendo. Un conocido nuestro lo trajo al estudio y le propusimos que grabase un par de temas con nosotros. Luego le ofrecimos que viniese con nosotros de gira. Al final, estuvimos siete u ocho años trabajando juntos. Con Osvaldo fue cuando empezamos a hacer el tango más correctamente. Él tenía una habilidad especial porque no influyó en nuestro estilo, se adaptó, pero nos enseñó a hacer las cosas bien.

“Nada más salir del franquismo, donde no nos llegaba nada, el público estaba muy receptivo a todos los estilos”

En aquellos años, Madrid se había pintado el pelo de colores, era la época de la Movida, pero ustedes apostaron por lo clásico.

Claro. Hablamos del año 84, el próximo febrero cumpliremos cuarenta años como grupo. Era la Movida madrileña y todos los grupos eran de pop y de rock. Nosotros nos descolgamos con los tangos. Nuestro sonido también era un poco moderno, porque las influencias de nuestros músicos también tenían mucho de rock; hacíamos una mezcla entre los tangos y el rock.

Compartían músicos con Gabinete Caligari y Los Coyotes, las fotos se las hacía Alberto García-Álix, grabaron para sellos como 3 Cipreses y DRO… Estuvieron en el epicentro de la Movida y, a pesar de la diferencia de estilos, tenían buena relación.

Teníamos muy buena relación, sí. Y el público se interesaba por todo. Acabábamos de salir del franquismo, donde no nos llegaba nada, y en ese momento la gente estaba muy receptiva a todos los estilos. Tampoco hacíamos tangos al estilo tradicional, sino a nuestra manera. Esa fue la clave del éxito de Malevaje en aquellos años.

Imagino que por entonces no tenían ninguna pretensión de profesionalizarse, ni mucho menos de durar cuarenta años con el grupo en activo.

En aquella época no teníamos ninguna idea de continuidad. Grabamos un mini elepé con DRO, hicieron una tirada pequeña, mil discos, pero se vendió enseguida. La segunda edición, ya de más copias, se siguió vendiendo y ya nos propusieron firmar un contrato. Ahí nos profesionalizamos, ya nos dimos cuenta de que estábamos metidos en el negocio.

También tocaron en el extranjero, sobre todo en Francia.

Fue también por casualidad. Había por aquí unas chicas francesas que eran promotoras de conciertos en Francia. Les gustamos y nos propusieron hacer una gira por Francia. Dijimos que sí, fuimos y tuvimos mucho éxito. Nos anunciaban como “tango rock de la Movida”. Estuvimos yendo varios años y nos fue muy bien. Hicimos los festivales más importantes. Se editaron varios discos de Malevaje en Francia, tocamos bastante. Estuvimos en Suiza, también. Pero todo fue un poco casual.

En los noventa hubo un cambio generacional y casi todos los grupos de los ochenta lo pasaron mal. ¿Cómo lo llevaron ustedes?

En los noventa trabajábamos mucho. Como dicen los argentinos, como el tango nunca está de moda, siempre está de moda.

“Mucha gente joven conoció el tango por nosotros; se lo acercamos en una época en que se consideraba la música de los abuelos”

A partir del 2000 sus discos se han espaciado más, pero el grupo nunca ha dejado de existir y ha seguido actuando.

Siempre hemos estado en activo, sí, pero ahora grabamos menos. Cuando estábamos en DRO teníamos que hacer un disco por año, que era un burrada, pero era lo que hacían todos los grupos de entonces. Después empezamos a tomarnos más tiempo para grabar.

Malevaje ha sido la puerta de entrada hacia el tango para mucha gente en España.

Sí, claro. La gente joven de aquella época conoció el tango por nosotros. En aquellos años, el tango era como la música de los abuelos y nosotros lo acercamos al público joven.

De algún modo, ustedes y otros grupos como Los Coyotes o Radio Futura fueron pioneros de lo latino, que ahora es el estilo hegemónico.

Nosotros con Los Coyotes teníamos mucha relación, compartíamos músicos y local de ensayo en Tablada 25. Éramos muy amigos. Luego Los Coyotes empezaron a hacer cosas más latinas, dejaron un poco el rockabilly. Ahora lo latino es lo que prima, totalmente.

Y después de cuarenta años de carrera, ¿cómo ve la situación de la música? ¿Estamos mejor o peor que antes?

La música está viviendo un momento complicado. Hay una serie de músicas y de ritmos que están por todas partes. El reggaetón lo ocupa todo ahora mismo, pero yo creo que son momentos y que pasará. El reggaetón se quedará, pero no copándolo todo, como ahora.

Vienen a Pamplona con la gira A corta distancia. ¿Qué vamos a encontrarnos en Zentral?

Esta es una gira que nos planteamos para salas de conciertos, estamos mucho más cerca del público que en los teatros o en los grandes escenarios. Hacemos tangos y también temas que no son tangos, pero que nos gustan mucho: boleros, chanson francesa… Son actuaciones muy íntimas y la gente se lo pasa muy bien, la verdad. Tenemos mucho curro este año, estamos trabajando un montón. En pequeñas salas, pero con muchas fechas por delante.