Normalmente, ¿dónde vive? ¿En España o en Italia? ¿O ya ni lo sabe?

Pues mira, hoy me han llamado prontísimo por la mañana, no sabía ni dónde tenía el teléfono, tenía las persianas bajadas y no encontraba nada; pensaba que estaba en la habitación de un hotel, no sabía ni llegar al baño. Cuando me he levantado me he dado cuenta de que estaba en mi casa (risas). Para que veas… Ahora estoy viviendo en Segovia, aunque este año lo he pasado en Italia. Venía una vez al mes o así. También estoy bastante tiempo en Madrid… Pero diría que vivo en Segovia. Aquí estoy tranquilito, con mi chimenea. El descanso del guerrero, que le llamo yo (risas).

Ha hecho punk, rancheras, canción italiana… Con razón le llamaban ‘El Rey del Vodevil’.

Me llamaban El Rey del Vodevil por no tener prejuicios a la hora de cantar lo que quisiera, aunque estuviese fuera de las corrientes musicales del momento. Me he pasado a la música italiana, pero con mi manera de hacer música, con mis letras, mi ironía y mi punto personal.

Ya en los Huajolotes hacían una versión de ‘Felicità’, de Albano y Romina Power.

Sí. Así empecé cantando en italiano, que no tenía ni idea. Siempre me ha gustado hacer versiones, cambiar las letras, inventarme los idiomas… Así he aprendido a hablar italiano, ha sido un proceso interesante de un montón de años. Cuando fui a Italia no sabía nada de italiano. Me preguntan si hablo italiano y les respondo que hablo “itañolo” perfecto, que lo he inventado yo (risas). Lo importante es hacerte entender allá donde vayas, y aprenderte las palabras clave. Lo primera palabra que tienes que aprender en cualquier idioma es “perdón”, porque seguro que vas a meter la pata un montón de veces.

“Etiliko Romantiko’ es un disco que define bien mi personalidad, como bien dice el título. Refleja mi manera de ver las cosas y lo que siento”

Las canciones de Kojón Prieto se siguen recordando, de hecho en diciembre hacen un homenaje a Gavilán en la Tótem y volverán a sonar. ¿Por qué cree que han perdurado?

No lo sé. Hay música que termina siendo parte del folclore popular de Navarra, de Euskadi y de un montón de sitios. No sé por qué han perdurado, fue una etapa muy intensa. Supongo que las canciones llegaron a la gente en el momento justo y que le hacen bailar, tienen su punto festivo, conectan, son sencillas y salen del corazón. Yo sigo cantando Carcelero en todos los conciertos. El otro día hice un concierto con Manu Chao y cerramos también con ella. De hecho, Manu está cerrando todos los conciertos de la gira que está haciendo ahora con Carcelero.

¿Cuando creó el proyecto de Tonino Carotone ya tenía pensado trabajarlo en Italia?

Yo tenía en mente convertirme en un cantante de locales pequeños, llenos de humo, cosa que ahora ya no se puede. Quería tocar en antros, como se tocaba antes el jazz. No me imaginaba llegar a Italia de aquella manera, siendo número 1. En realidad, sigo haciendo lo que había planeado, con la diferencia de que en países como Italia, Grecia, Chile, Argentina o México tengo otro público y toco en sitios mucho más grandes, en festivales, en teatros… Cuando empecé con Tonino Carotone me fui a Barcelona buscando cambiar un poco de aires, y de ahí tenía Italia a un paso. Además, en Italia ya había un grupo, Arpioni, que cantaba canciones de los Huajolotes. La primera vez que fui, fue para cantar algunas canciones en un disco suyo. Tocaban una versión de Insumisión, la hicieron popular allí.

¿Cómo es su público allí? ¿Es un artista comercial? ¿O se mueve en un circuito más alternativo?

Tengo ese punto popular, soy bastante más famoso que aquí, pero mantengo esa connotación alternativa. Nunca me he considerado un artista comercial, de hecho tampoco salgo en las grandes cadenas musicales. Lo mío fue un caso extraño, porque fui número 1 saliendo mi canción de una radio alternativa, no comercial, Radio Popolare. Presenté el disco allí y en dos semanas era número 1 en toda Italia. Eso no había pasado nunca y creo que no ha vuelto a suceder. Luego también tengo una proyección distinta, pero entienden bastante más mi música y mi personaje tal cual es.

“En Italia tengo más fama que aquí, pero mantengo esa connotación alternativa. Nunca me he considerado un artista comercial”

Viene a presentar su nuevo disco, ‘Etiliko Romantiko’, que creo que le define muy bien.

El disco me define, como bien dices. Es un disco sincero, tiene letras profundas, otras menos profundas… Tiene versiones de canciones que me han acompañado durante toda mi vida. Colabora Gino Paoli, que ya con los Huajolotes hacíamos su Sapore di mare, la grabé en el primer disco, de hecho. Nos conocíamos y siempre nos hemos tenido un respeto mutuo. Hay más colaboraciones, casi todos amigos míos. Hay canciones mías, adaptaciones… Lo he hecho con mucha libertad, sin prisa. Lo he grabado en Italia, he estado concentrado allí un montón de tiempo. Es un disco que define bien mi personalidad, como bien dice el título. Refleja mi manera de ver las cosas y lo que siento.

Hay dos versiones de su gran himno, ‘Me cago en el amor’. ¿Por qué?

Es fácil de explicar. Hacía tiempo que quería hacer una versión de este tema, que es el que ponen en todos los lados. Me propusieron hacerla en plan tarantela, concretamente como la hacen en el sur de Italia, y está grabada con una banda de gente mayor, que ensayan en barberías, se juntan para tocar allí. A diferencia de la versión original, este tema lo hicimos solo con instrumentos de cuerda, salvo una tuba, que en realidad no es una tuba. La tuve que cantar yo vocalmente porque el que tocaba la tuba no estaba muy fino; acabé haciéndola yo con la boca en plan fonema. La canción dura seis minutos, y hemos hecho también una versión corta, más radiable.

“Etiliko Romantiko’ es un disco que define bien mi personalidad, como bien dice el título. Refleja mi manera de ver las cosas y lo que siento”

¿La banda de esta gira española es la misma que le acompaña en Italia?

No. Cuando me muevo toco con músicos locales. Ahora no es el momento de viajar con toda la banda, no llega el presupuesto de casi nadie. Es muy caro, aviones… Los músicos también tienen sus compromisos allí. Estoy tocando con unos músicos muy buenos de aquí, de España. Son los músicos de Piluca Aranguren, que canta boleros con ellos. Se los he cogido prestados. Tenemos un americano, un suizo, un español… El batería es el hijo de Pablo Novoa, que fue mi primer guitarrista cuando empecé. Nos enteramos de casualidad, lo que son las cosas. Son muy buenos músicos y tenemos una relación muy familiar, suena muy bien. En Italia llevo una banda más grande, con vientos y demás. Con cada banda suena distinto, y creo que eso enriquece la propia música.

¿Y cómo llegan al concierto de Pamplona?

Llegamos ya muy rodados, hemos hecho bastantes conciertos. Concierto a concierto, la banda siempre mejora, así que llegamos con una calidad especial. Yo también estoy fino, sonamos muy bien y me siento muy a gusto. Lo importante es conectar con el público, y eso también lo estamos logrando. Hay mucha complicidad y en Pamplona será mayor todavía, porque la gente ya me conoce… ¡para lo bueno y para lo malo! (Risas).