A una semana del arranque el festival, ¿cómo se viven estos momentos? ¿Qué se cuece ahora de Pamplona Negra?

Ahora estamos en los momentos más tensos, más incluso que durante el festival, porque estamos dando los últimos toques, comprobando que no falte nada y todo está en su sitio, que todos los invitados tienen los billetes, las habitaciones están reservadas, que todos los libros están su sitio... Que todo esté, como dijo aquel, atado y bien atado, y luego ya solo quede disfrutar de la semana.

Pamplona Negra cumple diez años, un número redondo. ¿Cómo valora la evolución del festival?

La evolución ha sido constante, no ha habido ningún cambio drástico, ningún salto tremendo. Empezó siendo de martes a sábado solo por la mañana, terminaba en la comida; después se cogió un día más, empezando en lunes, añadimos mesas redondas y programación el sábado por la tarde, se abrió a la ciudad, primero a las bibliotecas de Pamplona y ahora también a las de la comarca e incluso a tres de fuera, ya han participado Castejón, Leitza, Tafalla... La evolución ha sido constante, a mayor apertura, mayor atracción de público, más días de programación... Desde que yo estoy de directora lo primero que hicimos fue ampliar un día, coger el lunes también, fue una apuesta y salió fenomenal. Empezamos con las rutas teatralizadas, fenomenal, se agotan las invitaciones en dos horas, es una barbaridad. Mantenemos cosas porque funcionan: El crimen a escena, la comida, la cita gastronómica en el Hotel Tres Reyes es un éxito cada año, nos da igual cuántos tickets sacar, cien, doscientos, se agotan. El crecimiento del festival ha sido natural, como si fuera un ser vivo.

“La novela negra quizá es el derecho a la pataleta, lo que nos queda en una sociedad aburguesada que ya no protesta en la calle”

Esta edición mira a sus orígenes, ¿de qué manera van a estar presentes?

Están por doble partida. Primero, porque desde que empezamos a organizar esta décima edición yo he contado a mi lado con Carlos Bassas, primer director y fundador, para que se encargara de ciertas partes del festival. Él por supuesto va a moderar la primera mesa redonda en la que recuperamos a algunos de los primeros autores que estuvieron el primer día de la primera Pamplona Negra: Víctor del Árbol, Eugenio Fuentes, Paco Gómez Escribano, Santiago Álvarez... nos va a faltar Alexis Ravelo, a quien tendremos en el corazón... Vamos a arrancar con ellos. Así éramos, así somos, qué ha pasado en estos diez años, cómo han cambiado ellos, cómo han cambiado sus obras, cómo hemos cambiado nosotros, que ellos también nos juzguen; estuvieron hace diez años, alguno no ha vuelto en estos diez años, entonces que nos miren y nos digan: ¡guau!, o no, o estabais mejor hace diez años (ríe). Que valoren ellos.

Esta edición tendrá la mirada puesta también en el futuro, ¿cómo lo ve para el festival?

Mínimo, mantenernos como estamos, es decir, buscando crímenes a escena que sean sorprendentes, manteniendo la calidad de las mesas redondas, de los autores y autoras que nos visitan, que tengan no solo buenas novelas sino también un discurso interesante, que no sea solo una promoción de libros sino que al público le interese lo que tengan que contar y los conozcan desde otro ámbito, o bien por su profesión, personalidad, experiencias, conversación... pero que vayamos más allá de las páginas de ese libro. De hecho traemos autores que no tienen una novedad este año y nos da igual, lo que nos interesa es su obra, su persona. Tenemos la ventaja de que, como no dependemos de las editoriales para organizar la semana negra, podemos permitírnoslo. Traemos a quien queremos, a quien creemos que tiene calidad, que encaja en el tema propuesto para cada edición y cuya presencia creemos que el público va a agradecer.

“Pamplona también es una ciudad con su lado oscuro, con sus delitos y juegos de poder;aquí se cometen pocos crímenes pero se cometen”

¿El mayor reto cada año es sorprender y que el festival no resulte repetitivo? Ese sería el riesgo, ¿no?

Sin duda. Sobre todo a nivel crimen a escena, ten en cuenta que son cinco crímenes a escena cada año. Son muchos. Bueno, pues no hemos repetido ni uno hasta hoy. El reto es sin duda innovar y sorprender, y que el público venga cada año a conocer cosas nuevas. Lo bueno que tiene es que la gente que está en el escenario son profesionales de verdad, son policías, criminólogos forenses de verdad, y cuentan casos reales. Eso tiene un atractivo tremendo. Los audios, los vídeos, las fotos que se proyectan son reales. Eso no lo encuentras en ningún sitio.

De la edición de este año, ¿qué es lo que cree que más va a sorprender?

Todo en general. Traemos autores y autoras de primer nivel, va a haber sorpresas casi a diario que no podemos desvelar todavía. El sábado va a ser la gran fiesta final del décimo aniversario que yo recomiendo a todo el mundo que por favor no se lo pierda porque va a ser muy especial.

¿Se puede adelantar algo?

No (ríe), no puedo adelantar lo que va a pasar en Baluarte.

“La ciudad vio crecer a la novela negra, y es el escenario perfecto para cualquier crimen; queríamos colocarla en el podio que se merece”

¿Y en la fiesta en Zentral? Va a contar con una Writers Band...

Sí, hemos montado una Writers Band, una banda de escritores de género negro que se llama Simpathy For The Noir, en honor a los Rolling Stones. Tocan sobre todo temas de rock; no han tocado nunca juntos, están ensayando por internet... ¿qué puede salir mal?

¿Y quiénes forman esta banda?

Son Santiago Álvarez, escritor y director de Valencia Negra; Mikel Santiago, de todos conocidísimo, de Bilbao; el batería que se llama Galder, que es el único que no es escritor, no encontrábamos ninguno que fuera batería; y Pedro Feijoo, escritor, invitado nuestro el año pasado y antiguo bajista de Siniestro Total. Creo que con ese curriculum... Ellos han hecho una playlist que durará más o menos hora y media y que pondrán en escena en Zentral, yo los he oído tocar y de verdad que va a ser un pelotazo. Todavía quedan entradas. Y luego haremos fiesta con un cóctel, algo para cenar y picar, con más música...

Susana Rodríguez y, de fondo, el cartel de esta décima edición de Pamplona Negra, en el exterior de Baluarte.

Susana Rodríguez y, de fondo, el cartel de esta décima edición de Pamplona Negra, en el exterior de Baluarte. Iban Aguinaga

Este año no hay país invitado, o según se mire, todos los países están invitados porque el leit motiv es la ciudad, un ente que, como dijo en la presentación, supera cualquier país. 

Sin duda. Además la ciudad vio nacer a la novela negra. Los primeros autores que empezaron a escribir en los años 20 del siglo XX en Estados Unidos fueron los que sacaron a la novela policial que escribían los ingleses de las grandes villas y la campiña inglesa y la pusieron en las ciudades, en los suburbios, en los callejones. Ahí están nuestras raíces, de ahí bebemos todos los que hacemos noir, tanto en el cine como en los libros. Así que queríamos volver a colocar a la ciudad en el podio que se merece, y aunque ahora hay noir rural, noir de todo tipo, la ciudad sigue siendo el escenario perfecto para cualquier crimen, sin duda.

¿Pamplona también tiene su lado oscuro como ciudad?

Seguro, sí, sí. Aquí se cometen pocos crímenes pero se cometen. Y ten en cuenta que somos seres humanos, todos tenemos una cara A y una cara B, y somos grises, nadie es blanco, nadie es negro, todos somos muy grises, y yo siempre he defendido que en un momento determinado y en determinadas circunstancias, todos somos capaces de matar a otra persona, en defensa propia, en defensa de tu familia, en un arrebato... no lo sé, pero yo creo que como seres humanos somos capaces de hacerlo, lo que luego hay que hacer es vivir con ello. Ahí ya entra la mente de cada uno y lo que te identifica como un ser humano empático o un psicópata sin sentimientos. Somos capaces de matar, en las guerras se demuestra, gente que eran informáticos, dentistas, ahora están empuñando un fusil y están disparando y matando. Y no hace falta ir a una guerra. Sí, Pamplona tiene un lado oscuro, sin duda. Hay delitos.

La ciudad da pie a hablar de mafias, juegos de poderes, que quizá en nuestra era no son tan visibles como en otras épocas, pero ahí se tejerán...

No te quepa duda. Los juegos de poder están tan a la orden del día o incluso más que hace unos años cuando, como dices, eran mucho más visibles, que a nosotros nos lo van a contar, en esta comunidad. Pero están, se tejen. Y para el que tiene el poder su principal lucha es mantenerlo y controlar, que nadie le pise lo fregado y que no le toquen el dinero y ganar más dinero. Y si para eso el resto tiene que agachar el lomo, ellos van a hacer que agachen el lomo, y les va a dar igual. Esas luchas de poder a veces son fratricidas, pero son reales.

¿Dónde situaría ahora sobre todo esos juegos de poder?

Tenemos en todos los sitios y a nivel mundial. Sobre todo en la economía, en los bancos, en las grandes empresas... Cita a cualquiera, Telefónica, cualquier petrolera, Repsol, Cepsa, no importa. Están, están. Controlan los grandes gobiernos, que conocen los intereses de esas empresas y saben lo que les conviene, y hay algunos que acatan más que otros las órdenes.

“El festival ha ido evolucionando de manera constante, ha sido un crecimiento natural, como si fuera un ser vivo”

También se va a hablar en esta edición del festival de manipulación de la mente y crímenes inducidos, algo sorprendente.

Sorprendente pero muy real. Hay un caso, en Barcelona, en el que una chica consiguió convencer a su novio de que matara a su propia madre, la madre del novio. A él le han juzgado, está cumpliendo condena, y lo que están intentando es encausarla a ella, pero no hay ninguna figura legal que le acuse de nada, sin embargo ella le indujo. Ella le pedía dinero a él, y él se lo pedía a su madre, y cuando su madre dijo ya no te doy más, ella le indujo a él a quitarla de en medio para heredar, para quedarse con todo. Entonces ella está en su casa pero es la absoluta inductora, ella es la mano. Es una figura brutal. Y hablando una vez con una criminóloga y amiga, Paz Velasco, que sigue este tema y otros de cerca, me dijo: no te lo imaginas. Yle dije: vale, no me lo imagino, nos lo cuentas en Pamplona Negra. Y entonces viene a contarnos cómo manipular a una persona. Fíjate las sectas, gente que a la que le convencen de que se suicide. Es brutal.

Todos tenemos una parte oscura y necesitamos darle rienda suelta, ¿una manera es ésta, siendo espectador o lector de género negro?

Sí, porque estamos a salvo. Tú lees una novela negra, te sobresaltas con los asesinatos, acompañas al detective en la resolución del caso, se imparte justicia, cierras el libro y dices: uff, ya está. Lo mismo con el cine, tú ves una película en la que está todo muy oscuro, muy sangriento, con mucha tensión. Liberas tu adrenalina pero luego tú te vas a la paz de tu trabajo, de tu casa y de tu vida. Yo creo que eso es lo que nos atrae, porque al final somos morbosos y nos gusta ese juego entre el bien y el mal, y pensar en qué lado estaríamos, y esa pregunta que te lanzan: ¿tú habrías hecho esto?, ¿qué habrías hecho tú?, ¿hasta dónde habrías sido capaz de llegar si fueras el protagonista de esta novela? Plantearnos estas cuestiones puede ser interesante, y como mínimo es entretenido.

¿Hay buena cantera de escritores de género negro en España?

Sin duda. Por suerte no hay crisis en la novela negra. Yo cada año leo muchísimas novelas, la mayoría de género negro, y ostras, hay nombres nuevos que te sorprendes y dices: ¿pero tú dónde estabas toda mi vida? Y muchos tienen menos de 40 años. Tenemos una cantera muy buena, con propuestas muy interesantes, que renueva el tipo de género que se está haciendo. No hay más que bucear un poco y escuchar a los demás.

Imagen que anuncia el concierto en Zentral de la Writers Band Simpathy For The Noir, en la fiesta del décimo aniversario de Pamplona Negra. cedida

¿En Navarra también?

En Navarra tenemos una cantera muy interesante, pero por ejemplo este año tenemos a Estela Chocarro, que no es nueva, pero ha escrito una novela que no tiene nada que ver con lo que había escrito hasta ahora y que a mí me ha dejado sorprendidísima. Y la tenemos de invitada este año porque es un novelón con tensión, con una serie de situaciones en las que no tienes más remedio que decir: ostras, ¿yo qué habría hecho?.

Se va renovando la manera de abordar el género. ¿Pero sigue pegado al realismo y la crítica social, eso sigue siendo una constante?

Claro, es una constante y es lo que te obliga a estar siempre cambiando. Por ejemplo, hace quince o veinte años apenas había novelas en las que se utilizaran ordenadores, geolocalizaciones, teléfonos móviles.... Ahora es lo habitual. La novela evoluciona porque evoluciona la sociedad. O eso, o lo que haces es, como Alan Parks, invitado de este año, escribir tus novelas en los años 70: entonces no hay móviles, no hay más que teléfonos fijos, no hay redes, tienes que ir a los tugurios y bares a hablar, conocer a los delincuentes, etcétera. Si tu novela es actual, tienes que usar la actualidad y adaptarte a ella. Entonces a la novela no le queda más remedio que evolucionar, porque nosotros somos diferentes cada día.

¿Hay también una necesidad de hacer crítica social? Porque vivimos un tiempo en que hay motivos de sobra para protestar, pero no hay protesta.

No en la calle, estamos absolutamente aburguesados.

“Este año va a haber sorpresas casi a diario y el sábado 27 la gran fiesta final del décimo aniversario, no hay que perdérsela”

Parece que dándole a un emoticono o un like estamos reivindicando.

Es verdad. Y estamos viendo el mundo explotar, y nuestra sociedad explotar, y nuestros derechos volar, y no hacemos nada. Es sorprendente. Si nuestros padres o abuelos levantaran la cabeza nos iban a correr a zapatillazos, porque estamos perdiendo muchísimos de los derechos que generaciones anteriores, no tan lejanas, consiguieron con sangre, sudor y lágrimas, desde la jornada de ocho horas, salarios dignos, etcétera, y nos lo están volando. La novela negra no es un género amable, y por eso se dedica a hacer esa crítica social. Quizá es el derecho a la pataleta, lo que te queda. Cuando trabajo como escritora yo utilizo mis novelas como derecho a la pataleta, y pongo lo que me molesta... Me gustan esas novelas, que te ponen encima de la mesa la mierda, que te dicen: la sociedad es así, queridos, que tú estás en tu casa viendo Netflix pero lo que hay es esto. Petros Márkaris lo hace con Grecia, hay tantísimos exponentes... Y sí, claro que queremos un caso criminal atractivo, etcétera, pero además, dime cómo estamos aquí, allí. Cómo está la realidad. A mí al menos es lo que me gusta, como escritora y también como lectora.

Ahora que ha hablado como escritora, ¿para cuándo nueva novela?

El 13 de marzo sacaré una nueva entrega de Marcela Pieldelobo, a mí me gusta separar las cosas. Y a final de año también tendré una novela pero es narrativa, va a ser mi primera incursión fuera de la novela negra, estoy muerta de miedo pero creo que puede ser emocionante. Una tentativa.

¿Se sigue viendo a las riendas de Pamplona Negra en un futuro cercano?

En un futuro cercano sí, porque ya estoy pensando en 2025, de hecho tengo ya apalabrados varios crímenes a escena novedosos que estarán aquí.

La trama del festival se teje con tiempo.

Sí, con muchísimo tiempo. Me dejo espacio para sorpresas, pero solemos tener el programa terminado para el verano, prácticamente al 80%. En 2025 me veo haciéndolo porque tengo ideas y me ilusiona y me apetece, es un reto. No sé más allá de ahí. Hasta ahí puedo leer. Luego es ir viendo año a año. No soy imprescindible en absoluto, y seguro que hay gente que tiene la cabeza fresca y que en un momento dado me pegará cuatro tiros, como hice yo con Carlos Bassas, y tomará las riendas y lo hará fenomenal.