El Museo de Navarra presentó el jueves la publicación Cool-Jazz, en torno a la figura del fotógrafo pamplonés Pedro María Irurzun, en una rueda de prensa a la que acudieron el director general de Cultura, Ignacio Apezteguía; la autora de la publicación, Celia Martín; la directora del Museo de Navarra, Mercedes Jover y Camino Brasa, directora de la editorial La Fábrica.

Este libro, que recopila 59 de las fotografías más representativas de Irurzun, es la tercera edición de la colección PhotoBolsillo dedicada a un fotógrafo navarro, siendo las anteriores Hortus Conclusus, publicada en 2021 en torno a Lydia Anoz, esposa de Irurzun y Una mirada esencial, con trabajos de Nicolás Ardanaz. Esta colección editada por La Fábrica, que cuenta ya con 123 volúmenes, busca divulgar las imágenes de los más grandes de la fotografía en el Estado. Lo hacen, además, a nivel mundial, ya que los libros de PhotoBolsillo son bilingues en inglés y castellano.

Cool-Jazz comienza con un texto que reivindica la figura de Pedro María Irurzun a todos los niveles. Apezteguía afirmó en la presentación que Irurzun fue un “pionero” que “introdujo la modernidad a la fotografía navarra y rompió la manera de mirar hasta ese entonces”. Por su parte, Celia Martín declaró que el artista tenía “un estilo visual absolutamente reconocible, de un nivel técnico y estético a la altura de los grandes referentes” y que su obra “cruza transversalmente los elementos de la estética fotográfica del periodo”.

Irurzun trabajó diversos géneros fotográficos a lo largo de su carrera. Como amante de la velocidad, durante la década de los años 30 se dedicó al reporterismo deportivo y cubrió carreras ciclistas y accidentes automovilísticos. Además, fue el “retratista oficial” de cualquier autoridad que pasara por Pamplona. Como melómano, su círculo cultural le permitió tener contactos con numerosos referentes culturales y artísticos y retrató a músicos. También trabajó en la década de los 50 la fotografía de moda

“Su trabajo más estándar y menos personal eran los retratos, pero incluso en esos, su carácter es marcadísimo. Intentó hacer su trabajo dejando su impronta personal”, destacó Martín, que considera la publicación de este libro como una especie de “justicia poética”. Su temprana muerte, debida a una enfermedad pulmonar, dejó lo que ella considera una “carrera congelada” con un enorme potencial. “Es un fenómeno extraño contar con una pareja de artistas colaborando sin contaminarse en esa sociedad de los años 40”, dijo, con respecto al matrimonio de Irurzun con la fotógrafa Lydia Anoz.

Autorretrato de Pedro María Irurzun. Cedida

La fotografía de Irurzun es estrictamente artística, de creación, algo que en la época era muy arriesgado. Sin embargo, el artista consideraba importante el atreverse a crear y fue muy consciente de que había que reivindicar espacios para una fotografía de creación libre, por lo que fue uno de los principales promotores de la creación cinematográfica y fotográfica de Navarra. “Fue capaz de trasladar y mantener la tradición de los años 20 y 30 a los años 40 y 50”, resaltó Martín, que añadió que Irurzun “fue militante para crear sociedades fotográficas y recuperar eso que se había perdido durante la Guerra Civil.

Desde La Fábrica agradecieron la labor que realizan en el Museo de Navarra, cuya fototeca reúne varios fondos artísticos, para que se conozcan los fotógrafos navarros. “Es maravilloso que la colección siga viva y podamos incluir autores de interés como Irurzun”, manifestó Camino Brasa.

Por otro lado, Celia Martín afirmó que “colecciones como estas ayudan mucho a las instituciones a trabajar”. Destacó también el papel fundamental del patrimonio fotográfico, al que llamó “el patrimonio visual del siglo XX”.